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Letras Desnudas

Mario Caballero

Le dolió. Más bien, al truhan de Juan Sabines Guerrero le dolieron las críticas que este rotativo y este autor han hecho sobre la corrupción de su gobierno y su reprobable conducta pública. Y le dolieron tanto que después de mucho tiempo de no dar la cara para ese tipo de temas, ha salido a las redes sociales a lamerse las heridas, a tratar de justificar lo injustificable, a decir que los cuestionamientos a su persona se tratan de una traición, de bajezas políticas, de oportunismo.

¿Sabe qué es lo más triste? Que utilizó el nombre de su difunta madre, doña María de los Ángeles Guerrero, para hacer una defensa de sí mismo y de paso aprovechar para lanzarse flores, decir que es honesto, un hombre íntegro, un excelente funcionario público y un hijo amoroso.

Patético. Escudarse detrás de la memoria de su mamá sólo demuestra tres cosas: la primera, que siente temor e ira. Pues correr tras la protección de la madre es el reflejo instintivo de un niño que se encuentra avergonzado o indefenso. En lugar de afrontar con hombría las consecuencias de sus actos, se esconde bajo las naguas de su progenitora, aunque ella sólo exista en la memoria.

La segunda, que no tiene argumentos para debatir y refutar los cuestionamientos en su contra. Y la tercera, que no ha aprendido nada después de haber ocupado varios cargos públicos dentro de una carrera política hecha al vapor, de la que saltó de ser un don nadie a gobernador de Chiapas en alrededor de seis años, y de ahí a cónsul en Orlando, Florida, puesto diplomático que hoy ostenta entre la infamia y la ineptitud.

Pero ¿a qué llama “traición” y “bajezas políticas”?

COMO EL ALACRÁN

Juan Sabines es el típico político que al alcanzar el poder pierde la memoria. Pronto se olvidó de sus años de miseria, de cuando vino a Chiapas proveniente de la Ciudad de México sin un centavo en la bolsa, de cuando mendigaba pan para su familia, de cuando suplicaba por un puesto de trabajo y de cuando muchas personas que creyeron en él le brindaron la mano.

Hoy, descaradamente, lo niega en la carta que le dirigió a su señora madre (q.e.p.d.) a través de Facebook: “No han faltado los insultos a tu memoria por paleros del güero, al que tanto querías, y de un diario de Chiapas, el de una familia que apreciaste y apoyaste mucho, pero así son las traiciones y bajezas en la política, se toman de quien vienen”.

Cínico. ¿A poco no es cierto que entre las personas que lo socorrieron en la pobreza estaban varios priistas que le dieron un puesto en el PRI, para que con el sueldo que ganara pudiera mantener a su esposa y a sus tres pequeños hijos? También hubo algunos empresarios que le dieron dinero para sus gastos, un lugar donde vivir mientras se establecía y hasta lo vistieron. La familia Toledo Coutiño principalmente entre ellos.

Sabines se hace el desmemoriado, pero a su arribo al estado, allá por los años noventa, los hermanos Toledo, a los que ahora acusa, le ofrecieron alojamiento, alimentación y hasta vestimenta. Hoy, el cónsul, su esposa e hijos pueden presumir que compran ropa en las boutiques más exclusivas de Estados Unidos, pero en ese tiempo aceptaron ropa y hasta calzado de segundo uso. Isabel Aguilera, quien en otrora fuera Señorita Tlaxcala, se puso zapatos gracias a esta familia cuando antes no tenía más que sandalias de pie de gallo.

Las cosas como son. Sabines Guerrero no puede alegar traición cuando fue él el que le mordió la mano a los que le dieron de comer. Al igual que la fábula del alacrán que le pidió ayuda a la rana para cruzar a la otra orilla del río, él picoteó a todos aquellos que en su momento lo ayudaron.

El caso emblemático es el del exgobernador Pablo Salazar, a quien después de que lo arropó, protegió, impulsó y logró que Sabines Guerrero fuera su sucesor en el gobierno del estado, éste lo metió a la cárcel bajo acusaciones de peculado, asociación delictuosa, abuso de autoridad, entre otros.

No olvidemos que a muchos otros políticos también encarceló, que otros mandó al exilio solicitando que les giraran fichas rojas de la Interpol y que a la mayoría de los empresarios que lo socorrieron en su tiempo de mayor necesidad los persiguió judicialmente.

Así, pues, ¿quién traicionó a quién?

¿ES MENTIRA?

Por otro lado, ¿es mentira que él hipotecó la vida de tres generaciones de chipanecos? Ahí están las pruebas que esta casa periodística ha documentado puntualmente y que revela que durante los seis años de su administración generó una deuda pública para el estado por más de 19 mil 738 millones de pesos y que dejó deudas con proveedores por arriba de los 28 mil millones. Lo que da un total de más de 40 mil millones de pesos.

Tampoco es mentira que bursatilizó 5 mil millones de pesos del Impuesto Sobre Nómina, que es el principal ingreso del estado, y por el cual creó un fideicomiso por 30 años para pagar el servicio de la deuda. No es todo. Al comprometer la deuda de la bursatilización en Udis, cada administración pagará más por concepto de intereses. El actual gobierno, por ejemplo, pagará alrededor de 3 mil 18 millones de pesos entre 2019 y 2024. Mientras el gobierno que sigue, pagará 3 mil 801 millones, y el siguiente 5 mil 341 millones de pesos.

Tampoco es mentira que disfrazó los registros contables para esconder faltantes, que desvió recursos públicos, que contrató servicios innecesarios, que el 95% de los contratos los otorgó por adjudicación directa, que utilizó empresas fantasma, que dejó obras inconclusas o sin funcionar, que hizo pagos excesivos, que simuló la compra de productos y que toleró aviadores con altos salarios.

Ahí está la auditoría realizada por la consultora PriceWaterHouseCooper (PwC) que da cuenta de ello y que, además, estimó que los pasivos podrían llegar a ascender a los 33 mil millones de pesos y no a los 28 mil millones que el gobierno sabinista reportó a finales de 2012.

Tampoco es mentira que violó la Ley Estatal de Procesos Administrativos al favorecer, entre 2011 y 2012, a 10 empresas con 99 contratos que, en conjunto, alcanzaron los dos mil 401 millones 998 mil 689 pesos. De esto se desprende que las irregularidades consistieron en cotizaciones apócrifas, proveedores con giros distintos a servicio requerido, adjudicaciones a empresas con residencia fuera de Chiapas, compras innecesarias y precios adjudicados superiores al Catálogo Universal de Servicios de Salud.

Hoy, Sabines Guerrero puede decir que es muy honesto, pero según información de la consultora PwC, su administración pagó 263 millones 644 mil 919 pesos adicionales a los montos contratados originalmente a 20 personas físicas y morales y sin que existiera contrato de por medio, es decir, pagó por obras autorizadas “bajo palabra”.

Tampoco es mentira que su familia, la familia de su esposa y varios de sus exfuncionarios de su círculo íntimo se enriquecieron con presuntos actos de corrupción. Pues de acuerdo con las 57 auditorías realizadas entre 2010 y 2011 por la Secretaría de la Función Pública, se desprenden observaciones directas que responsabilizan a varios funcionarios por un monto de 5 mil 618 millones 683 mil 559 pesos.

Entre esos exfuncionarios están, según las mismas auditorías, Nemesio Ponce Sánchez, subsecretario de gobierno; Mauricio Perkins Cardoso, jefe de la oficina de gobierno; Guillermo Romo, responsable de compras y adquisiciones; Carlos Jair Jiménez Bolaños Cacho, secretario de Hacienda; Ernesto Gutiérrez Villanueva, secretario del Campó; James Gómez Montes, secretario de Salud; Salim Rodríguez Salomón, responsable del proyecto de Biodiesel. También los primos de Juan Sabines: Carlos Guerrero y Mayda Guerrero, esta última también implicada en el fraude de la bursatilización del Impuesto sobre Nómina.

… PERO INCOMODA

Dicen que la “verdad no peca, pero incomoda”. Juan Sabines Guerrero podrá decir misa, pero cosa muy distinta es que le crean. Si no puede rebatir los cuestionamientos que le ha hecho este rotativo es precisamente porque están fundamentados. Y tampoco puede ocultar los señalamientos acerca de sus adicciones, que son del dominio público.

Para muestra un botón. Blanca Lilia Calderón Escobar le contestó en la carta que Sabines le dirigió a su señora madre en Facebook: “Cuida tu salud y evita los excesos, y con eso la haces muy feliz”. A lo que un tal Fabricio Alejandro Meneses Pérez dijo: “Así que ya dejé de estarse metiendo coca, porque en una de esas se nos va Juanito. Nada de excesos”.

Antes de seguir victimizándose en las redes sociales, aun escudándose detrás de doña María de los Ángeles Guerrero, el torpe y soez de Juan Sabines debería aplicar aquella máxima de que calladito se ve más bonito. Incluso, si le duele.

yomariocaballero@gmail.com

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