Cronotopo
Roberto Morales Figueroa
La protesta que el Gobernador rinde ante el pleno del Congreso del Estado reza: «Protesto cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Constitución Política del Estado del Estado Libre y Soberano de Chiapas y la legislación que de ellas emanen (…)«.
¿Puede alguien que no respeta la ley hacerla cumplir? Es preguta, diría el clásico. Cuestión pertinente, puesto que, en este contexto, en Chiapas, solo alguno se muestra respetuoso de ella.
Cosa curiosa es el poder: por un lado es ámbito de realización del espíritu humano, y por otro, un fenómeno político; también es una forma de ordenar, dirigir o la posibilidad de imponerse. Es la misma manera de que el pueblo delega, en su nombre, la toma de decisiones para la conducción de la sociedad.
El poder es necesario para dirigir el destino de la sociedad, y para hacerlo de la mejor manera, se requiere ser consciente de en qué lugar se está parado y hacia donde se pretende ir, “no hay viento favorable para un barco sin rumbo”. Se precisa no solo capacidad y conocimiento, también las ganas de hacer, estar dispuesto a entrarle de manera decidida a todo lo que significa su ejercicio.
Entonces el poder ¿para qué… para servir o para servirse?
El poder es para cambiar y transformar realidades.
Aquella persona que busque obtenerlo debe tener memoria histórica, estar enterado de dónde viene Chiapas, qué le dio origen y qué movimientos lo han moldeado, que haya vivido el ejercicio de gobierno, superado crisis; que voltee a ver lo que se hizo en el pasado con vision de futuro trabajando desde el presente; que no esté por un cargo, sino por convicciones y seguro de hacer el trabajo en el momento necesario, ese momento es hoy.
Los retos que tiene Chiapas son extraordinarios, realidades inéditas exigen que el compromiso se asuma por alguien a la altura de estos. Este Estado necesita mejor salud, educación, oportunidades de empleo para las generaciones que están y las que vienen; necesita orden para que haya progreso.
Chiapas es historia inacaba que demanda ser escuchada. Requiere urgentemente políticas públicas que garanticen el bienestar y el desarrollo de los chiapanecos, que asienten las bases con rumbo al futuro, reivindicándonos como Estado y sociedad.
¿Quién estará dispuesto a hacerlo?