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Enrique Jiménez De la Mora
@quiquejm
 
Chiapas: aprendamos del feminismo

Hace unas semanas escribí sobre el caso Yucenia Jacquelín, quien fue asesinada por su pareja en febrero de 2019. En estos días la recordé y reflexioné que sin la incansable lucha de su madre y las activistas que la acompañaron, la condena de 40 años de prisión para el feminicida hubiera sido sólo una fantasía.
 
En el contexto de las movilizaciones por el 8 de marzo, no he dejado de pensar en lo importante que ha sido el activismo de las mujeres para conquistar derechos y en la urgencia de que los varones hagamos lo propio en contra del patriarcado. Me parece que esa lucha (respetando cada trinchera y quiénes son sus intérpretes) la debemos dar todas las personas.
 
Las mujeres han tenido que pagar hasta con sus vidas por la posibilidad de obtener algo que deberíamos tener por sentado todas las personas: una vida libre de violencia. En México tenemos a grandes referentes de lucha como Laura Rita Segato, Marisela Escobedo, entre otras que demuestran que el camino de los derechos es espinoso, peligroso y en ocasiones, un infierno.
 
El martes de esta semana, las movilizaciones en Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y San Cristóbal de las Casas fueron una demostración unificada y colectiva del hartazgo de la violencia patriarcal. Frente al contexto de una aparentemente interminable lucha y desde el profundo respeto quisiera reflexionar sobre el papel de los varones en este contexto.
 
En primer lugar, creo que en el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) nuestra primera actitud -como hombres- debe ser de escucha activa porque sólo así seremos capaces de conocer y entender cómo se ve y de qué manera se vive la violencia ejercida por nuestros congéneres. El siguiente paso es no cuestionar: cada persona asimila de manera distinta la violencia que ha vivido y todas las experiencias dolorosas son válidas.
 
El tercer paso ya no se trata sólo del Día Internacional de la Mujer, sino la manera en la que cada uno de nosotros -tanto como individuos como colectivamente- nos cuestionamos y cambiamos actitudes misóginas (por pequeñas que parezcan). Para ello, la escucha vuelve a ser fundamental, así como la capacidad de reconocer que hemos cometidos errores. Finalmente, creo que, si queremos contribuir a la lucha en contra del patriarcado, también debemos cuestionar de qué manera nos afecta a hombres y a niños. Yo los invito a reflexionar: ¿por qué nos cuesta más trabajo expresar nuestras emociones? ¿por qué los varones son los principales perpetradores de violencia (contra nosotros mismos y contra las mujeres)? ¿por qué no vamos al médico y eso se convierte en enfermedades crónicas más cotidianas entre hombres? ¿qué vamos a hacer para que nuestros niños no tengan que “demostrar” que son más fuertes, aunque eso implique generar violencia?
 
Todas estas son las preguntas que me vienen hoy a la mente. El patriarcado afecta a las mujeres de manera brutal y ellas están haciendo todo lo necesario como sujeto político del feminismo para alcanzar una vida digna. A nosotros nos toca aprender de ellas, escuchar, crear nuestra trinchera y así también combatir al patriarcado.
 
¡Jala Pluma Gallo Giro!
Enrique Jiménez De la Mora.
Licenciado en Ciencias Políticas con Especialidad
en Administración Pública y Políticas Públicas.
Titular de la Jefatura de Servicios de Salud en el
Trabajo Prestaciones Económicas y Sociales. I.M.S.S. O.O.A.D. Chiapas.

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