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Letras Desnudas

Mario Caballero

Un joven participante del 68 caminaba por la avenida Insurgentes Sur de la Delegación Coyoacán, muy cerca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su alma máter, donde estudiaba la licenciatura en Psicología. Iba repartiendo folletos del movimiento estudiantil, uno de los episodios históricos de nuestro país que representó un paso fundamental en el cambio democrático de México, exigiendo mayores libertades políticas y civiles, menor desigualdad y la renuncia del gobierno en turno al que consideraba autoritario.

Días antes había platicado con Luis González de Alba, miembro del Consejo Nacional de Huelga, al que le dijo que no encontraba diferencia alguna entre el mensaje de los vendedores ambulantes en el transporte urbano y el de los estudiantes que manifestaban su protesta en los mismos autobuses. No satisfecho del todo con la respuesta de De Alba, pero convencido de los objetivos que buscaba el movimiento, continuó distribuyendo las proclamas entre todo aquel o aquella que se encontraba en la calle.

En eso estaba cuando una patrulla comenzó a perseguirlo. Era de noche. Lleno de miedo, huyó. No quería ser otro de los muchos estudiantes adheridos a la protesta que fueron torturados en las cárceles. Los policías lo persiguieron por varias calles hasta que encontró un zaguán abierto. Se metió y no salió hasta la mañana siguiente. Ese joven era Carlos Hiram Culebro Sosa, quien tras la insistencia de sus padres regresó a Tuxtla Gutiérrez ese mismo día.

DE CUANDO LO CONOCÍ

A Carlos Hiram lo conocí en octubre de 2018, un mes después del fallecimiento de mi padre. Me había contactado para proponerme una entrevista al exgobernador Patrocinio González Blanco Garrido. En ese momento yo sabía poco de él, casi nada a decir verdad, pero acepté con gusto su ofrecimiento.

El día de la entrevista fue Carlos el que me recibió en la entrada de la casa del ex mandatario. Vestía playera tipo polo, pantalón de mezclilla azul y zapatos náuticos en tono chocolate, ligeros y sencillos para utilizar en ocasiones informales. La primera impresión que me dio fue la de un médico que se siente orgulloso de su carrera y de los frutos obtenidos de su profesión.

Ahora que lo conozco un poco más, creo que no me equivoqué, salvo por lo de médico, ya que es un profesional de la psicología que ha dejado una huella importante en las personas que ha tratado en su consultorio (que tuvo que cerrar hace algunos ayeres debido a problemas de salud), en las aulas de clases y en los cursos, talleres, simposios y conferencias en las que ha participado en distintos estados de la República y en el extranjero, como Estados Unidos y Cuba.

SU VOCACIÓN

Confieso que me alegra ser amigo de Carlos Hiram, con él me une la pasión por el periodismo. A diferencia mía, sus textos precisos y concisos apuntan siempre a su vocación más profunda: la prevención de las adicciones.

Esta vocación le nació siendo estudiante de la UNAM. Por eso la tesis con la que se graduó de psicólogo versó sobre el grado de riesgo ante la farmacodependencia en todos los municipios chiapanecos.

De ahí a la fecha ha realizado un trabajo sobresaliente e incansable llevando el mensaje sobre las drogas, ya que está convencido que la difusión de este tema es la mejor herramienta para evitar la proliferación de este cáncer social que ha acabado con la vida de millones de personas en todo el mundo.

Esa vocación lo ha llevado a escribir constantemente en la prensa local sobre el tema de la farmacodependencia, incluso muchas de sus colaboraciones han sido reproducidas en algunos medios nacionales, como la revista Proceso. Asimismo, ha publicado libros como Las Drogas y Mujer y Alcohol. Una cruda realidad, su obra más reciente, en la que en pocas páginas describe un panorama desolador en torno al alcoholismo en las mujeres y menciona, con uso de datos estadísticos, que el consumo de bebidas embriagantes es un grave problema de salud pública que está relacionado con las principales causas de muerte.

Por desgracia, estos libros están agotados, pero se les puede encontrar en bibliotecas públicas y en los acervos bibliográficos de diversos centros educativos. Creo que debe ser un orgullo para él que sus textos hayan sido donados a instituciones educativas y de salud en el estado, pues siendo un material preparado con la intención de democratizar la información que prevenga el consumo de las drogas, que mejor que estén a disposición de todo el público, especialmente entre los jóvenes estudiantes.

Vocación literaria y pasión por la vida se conjuntan en la carrera profesional de Carlos Hiram, quien además de dar cursos, ponencias y conferencias sobre adicciones, participa de manera activa en grupos de doble A, donde lo conocen como el miembro AAA: “Amigo de Alcohólicos Anónimos”. Esto por y a pesar de que nunca ha probado el alcohol y ni el cigarrillo, mucho menos drogas más dañinas.

Y desde hace algunos años ha luchado por difundir información sobre las graves consecuencias que trae la despenalización de la mariguana en nuestro país. Al respecto, dijo en uno de sus artículos periodísticos: “la marihuana no es dañina porque esté prohibida, está prohibida porque es dañina. Está comprobado que en los países donde existe mayor permisibilidad de su ingesta incrementa el número de adictos y, a su vez, los actos criminales, los daños a la salud individual y colectiva y disminuyen la productividad, la cohesión social y familiar”.

EL FUNCIONARIO Y EL ACADÉMICO

A su lucha pedagógica contra las drogas, en el también maestro en Docencia en Ciencias de la Salud se suma su desempeño académico. En la actualidad, es catedrático en Psicología en la UNICACH y en el Instituto Superior de Estudios de Enfermería del Estado de Chiapas.

Pero la vida también le dio la oportunidad de ocupar cargos importantes en la administración pública. Entre los que sobresale haber sido responsable del Sistema Penitenciario de Chiapas durante la administración de Patrocinio González, con quien tuvo una larga  y profusa amistad. Ahí impartió en todos los penales del estado cursos sobre Derechos Humanos a los internos, actividad que le merecieron al gobernador varios reconocimientos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Y fue aquí donde el Gobierno del Estado le publicó el libro Guía operativa para el funcionamiento de los CERESOS del Estado.

También fue dos veces director del Centro de Reclusión para Menores en Conflicto con la Ley, conocido como “Villa Crisol”, periodo en el que escribió “Una tesis de recomendaciones de la CNDH acerca de los centros de reclusión para menores”, que fue financiado por una organización italiana.

LA MEDALLA

Carlos nació en Tapachula, pero todo Chiapas y muchas personas en distintas partes de México reconocen su labor a favor de la niñez y la juventud y su obra en el combate a la narcodependencia y la concienciación del uso de las drogas.

Por eso no me extrañó cuando recibí la noticia de que el gobierno de Tuxtla Gutiérrez lo condecoraría con la Medalla al Mérito Ciudadano “Joaquín Miguel Gutiérrez”, el máximo galardón que otorga el Ayuntamiento capitalino a las personas que han contribuido al desarrollo de Tuxtla y de Chiapas.

Te felicito, amigo mío.

Twitter: @_MarioCaballero

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