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Letras Desnudas

Mario Caballero

El golpeteo a Zoé Robledo Aburto sabemos bien de dónde viene. ¿Pero importa? Para nada. No ha conseguido el objetivo de sus detractores, que no es otra cosa que desprestigiarlo mediante descalificaciones, mentiras, calumnias y difamaciones. Por el contrario, cada golpe ha terminado por fortalecerlo.

Pero nada nuevo hay bajo el sol. Tristemente, así es, ha sido y seguirá siendo nuestra política, donde las ideas, los argumentos y los razonamientos salen sobrando. O mejor dicho, escasean. Siempre será más fácil soltarle un puñetazo al adversario político que confrontarlo con el pensamiento.

El más claro ejemplo lo tenemos en Andrés Manuel López Obrador, el político opositor más ferviente e inteligente que ha tenido México en tiempos contemporáneos, quien siendo candidato presidencial en tres ocasiones fue tildado de todo. Sus oponentes lo llamaron bufón, mentiroso, oportunista y hasta de que era un peligro para México.

En 2018, todas las acusaciones en su contra le hicieron lo que el viento a Juárez. Por un lado, nadie pudo comprobar ninguno de los señalamientos vertidos sobre su persona. Por el otro, sus acusadores carecían de toda credibilidad. Y tras cada imputación, más crecía su popularidad frente a la sociedad.

AMLO creció trabajando con la gente y se fogueó en el debate. Recorrió todos los estados del país, todos los municipios y cada pueblo, donde extrajo las necesidades y problemas de la gente. Esa era su mayor fortaleza. Asimismo, señaló la corrupción, la impunidad y el abuso de poder, y se convirtió en un auténtico crítico del sistema, tanto así que acabó construyendo su propio movimiento político, mismo que lo llevó a ganar la Presidencia de la República.

Frente a ello, ¿qué podían hacer los candidatos del PRI y el PAN en aquella elección? Prácticamente nada. No podían tacharlo de corrupto cuando ellos eran símbolos de la corrupción. Ni de que era “un peligro para México” cuando ellos, a punta de saqueos y desvíos de recursos públicos, acabaron con las esperanzas de los mexicanos, los decepcionaron de la política y terminaron por condenar a millones de personas a la ignorancia, la pobreza y la marginación.

Con todos esos antecedentes, priistas y panistas apelaron a lo único que les quedaba: difamar y calumniar al tabasqueño. Peor todavía, si el PRI atacaba al PAN, López Obrador se fortalecía. Y cuando el PAN contraatacaba al PRI, también.

Pero la gran lección de todo esto es que las campañas de odio no construyen, sino sólo polarizan y confunden a la sociedad, y que la polémica que se escribe en torno a un personaje lo fortalece.

HIJO DE PAPI

Ahora bien, aunque existe una clara diferencia entre el presidente y el director del IMSS, el resultado de la campaña de odio en su contra está teniendo el mismo efecto, es decir, tonifica su imagen.

Decir, por ejemplo, y tal como han venido acusándolo en los medios los sicarios verbales contratados por sus adversarios políticos, que Zoé Robledo es un hijo de papi, que nunca conoció la pobreza y que ha tenido una vida privilegiada, es nomás hacer referencia al estatus económico de su familia, cosa que a la verdad no tiene nada de malo.

Es más, gracias a ello podemos saber que Robledo Aburto es de los pocos políticos de la actualidad que sí supo aprovechar esa situación para prepararse en los mejores colegios del país y del extranjero. Estudió Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y realizó estudios complementarios en la George Washington University, la Universidad Cumpletense de Madrid y la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, de la Universidad de Harvard.

Además, cuenta con una maestría en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se ha especializado en temas de política internacional, procesos electorales, estrategia política y tendencias sociales. También es miembro de la Academy of Political Science y de la International Association of Political Consultants.

QUIEREN MINIMIZARLO

Igualmente han mencionado que en otrora Zoé Robledo formó parte de grupos cuestionables, pero esto es pura y llana difamación, ya que los que lo acusan no muestran pruebas de que haya estado implicado en casos de corrupción o que, peor todavía, se haya beneficiado de ello.

Inclusive, detrás de estos señalamientos es evidente el propósito de ocultar que, a pesar de que es hijo del exgobernador Eduardo Robledo y que por lo mismo vivió, creció y se alimentó de política, hizo “talacha” para convertirse en el personaje que ahora es, alcanzando la titularidad de la institución de salud más grande y fuerte de América Latina, el Seguro Social.

En 2008, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la categoría Artículo de Fondo por la cobertura que realizó para el periódico Reforma sobre la elección presidencial de Estados Unidos. Dicho sea de paso, en 2014 formó parte del Consejo Editorial de la Revista R de este mismo medio.

También colaboró con artículos de opinión para las revistas Este País, Siempre! y Nexos, y estuvo a cargo del espacio de comentarios “Chiapas Siglo XXI” en el Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía.

Picando piedra, en 2010 logró ser elegido diputado local en el Congreso del Estado, y de julio de 2011 a febrero de 2012 ocupó la presidencia de la Mesa Directiva, siendo el diputado más joven en desempeñar este cargo.

En 2012, ganó una curul en el Senado de la República y gracias a que impulsó la campaña Una mujer para la Belisario, la bióloga Julia Carabias fue galardonada con la Medalla Belisario Domínguez después de 20 años en que ninguna mexicana recibiera esta distinción.

En las elecciones de 2018 fue elegido diputado federal por Morena y en diciembre del mismo año, por invitación expresa del presidente López Obrador, se incorporó a la Subsecretaría de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, posición que ocupó hasta mayo de 2019, fecha en que fue nombrado director general del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Y como titular de esta dependencia, Robledo ha logrado grandes avances. Como el programa IMSS-Bienestar, que actualmente brinda atención médica a más de 22 millones de personas sin seguridad social en 30 hospitales que se encuentran ubicados en 24 estados del país.

ÓDIENLO MÁS

Por tanto, a Zoé Robledo se le puede criticar, pero no censurarlo. Sus detractores pueden colgarle los descalificativos que quieran, pero jamás podrán borrar que ha demostrado capacidad y talento en cada una de sus encomiendas, motivo por el que el presidente López Obrador lo tiene catalogado, y cito, como “un servidor público excepcional, un profesional del servicio público, una persona dedicada al trabajo”.

Así que nadie debe llamarse a engaño. Las campañas de odio contra Zoé obedecen a la clara intención de descarrilarlo en la carrera al Gobierno del Estado. Pero sus adversarios, todos estrechos de miras, no se dan cuenta que de tanto golpeteo tan sólo lo han fortalecido.

Twitter: @_MarioCaballero

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