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Letras Desnudas

Mario Caballero

Son tiempos de oportunistas. De políticos cuya trayectoria se ha movido más entre la mediocridad y la incapacidad que en logros tangibles para la población. Ahora que están más cerca las elecciones y que ya hay candidatos visibles, están en la búsqueda de un espacio en el poder. Pues como bien se sabe, el hueso es el hueso.

A la vista tenemos una enorme lista de esos politiquillos que se sienten tocados por Dios y, por lo mismo, convencidos de que le hacen un gran favor a la patria al sumarse a los candidatos, ya sea para que estos los impulsen a algún cargo de elección, como una senaduría, diputación, alcaldía o, por lo menos, a un puesto en el gobierno.

No crea, estimado lector, lectora, que lo hacen pretendiendo coadyuvar al bien común, para nada, lo que sucede es que es tan atractivo “mamar” del presupuesto público que no quieren dejar el hueso o de plano tener una rebanada del pastel.

LA ENSEÑANZA

Candidatos como Eduardo Ramírez Aguilar no deberían permitir que sus proyectos se vean manchados por las ambiciones de personajes que nada tienen que ver con su causa. Es más, como buen practicante que él es de la fe cristiana, debería atender aquella vieja pero vigente exhortación que el apóstol Pablo les hiciera a los gálatas hace más de 1900 años.

En aquel tiempo, igual que ahora, el oportunismo tuvo lugar en la iglesia de Galacia, donde falsos maestros que no eran miembros de la localidad sino que venían de fuera con ideas que contradecían las enseñanzas de Jesucristo, confundían y corrompían a los primeros cristianos.

Pablo, celoso de la sana doctrina de Dios, los confrontó. Decía que aceptar un poco de conocimiento de esos falsos maestros resultaría en la ruina espiritual de los creyentes. “Un poco de levadura leuda toda la masa”, les dijo.

La levadura es un ingrediente usado en el proceso de la preparación de la masa del pan para darle crecimiento durante su periodo de cocción, que una vez que ha sido revuelta con la masa se hace una con ella, haciendo imposible separarla después.

Para Pablo eso era la falsa doctrina, un fermento que acabaría en la perdición de la persona y de toda la iglesia. Para el proyecto de Eduardo Ramírez eso representan esos personajes que ahora se creen lumbreras, pero que no son más que oportunistas.

FALSOS MAESTROS

Entre esos oportunistas se encuentran Roberto Albores Gleason, Miguel Ángel Córdova Ochoa y Eduardo Campos Martínez, quienes sólo pueden abonar desprestigio y una historia putrefacta de abusos de poder.

El hijo del exgobernador Roberto Albores Guillén, por ejemplo, va por el poder por el poder mismo. No le interesa otra cosa. Y él mismo se ha encargado de demostrarlo.

Si renunció al PRI no fue por integridad, ni por ideales, sino por ambición. Abandonó el partido sabiendo que ya no tenía cabida en él. Así de simple. Su permanencia era tanto inútil como perjudicial. Y lo mismo lo es para el proyecto del llamado “Jaguar Negro”.

Alguien como él que no sabe de lealtades, que no hizo nada a favor del bienestar de los chiapanecos durante su desempeño como diputado federal, secretario de Estado y senador de la república; que ha estado envuelto en reprobables casos de corrupción, como ahora que sus empresas familiares está supuestamente implicadas en el fraude a Segalmex; que pisoteó los estatutos de su viejo partido para perpetuarse en la dirigencia estatal del PRI y que utilizó su relación con exfuncionarios del gobierno peñista para ser candidato al Gobierno del Estado en 2018, ¿en qué podría favorecer a la misión de Eduardo Ramírez?

Inclusive, tanta es su ambición por el poder, por alcanzar una candidatura y por volver a incrustarse en el presupuesto, que ha querido venderse como partidario del movimiento lopezobradorista cuando ni siquiera ha podido borrar su chocante imagen de priista fifí. Y, vaya, su fracaso en el PT es tan monumental como su incapacidad para forjarse una carrera política con base en méritos propios.

Por otro lado, Miguel Ángel Córdova, el “amigo Migue”, es un cacique político que sumió en la pobreza y la violencia al municipio de La Concordia, cuya población ha gobernado junto con sus hijos desde hace más de veinte años.

Córdova ha abusado de los cargos públicos para enriquecerse. En su pueblo corre la leyenda que después de ser un don nadie, hoy es dueño de ranchos ganaderos, residencias, camionetas de lujo, empresas constructoras y de enormes flotillas de transporte público. Se cuenta, además, que ha creado grupos paramilitares para enfrentarse a sus opositores políticos en la región, mismos que utilizó para amenazar a la gente para que votara a favor de sus hijos Emmanuel y Miguel en las elecciones de 2015 y 2018, y también en 2021 para que él fuera nuevamente presidente municipal.

Por si fuera poco, La Concordia vive actualmente un deleznable vacío de poder. No hay gobierno en el municipio. No hay alcalde. Tras haber recibido un atentado en junio de este año, en el que tres de sus guardaespaldas fueron ultimados por una supuesta banda criminal, él no ha vuelto a poner un pie en la localidad.

Respecto a Eduardo Campos, ¿qué ganaría Ramírez Aguilar al incorporarlo siquiera a su equipo de campaña, ya no digamos como secretario de Educación, que es lo que busca?

El caso de Campos es como el de María la del Barrio, que comenzó de sirvienta y terminó convertida en princesa.

Presume ser todo un experto en el sector educativo y dice que es el mejor para fungir como vínculo entre los sindicatos magisteriales y el gobierno, pero empezó sirviendo tragos en la barra de una cantina de medio pelo. Es más, su fortuna, su vida de lujos y su despampanante condición de júnior, no es producto del esfuerzo sino de las componendas.

Acordémonos que pasó de ser un funcionario pobre a político rico en un solo año, precisamente en el tiempo que fungió como secretario de Educación durante la administración pasada.

¿Cómo lo hizo? Simple, trabando acuerdos con el exdirigente sindical de la Sección 7 de la CNTE, Pedro Gómez Bámaca.

Fuentes a esta columna revelan que Eduardo Campos se ponía de acuerdo con Bámaca para crear conflictos en contra del gobierno, que iban desde bloqueos carreteros, marchas, vandalismo en edificios públicos hasta plantones y paros laborales que afectaron la educación de los niños y jóvenes chiapanecos. Al final, negociaban prebendas económicas y se repartían el botín.

Así fue como se hizo un gran potentado: en lo oculto armaba el problema y en lo público se presentaba como el héroe.

CUIDADO

Eduardo Ramírez es un político inteligente que lleva en la sangre, en el corazón, en la voluntad y en la cabeza el proyecto lopezobradorista. Por tanto, sabrá escoger a lo mejor de lo mejor para conformar la estructura del próximo gobierno que él muy probablemente encabezará. Sin embargo, debería andarse con cuidado con estos personajes y con otros que seguramente saldrán de las alcantarillas para rendirle su apoyo incondicional.

Si un pequeño descuido origina un incendio forestal que destruye cientos de árboles e incluso bosques enteros, malos elementos pueden acabar desprestigiando hasta al más exitoso proyecto político.

yomariocaballero@gmail.com

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