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Autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recibieron, por medio del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), un lote de 212 piezas arqueológicas –entre ellas objetos de cerámica, lítica y fragmentos óseos–, de parte de ejidatarios y autoridades comunitarias de las zonas Puuc, poniente y nororiente de Yucatán.
José Arturo Chab Cárdenas, director jefe del Jurídico en el Centro INAH Yucatán, indicó que, pese a que aún es temprano para tener datos precisos de temporalidades, estilos y asociaciones culturales, se sabe que entre los bienes recuperados hay un entierro encontrado en el pueblo de Xkalakdzonot; vasijas de la zona oriente de la comunidad de Oxkutzcab; hachas y machacadores; elementos óseos con inscripciones jeroglíficas; y fragmentos que corresponderían al estilo Puuc.
De acuerdo con un comunicado del INAH, tras una primera evaluación, con la cual se dejó fuera del lote a tres piezas que no eran arqueológicas, el conjunto de 212 elementos embalados fue trasladado a los laboratorios del instituto en Mérida, donde se ha iniciado un proceso de dictaminación que durará de un mes a mes y medio, al término del cual se procederá a la inscripción de cada una de las piezas en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos.
El acto de entrega-recepción del conjunto de bienes ocurrió en el Centro Coordinador para el Desarrollo Indígena, Sede Valladolid, del INPI. Allí se hizo un reconocimiento a la iniciativa voluntaria de las comunidades mayas para entregar al INAH tales objetos, luego de haberlos encontrado dentro de sus predios, con la finalidad de que sean registrados, evaluados, restaurados, conservados, investigados y, eventualmente, expuestos a la población en general.
Con la presencia de Aurelio Ambrosio Castañeda González, titular del Centro Coordinador para el Desarrollo Indígena en Valladolid, Chab dijo que arqueólogos del instituto continuamente ofrecen capacitación a profesores, investigadores y promotores comunitarios del INPI, cursos que “ayudaron a que los promotores iniciaran el diálogo y las gestiones directamente con los ejidatarios, muchas veces en comunidades donde el INAH tiene poca presencia”.
