Cronotopo

J Roberto Morales Figueroa

“Mira hacia atrás y recuerda que tan solo eres un hombre”. Esta es la frase que le susurraba al oído un esclavo a Marco Aurelio mientras era aclamado por la multitud.

En repetidas ocasiones vemos que la popularidad pareciera justificar cualquier actuar de los políticos, en su mente al menos esto es así. Tenemos por ejemplo el caso de David Cameron, quien en campaña prometió llevar a referéndum la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Estrepitoso fracaso, pues apostaba que, si bien cumpliría con su promesa de campaña, su popularidad no permitirá lo que ahora conocemos como “Brexit”. Resultado: el Brexit y su dimisión al cargo.

Durante el punto más difícil de la pandemia por el COVID-19, Boris Johnson contaba con que su despeinada personalidad le permitiría salir airoso del escandalo generado cuando se le descubrió enfiestando, mientras el resto de su país estaba sumido en la incertidumbre y la reclusión.

Resultado: su dimisión al cargo y mas de 50 renuncias al interior del gobierno británico.

Hace apenas una semana, en este mismo espacio comenté que Samuel García podía alcanzar el segundo lugar en la contienda presidencial. No por sus méritos, sino resultado del acompañamiento de un gran activo: su esposa Mariana Rodríguez.

Son una pareja joven, distinta a lo que estamos acostumbrados a ver en la política mexicana. Disruptivos, conocedores del manejo de redes sociales y la forma en que a través de ellas se comunica, lograron conquistar el Gobierno de Nuevo León. Tristemente el joven político de viejas mañas, deja muy mal parada a su generación. Quienes pertenecen a esa generación muestran un descontento y hastío del viejo modelo para hacer política, son el grueso del electorado al que llaman “switcher”. Y no es que Sam fuera un dechado de virtudes y conocimiento, en cada oportunidad que tiene, se encarga de demostrar su ayuno de ideas.

Como consecuencia de su ignorancia e irresponsabilidad, el tres “Doctor” generó una grave crisis constitucional en su Estado. No sé qué le debieran revocar primero, si el titulo o el mandato.

La Constitución de Nuevo León es clara, pero en su arranque llegó a pensar que como la gente había votado por MC en las elecciones a Gobernador, era el mismo MC debía nombrar a su sustituto. Nada más alejado de la realidad. Fiel reflejo del poco respeto por los ciudadanos, y el nulo compromiso del respeto a la Ley y las Instituciones. Los neoleoneses lo eligieron a él, miembro de un partido, no fue una patente de corso para MC. Al parecer no le queda muy claro en qué consiste una elección, y cuál es el papal del mandante y el mandatario.

Fiel a su estilo personal de comunicar, en cada espacio que tenía criticaba con locuacidad la falta de compromiso de quienes llegando a un puesto ya piensan en el siguiente. Prometió una y otra vez, que no dejaría el Gobierno de Nuevo León para candidatearse en 2024. Se construyó un némesis en el Congreso, repetía que el no tener mayoría le perjudicaba. Ahora con descaro, después del descalabro y ridículo nacional tuitea: “Tengo palabra. Les prometí que no iba a dejar a Nuevo León en las garras de la vieja política. Y aunque pusimos a México de cabeza e íbamos a ganar la presidencia, lo más importante es Nuevo León”.

De cabeza puso a su Estado. Sería cómico si no fuera trágico.

Por otro lado, la responsable y madura posición del Colosio Riojas fue contundentemente contrastante. Hay esperanza en mi generación.

No queremos personalidades vacías de ideas y llenos de redes sociales. Queremos eficacia, eficiencia y compromiso. Precisamos personas comprometidas con cumplir el deber. Personas con valores y responsabilidad, que entienda que hacer política es aprovechar el espacio mas grande para hacer un bien mayor.

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