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Letras Desnudas

Mario Caballero

Dice que va a ser gobernador de Chiapas en 2024 y que está preparado para encabezar el mejor gobierno que hayamos conocido los chiapanecos. Sus argumentos son: ser fiel a los postulados del presidente Andrés Manuel López Obrador, ser de la Cuarta Transformación y que tiene la capacidad y experiencia para administrar los recursos del estado.

Lo cierto es que nadie le cree. En boca de medio mundo no es más que un político caído en desgracia, carente de credibilidad y, lo peor de todo, tiene fama de corrupto.

Me refiero a Ismael Brito Mazariegos, ex secretario de Gobierno y actual diputado federal por Morena, de quien en algún momento se dijo que podía ser el sucesor del gobernador Rutilio Escandón Cadenas. Hoy, sin embargo, carga con el sambenito de la traición y si algo es seguro que alcance en 2024 es un lugar en la irrelevancia. Ojalá fuera en “El Amate”.

PATEÓ SU SUERTE

Hay un dicho entre la gente que describe a aquellas personas que lo tuvieron todo, pero que lo perdieron por tontos o ambiciosos. “Pateó su suerte”, es ese dicho.

Tal vez no lo admita, que poco importa, pero la verdad es que de no haber sido por el gobernador Escandón Cadenas, Brito no hubiera tenido el poder que tuvo y ni la oportunidad para destacar en la política.

El mandatario le dio la confianza para tutelar la Secretaría General de Gobierno, pero en lugar de corresponder a esta confianza dando resultados en el manejo de la política interna, ejecutando acciones que garantizaran la gobernabilidad, la paz social y la defensa de los intereses del Estado, demostró ser nada más un ambicioso vulgar. Pateó su suerte.

Brito Mazariegos utilizó el poder para obtener beneficios personales, sin importarle que sus abusos le acarrearan problemas al gobierno al que servía. Ordenó despojos arbitrarios, encarcelamientos injustificados y tejió una red de corrupción con la que extorsionaba a otros funcionarios del gobierno estatal, presidentes municipales y empresarios de la construcción.

En octubre de 2020, por ejemplo, su hermano Alejandro Brito Mazariegos, Gregorio Jordán Morales Hernández, delegado de Gobierno de Las Rosas, y el ex presidente municipal de Socoltenango, Javier Mazariegos Guillén, operaron bajo sus órdenes el desalojo de 34 familias de campesinos del predio Brasilia, de más de 344 hectáreas, ubicado en mencionado municipio.

¿Sabe qué es lo peor? Que Ismael Brito, durante su periodo como alcalde de Socoltenango (2002-2004), fue el que reconoció en su momento que esos 34 campesinos eran los legítimos posesionarios de esas tierras. Para tal efecto, existe un documento, con fecha 19 de mayo de 2003, en el que él, con su rúbrica, hace constar que estas personas adquirieron el predio en el año 1993.

Otro dato es que creaba conflictos en los municipios para después enviar a sus esbirros a chantajear a los alcaldes. Se cuenta que a través de sus subsecretarios, como su compadre Giovanny Campos, quien terminó en la cárcel por corrupción y tráfico de influencias junto con otros cuatro exfuncionarios de la Secretaría General de Gobierno, les pedía sumas de dinero a cambio de resolver esos mismos conflictos.

Así fue como se hizo de muchos millones de pesos y de otros negocios, entre estos la construcción de un complejo habitacional con más de dos mil viviendas en Berriozábal, en terrenos que según le pertenecían a Jorge Morales Messner, amigo personal y socio de Brito Mazariegos.

¿Se acuerda de que en octubre de 2019 veintiún alcaldes de distintos partidos políticos de pronto se pasaron a las filas de Morena? Pues se sabe que no lo hicieron voluntariamente. Según fuentes a este columnista, Brito, aprovechándose de su posición, les ofreció fondos presupuestarios, acceso a créditos y protección.

¿Se acuerda también de Héctor Javier Buendía, ex director del Registro Civil, que fue encarcelado por ejercicio indebido del servicio público? Pues por la amistad y el tráfico de influencias de Brito, al poco tiempo fue puesto en libertad y hasta ahora nada se sabe del desvío de más de 3 millones y medio de pesos que cometió contra la institución.

No es todo. Según denuncias de dos abogados y activistas de Derechos Humanos en el estado, Brito recorrió todas las presidencias municipales acompañado por una veintena de guaruras. Comentaron que en agosto de 2019, llegó a la alcaldía de Tapachula, entonces dirigida por Óscar Gurría (q.e.p.d.) y se fue directo a la oficina del secretario de Obras Públicas, y con desplantes de cacique le dijo que él se encargaría de repartir los contratos de obra.

Por otro lado, también se le acusa de perseguir políticamente a sus opositores. Uno de ellos fue el abogado Horacio Culebro Borrayas, quien por exhibir sus tropelías y actos de corrupción fue apresado el 21 de julio de 2019 bajo cargos fabricados.

Además, no olvidemos que uno de sus principales operadores políticos en la Secretaría de Gobierno fue -¿o es?- Ernesto Gutiérrez Villanueva, “Mr. Tractor”, el exfuncionario sabinista que también se encargó de pedir sobornos a los presidentes municipales a cambio de protección. Las cantidades iban de los 200 mil a los 500 mil pesos. Y se cuenta que en un solo año logró juntar para Brito una suma de 20 millones de pesos.

Ernesto Gutiérrez Borges, hijo de Mr. Tractor, fue otro de sus cómplices, quien ocupó el cargo de subsecretario de Relaciones Públicas y Organizaciones. Asimismo, Joaquín Gutiérrez Villanueva, hermano de Ernesto Gutiérrez padre, que fue señalado de pedir dinero a las personas que solicitaban el apoyo del gobierno para recuperar sus predios que habían sido invadidos ilegalmente.

EL OTRO CÓMPLICE

En tiempos actuales, el diputado Brito Mazariegos está señalado de amenazar a alcaldes y exalcaldes, en complicidad con el auditor superior del estado, José Uriel Estrada Martínez, con fincarles delitos si no contribuyen con recursos para su proyecto a la gubernatura.

Prueba de ello son la ex presidenta municipal de Simojovel, Viridiana Hernández Sánchez, y su esposo Gilberto Martínez Andrade, actual alcalde de dicha localidad, que fueron protegidos por Brito y Uriel Estrada después de que fueran acusados de un importante desvío de recursos públicos.

Uriel Estrada actúa como empleado de Brito Mazariegos. Muestra de esto es la detención de Matilde Espinosa Toledo, quien fue aprehendida tras haber sido acusada por la Auditoría Superior del Estado por el presunto desfalco de 48 millones de pesos del erario de Suchiate. Pero en el fondo se trató de una venganza política por parte del exsecretario de gobierno, que la amenazó a través de uno de sus personeros con meterla a la cárcel si no participaba en las pasadas elecciones con el partido que él le estaba imponiendo, pero ella simplemente se negó.

Así las cosas. Ismael Brito no es la persona que dice ser, sino un traidor que le está mordiendo la mano al que le dio de comer durante todos estos años y está pisoteando los postulados del presidente López Obrador que tanto dice obedecer: no mentir, no robar, no traicionar.

Por eso, es imposible que logre sacar la candidatura de Morena al Gobierno de Chiapas, ya que no tiene ningún capital político y sus únicos recursos son la amenaza y la extorsión, a través de Uriel Estrada, el espurio auditor superior.

yomariocaballero@gmail.com

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