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Letras Desnudas

Mario Caballero

Nada nos gusta y todo nos puede. Somos contreras.

Nos quejamos del intenso calor, pero no queremos que llueva muy fuerte. Nos fastidia que los políticos se roben el dinero del pueblo, pero damos nuestra mochada a los agentes de tránsito para evitar la infracción. Eso, aquí y en China, se llama doble moral.

Bertrand Russell, filósofo británico que acuñó la expresión “doble moral”, afirmaba que la humanidad posee “una moral que predica y no practica, y otra que practica y no predica”.

Lo que el también escritor nos quiso decir es que las personas esperan que los demás se comporten de una manera, pero que a ellas les permitan siempre una excepción. Situación que se interpreta como un síndrome de deshonestidad, de falta de compromiso con los propios ideales o, sencillamente, hipocresía.

Es por eso que vemos a muchos políticos condenando la corrupción, excepto en sus colaboradores y miembros de su partido. O a un líder religioso que pide sacrificios a sus seguidores, mientras él lleva una vida de lujos. A un empresario defendiendo vehementemente el libre mercado cuando su empresa goza de estímulos y favoritismo del Estado. Peor todavía, a un ecologista que lucha por la conservación y regeneración de los recursos naturales, pero no recicla y despilfarra energía.

Con estos ejemplos podemos notar que la doble moral tiene que ver con la incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo que se les pide a los demás y lo que se les concede a los propios. Así, toda doble moral es contraria a la igualdad ante la ley y la imparcialidad de la justicia.

LOS CONTRERAS

Bueno, pues esta misma doble moral y falta de contacto con la realidad la tiene la agrupación Menos Puentes, Más Ciudad, cuyos integrantes se oponen y amparan contra la construcción del Circuito Interior Chiapas de Corazón, al que tachan a rajatabla de atentado contra el ecosistema.

¿Pero qué es este grupo realmente?

Se describe como un movimiento de estudiantes, académicos, comerciantes, empresarios, profesionistas en biología, urbanismo, políticas públicas y planificación urbana, que dicen estar interesados en que todos los habitantes de Tuxtla Gutiérrez tengan un desarrollo integral en la ciudad.

Aunque, a decir verdad, casi nadie sabe quiénes son y se desconoce qué han venido haciendo –según ellos- “de manera voluntaria y apartidista por lograr la mejor versión de Tuxtla”.

Supongamos que todas estas personas existen y creamos que sus propósitos son buenos, pues quién no querría una mejor calidad de vida en la capital y construir, con base a la participación ciudadana, una Tuxtla incluyente, equitativa, verde, resiliente e innovadora, como ellos dicen. Pero volvemos a lo mismo.

En lo personal conozco a uno de esos supuestos activistas, o mejor dicho, a una de ellas, que es militante del PRI y conduce una camioneta con alto cilindraje cuyo costo asciende a más del millón de pesos. Omitiré su nombre porque para el caso es irrelevante, pero ella misma se ha declarado ambientalista y miembro de esta agrupación.

Ergo, ¿dónde está entonces el movimiento apartidista, a favor de la conservación del medioambiente y participativo? Esto último conociendo que detrás, no sólo de la priista sino de toda la agrupación, hay empresarios y otros políticos que en otrora se beneficiaron con contratos de obra pública por adjudicación directa, sobre todo en las dos anteriores administraciones.

HIPOCRESÍA Y CONTRADICCIONES

Está claro que Menos Puentes, Más Ciudad, que nació por generación espontánea, busca el lucro político y económico a través del chantaje al gobierno.

Ahí la razón del bombardeo que tienen en las redes sociales con videos engañosos que nada más fomentan la desinformación y el encono de la gente contra el gobierno, y la presión que buscan ejercer con el trámite de amparos con el infundado alegato de que esta obra ocasionaría un terrible daño ecológico. Es más, lo único que están consiguiendo no es evitar un ecocidio, pues no hay tal, sino sólo obstaculizar el desarrollo de Tuxtla Gutiérrez.

En Menos Puentes, Más Ciudad piensan que la movilidad de los tuxtlecos puede mejorar a través de inversiones en transporte público de calidad, carriles para bicicletas, banquetas arboladas, buena señalética y mejor distribución vial. Se equivocan.

En primer lugar, se contradicen. Argumentan que para mejorar la movilidad en Tuxtla se necesita una mejor distribución vial, y se oponen al Circuito Interior que es un distribuidor vial. Ridículo.

Por otro lado, está comprobado que invertir dinero del erario en transporte público es incosteable e inviable. Ahí tenemos, por ejemplo, el fallido proyecto del Conejobús, que generó un boquete en las finanzas del estado y enormes deudas con los concesionarios.

Incluso, me niego a creer que los opositores del Circuito Interior, como la priista señalada en líneas anteriores, quiera dejar de usar su lujosa y contaminante camioneta para transportarse en colectivo.

¿Y en qué ayudaría construir carriles para bicicletas y banquetas arboladas si lo que urge solucionar es el gran congestionamiento vehicular?

No digo que las ciclovías y las banquetas arboladas sean inútiles. Considero que todos deberíamos poner nuestro granito de arena en la reforestación de la ciudad y en el fomento del uso de la bicicleta, tanto por salud personal como por incentivar una alternativa de movilidad sostenible.

No obstante, esto no soluciona, ni en lo más mínimo, el caótico y frustrante tráfico de los más de 375 mil automóviles que circulan en Tuxtla Gutiérrez, según datos del Inegi. Lo que se necesita, y los dizque ambientalistas lo saben, es una mejor infraestructura vial, como el Circuito Interior.

¿IRRESPONSABILIDAD?

La realidad –que, en Menos Puentes, Más Ciudad no quiere que veamos- es que obras como el Circuito Interior son fundamentales para el desarrollo de las grandes urbes en la actualidad y parte de la solución a los problemas de movilidad.

El Circuito Interior Chiapas de Corazón se basa en estudios de movilidad sobre aforos peatonales y vehiculares, ingeniería de tránsito, diagnóstico urbano a nivel metropolitano, investigaciones que cumplen con las normatividades viales vigentes y cuenta con un análisis de impacto ambiental.

Contará, asimismo, con pasos peatonales accesibles e inclusivos, áreas verdes y ciclovía. En cuanto a la “preocupación” de los supuestos ambientalistas por los árboles que serán removidos de las banquetas, sepan que 98 se trasplantarán y 254 están enfermos o en mal estado, que necesitan quitarse con o sin proyecto de por medio ya que representan un peligro para la población.

Por si fuera poco, mil 482 árboles serán entregados bajo el programa de restitución de conformidad con el permiso otorgado por el Ayuntamiento capitalino.

A la sazón, ¿de dónde sacan que ésta es una obra irresponsable?

La irresponsabilidad es de ellos que mienten y desinforman a la sociedad, que utilizaron incluso a una niña para que recriminara la obra a través de un video que hicieron circular en días recientes en las redes sociales y que mediante amparos intentan cancelar la inversión de este proyecto por más de 2 mil 300 millones de pesos que, sin duda alguna, incentivará la economía de la ciudad.

Los irresponsables son ellos, que al defender sus propios intereses políticos y económicos están poniéndole obstáculos al desarrollo de nuestra gran capital.

Twitter: @_MarioCaballero

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1 Comentario

  • German 19 de mayo de 2023

    Excelente comentario espero lo hagan viral para que la sociedas sepa la VERDADERAS intenciones de éste grupo pseudoambientalista que solo busca frenar el desarrollo de Tuxtla para beneficios políticos y personales.

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