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La polémica del circuito interior

Letras Desnudas

Mario Caballero

La polémica que gira en torno a la obra del Circuito Interior, que se tiene pensada construir en una de las zonas más transitadas de la capital del estado, tiene un parecido con la del Tren Maya.

Primero, hay una evidente desinformación. Es decir, se critica lo que se ignora. Todos los personajes y agrupaciones que han mostrado su oposición a la ejecución de este proyecto lo hacen desde el desconocimiento de la complejidad, necesidad y elementos que lo conforman.

Segundo, y no menos importante, el interés político de los detractores. Porque los hay. De otra forma, ¿cómo entender los ataques y el antagonismo desproporcionado en contra de la realización del Circuito Interior “Chiapas de Corazón” que, como dijimos, se parecen mucho a los del Tren Maya?

CHUCU CHUCU

No sé usted, pero a mí me gustaría viajar en tren desde Palenque hasta Cancún. Lo haría en compañía de toda mi familia. Me parece que sería un viaje muy placentero, a la vez de ilustrativo.

Sin embargo, hay gente que ha dicho a rajatabla que este tren no funcionará. Y, entre otras cosas, alega que su construcción afectaría de gravedad al ecosistema y reservas naturales que están en su trayecto.

Esto último no lo discuto del todo, puesto que en toda obra siempre ha habido y habrán algunas afectaciones, tanto ambientales como sociales y económicas. Son costos temporales inherentes de los procesos de desarrollo.

Y es que, si en la edificación de una casa hay que realizar cambios en el terreno, como el retiro de basura, maleza, ramas, eliminación de piedras y hasta el derribo de árboles que daban vida y vivienda a diferentes especies animales, igualmente los tiene que haber cuando se proyecta pavimentar una calle, levantar un puente, construir una carretera o instalar vías para el paso de un tren.

Y esto, sin duda alguna, lo saben los que se oponen al Tren Maya. ¿Sabe qué es lo más ridículo? Que son los que antes no dijeron nada ante los ecocidios perpetrados por otros gobiernos.

Entre los detractores del Tren Maya hay personajes que creen que nacieron para ser obedecidos, para no ser inconformados en sus veredictos. Muchos de ellos son gente que desde hace varias décadas han cobrado generosos estipendios a través de contratos de obra pública, de distribución o de honorarios en cuanta dependencia de gobierno, organismo cultural, educativo, oficina diplomática, secretaría o despacho gubernamental exista. Y que durante ese tiempo respaldaron a los presidentes de la República o altos funcionarios federales.

Estos, en tiempos actuales, se llaman “comentócratas”. Son gente que ha adquirido mucho poder, pero que arrastran la fama de haber desvalijado a empresas académicas y culturales y por haber acabado con el prestigio de periódicos y revistas. También de programas de radio y televisión.

Se presentan como intelectuales, investigadores o escritores, pero en esencia no son más que redactores, locutores, impresores y otrora periodistas orgánicos del sistema. Muchos de estos sobreviven desde los tiempos aciagos de la presidencia de Carlos Salinas. Como Denise Dresser, Pedro Ferriz de Con o Ricardo Alemán.

Por tanto, pregunto: ¿quién se opone al desarrollo? Sólo los insensatos y los que tienen intereses políticos o económicos de por medio.

Por eso, Dresser, Ferriz y Alemán se presentan como los más combatientes opositores del presidente Andrés Manuel López Obrador y el Tren Maya. Pero en el fondo sólo persiguen sus propios intereses.

Denise Dresser, por ejemplo, siempre ha sido una escritora autodefinida feminista, pero íntimamente ligada al poder. Y antes del anuncio de la construcción del Tren Maya no se le conoció una sola intervención a favor del medio ambiente.

Ferriz de Con, por otra parte, le sirvió desde los micrófonos y pantallas televisivas a los expresidentes Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. Y como Enrique Peña Nieto no lo tuvo entre sus voceros, se convirtió en uno de sus más acérrimos críticos. Lo mismo que con el presidente AMLO.

De Ricardo Alemán, ni hablar. Hace algunos años, fue acusado de recibir sobornos por cientos de millones de pesos de gobiernos estatales y el federal.

Y, bajo la pregunta que se ha hecho tradicional en esta época, ¿dónde estaban cuando el exgobernador priista Roberto Borge vendió extensos terrenos de reservas naturales de Quintana Roo a sus familiares a precio de risa? ¿Por qué no dijeron nada por los derrames petroleros en Nuevo León y Tabasco o por el derrame de 40 millones de litros de sulfato de cobre que la minera Buenavista del Cobre dejó caer en dos afluentes importantes en el estado de Sonora, que provocó un profundo daño al ecosistema y a la salud de más de 20 mil personas que tomaban agua de esos ríos?

Para mayor inri, se supo que estos tres comentócratas eran financiados por el empresario Carlos Slim, quien actuó en venganza por perder contratos millonarios por la cancelación del Aeropuerto de Texcoco.

CIRCUITO INTERIOR

Algo similar sucede ahora con la oposición al Circuito Interior en Tuxtla Gutiérrez, donde supuestos grupos ambientalistas alegan la inviabilidad de la obra debido al derribo de árboles que implica la construcción de la obra.

Pero, paradójicamente, no vimos a estos grupos protestando contra las obras de gobiernos pasados que provocaron la contaminación y desaparición de algunos manantiales y humedales en San Cristóbal de las Casas, por ejemplo.

Tampoco demostrando oposición a la tala de miles de árboles en distintas zonas de la región o exigiendo justicia por los daños a la salud de miles de familias de Chiapas ocasionados por la contaminación de ríos, arroyos y terrenos de cultivo por parte de industrias mineras, que obtuvieron permisos por gobiernos como el de Juan Sabines Guerrero.

Esto, en buen castellano, se llama doble moral.

Me arriesgo a decir, sin embargo, que estas supuestas asociaciones ambientalistas están siendo manipuladas por actores políticos y empresariales, mismos que también podrían estar utilizando a los comentócratas locales para generar confusión entre los ciudadanos desde las redes sociales.

Pero algo es claro, esta obra es necesaria ya que propone elevar la movilidad de la zona metropolitana del estado, amén de mejorar la imagen urbana y la conectividad.

Siendo Tuxtla Gutiérrez una ciudad donde de acuerdo con datos del INEGI circulan alrededor de 270 mil vehículos diariamente, obras como el Circuito Interior son necesarias para resolver el conflicto de tránsito que se presentan en zonas específicas, como donde se pretende realizar esta obra que permitirá comunicar el Sur con el Norte, el Norte con el Sur, en la zona Poniente de esta ciudad que ha crecido desmesuradamente durante los últimos 30 años.

Además, este proyecto cuenta con estudios de impacto ambiental y con un plan de reforestación que, entre otras acciones, implica plantar árboles de la región para recuperar la imagen que desde siempre ha caracterizado a esta gran metrópoli.

En fin, reprobable la doble moral con que estos supuestos grupos ambientalistas y actores políticos pretenden frenar el desarrollo de Chiapas y de México.

@_MarioCaballero

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1 Comentario

  • German 28 de marzo de 2023

    Excelente nota, no dejemos que «grupos» antagónicos con intereses políticos se oponen al desarrollo de Tuxtla que ha sido hasta catalogada por una de las peores ciudades para vivir, precisamente por la falta de infraestructura vial y desarrollo urbano. Ya basta de caprichos de unos cuantos, APOYEMOS EL CIRCUITO INTERIOR que sin duda es un detonante que Tuxtla Gtz NECESITA para su desarrollo y movilidad urbana. Sí al circuito interior, SI al desarrollo y modernización de Tuxtla.

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