La Réplica de Luis Marmolejo (y mi contrarréplica)

Letras Desnudas

Mario Caballero

El miércoles pasado, alrededor de las dos de la tarde, recibí un correo electrónico de Luis Alberto Marmolejo Morales, jefe de Proyecto de Evaluación del Conalep, solicitándome su derecho de réplica, ya que fue aludido en mi columna titulada “Cochi… y bien trompudo”, en la que hice una crítica al director general de dicha institución educativa tras las denuncias de que según ha estado obligando a los directores de los planteles para que viatiquen todos los días, quedándose él con el dinero.

Pues bien, y aunque esta solicitud afecta mi libertad de expresión, trascribiré fielmente la réplica.

LA RÉPLICA

Dice Luis Marmolejo:

            “Estimado Mario Caballero,

Reconozco plenamente su derecho a ejercer el periodismo, y, por ende, su libertad de expresión. No obstante, me permito señalar que en su columna titulada «Letras Desnudas», publicada en el Diario de Chiapas el 10 de septiembre de 2024, se hace una referencia indebida a mi persona, lo cual me ha causado un daño moral.

“El Código Civil Federal, en su artículo 1912, establece que «cuando al ejercitar un derecho se cause daño a otro, hay obligación de indemnizarlo…». Esta disposición cobra relevancia en su caso, ya que en su columna afirma, y cito: «soy el recaudador de esos recursos», en referencia a supuestos viáticos. Dicha afirmación atenta contra mi honor, reputación y vida privada, conforme a lo señalado en el artículo 1916 del mismo Código Civil, que estipula en sus fracciones:

I. Quien comunique a una o más personas la imputación a otra persona física o moral de un hecho cierto o falso, determinado o indeterminado, que pueda causarle deshonra, descrédito, perjuicio, o exponerla al desprecio de alguien;

II. Quien impute a otro un hecho calificado como delito por la ley, si este hecho es falso o si la persona a quien se imputa es inocente;

III. Quien presente denuncias o querellas calumniosas, entendiendo por tales aquellas en las que se imputa un delito a una persona determinada, sabiendo que ésta es inocente o que el delito no se ha cometido;

IV. Quien ofenda el honor, ataque la vida privada o la imagen propia de una persona.

“Entiendo que, en su labor informativa, usted pudo haber sido mal informado por terceros. Por esta razón, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 14.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que establece: “Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y dirigidos al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la ley”, le solicito atentamente lo siguiente:

1. Que se aclare y publique que yo, Luis Alberto Marmolejo Morales, no soy recaudador de ningún tipo de recursos, ya sean en dinero o en especie, y que tampoco participo en actividades que puedan ser consideradas como ilícitas o delictivas.

2. Que en ejercicio de mis derechos, publique esta aclaración en su columna, ya que la información previamente difundida afecta tanto mi reputación pública como privada. De lo contrario, su omisión me seguiría causando un daño moral.

“Confiando en su profesionalismo, estoy seguro de que dará la debida atención a esta solicitud.

“Atentamente, Lic. Luis Alberto Marmolejo Morales”.

DAÑO MORAL, ¿POS DÓNDE?

Con esto he cumplido, entonces, con publicar en este espacio el derecho de réplica solicitado por el funcionario del Conalep, así como con la normatividad al respecto.

Sin embargo, con la misma deferencia que me merece Luis Alberto Marmolejo, le refiero que es pertinente hacer algunos cuestionamientos y aclaraciones relacionadas a su respuesta.

Primero, se entiende que salga a defender su imagen pública y buen nombre, pues es su derecho. Además, que argumente un daño moral causado por mi parte al mencionarlo como supuesto cómplice en un acto a todas luces ilegal.

No obstante, se equivoca al citar mi artículo y al acusarme de difamarlo.

Tal como lo hemos leído en tu contestación, Luis, refieres que yo “afirmé” en mi columna, y citaste “soy el recaudador de esos recursos”, lo cual no es cierto.

El texto en mención dice realmente: “(…) se dice que el principal recaudador de esos recursos es el jefe de Proyecto de Evaluación del Conalep, Luis Alberto Marmolejo Morales (…)”.

Por tanto, no sólo me citas erróneamente y fuera de contexto, sino también parece que lo hiciste con la clara intención de tergiversar o deformar a tu conveniencia lo que escribí.

En ningún momento afirmé nada, pues incluso en los primeros párrafos del citado artículo mencioné que la información provenía de las denuncias de algunos trabajadores del mismo centro educativo para el cual prestas tus servicios, quienes me solicitaron no revelar sus nombres por temor a alguna represalia por parte de Carlos Albores Constantino. Miedo que está justificado al conocer, mediante información pública y publicada, que tu jefe ha hecho del acoso y el hostigamiento laboral un deporte.

Tú mejor que nadie debe estar enterado de los despidos injustificados que se han realizado en el Conalep bajo la supuesta autorización del director general. Como el de Álvaro Cano Salinas, persona con más de 13 años de antigüedad en la institución que fue separado de su trabajo sin razón alguna y a pesar de sus delicados problemas de salud. Con ese antecedente, ¿qué trabajador querría meterse de frente en el camino de Carlos Albores?

Por otra parte, me pides aclarar y publicar que no eres recaudador de ningún tipo de recursos y que no participas en actividades ilícitas o delictivas.

Empero, ¿cómo pretendes que lo haga?

Irónicamente, quieres que confíe en tu palabra y desconozca la información obtenida de diversos trabajadores que refieren de tu presunta complicidad en mencionado acto ilícito. Eso, en buen castellano, se llama oportunismo.

En este sentido, quiero precisar que mis informantes son fuentes confiables.

En contraste, ¿cómo podemos saber efectivamente que no estás recaudando dinero para Carlos Albores?

O bien, ¿qué nos dice que no participaste en las corruptelas llevadas a cabo en la Promotora de Vivienda Chiapas durante el gobierno sabinista, periodo en el que fungiste como director de Concertación Social y Comercialización, donde se denunciaron múltiples desvíos de recursos públicos a través de la realización de proyectos de construcción de viviendas, y tú fuiste líder de varios proyectos?

A ver, sabiendo que colaboraste de manera cercanísima bajo el mando de Amador Rodríguez Lozano en el Instituto de Administración Pública del Estado, desempeñando, entre otros, el puesto de secretario técnico, ¿dinos por qué deberíamos confiar en que no obtuviste beneficios económicos y políticos de las malas prácticas y corrupción presuntamente cometidas en ese periodo por ese viejo político del PRI?

PREGUNTA CONCLUYENTE

Me parece, Luis, que tu solicitud a tu derecho de réplica es una forma retorcida del menosprecio que tienes por la crítica. Por eso si escuchas o lees un señalamiento en tu contra, por menor que sea, lo consideras una ofensa, un acto de soberbia intelectual. Pero te digo, la crítica es, por el contrario, una responsabilidad que debe ejercitarse todo el tiempo y ante todos.

Algo más, sabiendo que siempre has ocupado cargos de segundón, pregunto: ¿me pediste tu derecho de réplica por decisión propia o te lo ordenó tu jefe Carlos Albores Constantino?

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