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Letras Desnudas

Mario Caballero

Pocas cosas me desesperan más en el mundo actual que el valemadrismo de los gobiernos y gobernantes. Como tu vida es tuya, cuídala tú mismo. No me vengas con que la responsabilidad de tu seguridad y tu salud recae en “papá gobierno”.

El valemadrismo gubernamental se trata de un intolerante acto de indiferencia.

Claro que nosotros los ciudadanos somos responsables de nuestra propia vida, de cuidar nuestra salud y velar por nuestro patrimonio y seres queridos. Pero el gobierno y los que lo encabezan están comprometidos con brindarnos las herramientas, el capital humano y administrar eficientemente los recursos públicos para nuestra seguridad y protección desde el primer minuto que asumen el cargo y hasta el instante en que lo dejan. Y lo saben. Son obligaciones propias de su función y de exigencia constitucional.

El tema da para mucho. Sin embargo, lo que quiero destacar es que debido a este valemadrismo han ocurrido muchas desgracias, muchas pérdidas humanas y miles de millones en pérdidas materiales. Esto es visible en los desastres naturales, donde ante la inexistencia de planes y programas de prevención la sociedad queda en indefensión. En pocas palabras, la gente es la que paga los platos rotos mientras la clase gobernante se cruza de piernas recostada en su hamaca.

UNA DOLOROSA LECCIÓN

Si bien los sismos y terremotos no pueden predecirse, los huracanes sí. Como sucedió en 2005 con el huracán Stan, que devastó países centroamericanos, con miles de muertes e incuantificables pérdidas en daños materiales.

Las lluvias de Stan golpearon en Chiapas durante varios días. ¿Y qué hizo el gobierno chiapaneco para salvaguardar la vida de los habitantes? Prácticamente nada, y esto a pesar de que diferentes autoridades federales y la Conagua dieron el aviso oportuno para tomar las medidas necesarias de prevención e iniciar con el plan de evacuación en los municipios.

En Palacio de Gobierno recibieron el reporte con dos días de anticipación, pero hicieron oídos sordos a la advertencia. El entonces gobernador se fue a dormir como si no pasara nada aquel cuatro de octubre. Sus ronquidos fueron los únicos que resonaron en su cómoda habitación en Casa de Gobierno.

Ese día, mientras el mandatario dormía, el huracán Stan dejaba más de 40 municipios damnificados en la región del Soconusco, Sierra y Costa, además de ríos desbordados y un sinnúmero de personas desparecidas.

Del total de muertos, ni hablar. Fueron decenas, según cuentas oficiales, pero pudieron ser cientos debido a que no se rescataron los cuerpos que quedaron enterrados y perdidos en el lodo.

A diferencia del estado de Veracruz, donde las autoridades desalojaron a más de 100 mil personas con la ayuda de las Fuerzas Armadas en las áreas costeras y en la capital, en Chiapas se quedaron dormidas.

En Ciudad Hidalgo, por ejemplo, el puente Rodolfo Robles se vino abajo dejando las vías del tren como la única ruta de comunicación entre Chiapas y Guatemala.

Pero fue en Tapachula donde se padeció el mayor embate de Stan. Para empezar, se desbordó el río Coatán, causando la destrucción de 2 mil 500 viviendas y de todos los puentes de acceso a la ciudad, la cual quedó sólo accesible por aire.

Pasados tres días de lluvias torrenciales, el gobierno de Pablo Salazar comunicó que otros tres ríos también se salieron de sus cauces, destrozando cientos de hogares, más de 20 puentes y diferentes infraestructuras.

Las imágenes que después se difundieron por televisión revelaron el tamaño del desastre: cientos de familias buscando a sus seres queridos entre el barro, gente comiendo sobre el suelo mojado y viviendo en chozas improvisadas de cartón, sostenidas por palos y con techos de plástico.

En fin, no hubo un plan de contención y las acciones que después emprendió el gobierno chiapaneco fueron insuficientes tanto para el rescate de las víctimas como en la entrega de ayuda humanitaria. Una calamidad.

Inclusive, Pablo sigue señalado por la desaparición de 11 mil millones de pesos que la federación destinó para la reparación de los daños ocasionados por el huracán más devastador en la historia de Chiapas.

¿Cuántas vidas pudieron haberse salvado si aquel gobierno hubiera actuado a tiempo? Nunca lo sabremos, pero seguramente las pérdidas humanas pudieron ser menores, mucho menores, como en Veracruz, donde a pesar de lo sucedido tan sólo se registraron 6 muertos. Importante señalar que, de los cuatro estados afectados por Stan, Chiapas fue el que tuvo el que mayor número de fallecimientos y desaparecidos.

El valemadrismo gubernamental fue la causa, primera y última, que dejó enlutadas a cientos de familias en Chiapas en 2005.

CULTURA DE LA PREVENCIÓN

Traigo a cuento esta tragedia por dos razones fundamentales. La primera, por lo valioso que resulta fomentar la cultura de la prevención y, segunda, por las acciones que está tomando anticipadamente el gobierno actual en esta temporada de lluvias y ciclones.

Los expertos definen como cultura de la prevención al esfuerzo por educar en conductas, actitudes responsables y conciencia por la protección del entorno y la vida. El gobernador Rutilio Escandón Cadenas ha hecho de esto una causa común para proteger el patrimonio, la integridad y la vida de la población.

Para esta temporada de lluvias y ciclones, que inició oficialmente el 15 de mayo y que concluirá en el mes de noviembre, hizo un llamado a las autoridades federales, estatales y municipales para llevar a cabo un programa preventivo que incluye la participación coordinada de distintas dependencias, organismos de los sectores público y privado, que serán comandados por el Sistema Estatal de Protección Civil, cuyo objetivo es proteger a la población.

“Es fundamental que hagamos un solo equipo para implementar medidas preventivas a fin de evitar cualquier emergencia, pues la experiencia ha demostrado que ésta es la mejor manera de estar preparados ante los temporales de lluvias”, dijo durante la puesta en marcha de este programa el pasado 28 de abril, 17 días antes de la temporada.

En los municipios se ha comenzado desde entonces con la revisión de drenajes, alcantarillas y drenes pluviales, así como en la limpia de calles para evitar lo más posible los tapones hidráulicos durante las lluvias.

También, para una mayor eficiencia, el gobierno estatal ha dotado de maquinaria a los municipios más vulnerables para los trabajos de desazolve de ríos, arroyos y cunetas; cierre de ventanas, dragados y bordos con los mismos sedimentos, con lo que se busca prevenir desbordamientos que puedan perjudicar a las viviendas y parcelas.

Por otro lado, el Comité Estatal de Emergencias estará en sesión permanente para la atención de cualquier eventualidad.

CAMBIO CON TRANSFORMACIÓN

No podernos cambiar o eliminar los desastres naturales. El territorio chiapaneco se encuentra sobre zonas de riesgo sísmico y es obviamente susceptible de huracanes. No obstante, se pueden cambiar las formas de actuación gubernamental ante estos episodios: apostarle a la cultura de la prevención. Y el gobernador Escandón Cadenas está transformando esto al establecer y mejorar los protocolos de protección civil en todos los municipios de Chiapas, en todas las instituciones públicas y, sobre todo, en la sociedad.

Twitter: @_MarioCaballero

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