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Arte y cultura

¿No debería ser la mujer?

Jorge Alberto Rincón Acebo jorgearinconacebo@gmail.com

Se propicia agresividad o violencia, cuando en la pareja se procura establecer dominancia.
Dr. Antonio Duvalier.

El patrón de la cultura violenta, es aprendido.
Debemos diferenciar entre agresividad y violencia.
En estudios antropológicos, psicológicos, criminología, predalogía, han constatado que existen patrones de aprendizaje por imitación o incitación (¡No te dejes!), sobreestimulación, facilitando se desencadene la violencia.
¿No debería ser la mujer?
¿Realmente el varón es el dominante?
Y se lo cree.
Entre los mamíferos, existen los machos dominantes. ¿Qué validez biológica confiere la dominancia al macho? ¿Tal vez poseer los genes con mayor capacidad de sobrevivencia?
¿No debería ser la hembra quien escogiera, acorde a sus impulsos bioquímicos, el macho con quién procrear?
De manera abierta: dominarlo.
Al no hacerlo, se achacará a la cantidad de testosterona, superior en el varón que en la mujer. A nivel diencefálico, se favorece a desarrollar conductas violentas. La fuerza varonil ha sido sustituida por las máquinas de guerra.
Se debería cambiar el significado de ‘sexo fuerte’.
Trascendemos la fuerza física masculina, por la resistencia al dolor femenino. Reiteradamente he demostrado que el sexo femenino es superior al masculino en sobrevivencia inmunológica, celular, a través de aportar las mitocondrias.
No es convincente.
La fuerza física siempre ha sido superada por la mujer.
En la actualidad, el varón lo debe comprender y aceptar, para sublimar el vínculo de pareja. La mujer al manifestarse, evita enseñar patrones de conducta de carácter machista a su progenie, reforzada por el padre.
Asumir vínculos complementarios, evitando la traslocación femenina de la agresividad viriloide. Dentro del vínculo familiar, la pareja debe enseñar a la mujer a defender su integridad e indemnidad (no ser violentada en tu integridad física ni emocional). Al hijo varón, enseñarle a comprender que nunca debe violentar, violar, usar, menoscabar, a ninguna mujer, ni ser humano, ni ser biológico. Ser tolerante y comprensivo.
El varón protector, no desea ni permite ser domeñado.
Ni varón ni mujer deben dominar, trascendiendo los impulsos de poder.
Ambos deben trascender el acto amatorio y cultivar la vinculación.
Amantes vinculados por la convivencia.
Comprender nuestras diferencias en la importancia de complementarnos con varón y mujer.
No somos superiores ni inferiores: somos diferentes y complementarios.

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