Cronotopo

J Roberto Morales Figueroa

Aunque el chisme-análisis-observación-argüende-opinología de lo político siempre es interesante y entretenido, hay cosas más importantes de las cuales hablar. En esta entrega quiero compartir una reflexión, de cara a las fiestas de fin de año.

Hace unos días perdió la vida un joven político de nombre Juan Pablo Adame Alemán. Por lo que leí de diversas personas puedo darme cuenta que se fue un imprescindible: una persona íntegra y congruente. Este joven político -también hijo, padre, esposo y amigo- escribió una emotiva carta titulada “Un vaso de agua fría”. En ella relata el anhelo de algo tan simple como poder disfrutar de eso, un vaso de agua fría:

(…) Llevo más de un mes sin poder gozar de ese vaso de agua fría, mi cuerpo se ha ido deteriorando y por la enfermedad he perdido gustos tan simples y tan básicos como el tomar un buen vaso de agua fría.

Gracias a estos momentos hoy valoro lo simple y lo cotidiano como algo extraordinario y te invito a hacer lo mismo, a que no des por sentadas las cosas que haces cada día; te invito a que encuentres en cada acción lo maravilloso que es la vida y el regalo que significa disfrutar todos los pequeños detalles. (…)

Leer esta carta, sumada a un percance que me tiene aprendiendo a hacer todo con la mano izquierda, desde escribir este texto hasta servirme un vaso con agua, vestirme, peinarme unos pocos pelos y hacer todas las labores cotidianas han sido todo un reto. Para todo debo tomarme el tiempo. En este tiempo tomarnos nuestro tiempo no es algo común, hasta parece un privilegio. Pero más allá del reto de hacer una pausa y bajar la velocidad me hizo reflexionar y escribir acerca de lo que importa, de lo que realmente importa.

Ya que se acercan fechas tan representativas para la familia, creo que vale la pena preguntarnos: ¿Este año he disfrutado vivir lo que me ha tocado vivir? ¿He aprovechado la oportunidad que he tenido de vivir? Y ser conscientes que tener la mesa puesta y poder compartirla con nuestros seres amados es una bendición. Independientemente de si es un platillo elaborado o el más sencillo, tener la oportunidad de compartir desde el amor con las personas que amamos, es una oportunidad que la vida nos da para valorarla.

Tal vez por la velocidad con la que vivimos, por las reglas que este mundo nos quiere imponer para para que lo vivamos, es que hemos perdido de vista lo que más nos gusta. Posiblemente hemos perdido la vista lo realmente esencial, y como El Principito dijo “lo esencial es invisible para los ojos”. Vayamos dentro de nosotros y preguntémonos ¿qué es lo esencial para mí? Seamos como niños una vez más.

La sola sensación de poder abrazar a nuestros padres, nuestros hijos, a nuestra mujer amada, a nuestros imprescindibles, es algo extraordinario.

Los buenos libros, las buenas películas, la buena música, nos enseñan a vivir y a caminar la vida, a tener las capacidades para poder ir poco a poco valorando y apreciando todo lo que se nos presenta en este caminar.

Se dice que tenemos entre 18 mil y 20 mil pensamientos diarios, ¿cómo diablos es esto posible? Bueno pues estos suceden en el inconsciente. y muchas de las cosas que nos aquejaran, que nos preocupan y nos generan ansiedad no suceden -¡pa que picte tanta preocupación!- y eso nos limita la capacidad de poder vivir y disfrutar cada el día a día. Más del 90% no ocurren, imagínese la cantidad de tiempo que perdemos en ello, no sólo nos daña a nosotros y nuestra calidad de vida, sino de quienes nos rodean.

Vivimos en la sociedad actual una disociación, pensando en otras realidades. Desdoblados ajenos a nosotros mismos y lejos de nuestro presente. Y qué importante es regresar al presente y darle sentido. Darle el justo valor y dimensión a lo que está pasando, y darnos cuenta que esa vida que estamos pensando en querer vivir, la estamos dejando pasar por no saber vivir el presente, a ese sí que lo podemos moldear.

La ansiedad es exceso de futuro. El estrés es exceso de presente. La depresión, exceso de pasado. Todo en la vida es de ciclos, hay que saber cuándo termina uno y cuando inicia otro. No hay que perder la ilusión de vivir.

Todos enfrentamos caídas en nuestra vida, y frente a ellas nuestra actitud ha de ser la de siempre levantarnos. Qué razón tenía Concepción Arenal: “El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído.

@moralesbeto_

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *