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David W. Griffith: “El nacimiento de una nación”

Podcast No. 200 de Cinematógrafo 04…

Héctor Trejo S. Ciudad de México

Hoy se concretan 200 discursos del podcast de Cinematógrafo 04, plagados de emoción y crudeza sobre el séptimo arte, tanto añejo como contemporáneo, todos ellos musicalizados con fugaces efectos sonoros y una que otra entrevista en voz de los personajes que destacan en la industria del séptimo arte. En 200 episodios hemos recorridos el cine mexicano, latinoamericano, europeo y asiático con joyas que llegaron a la pantalla grande, pero también evidenciando los grandes bodrios que alcanzaron las marquesinas de las salas o llegaron a las plataformas de video bajo demanda.
Hoy se concretan más de dos años de recurrentes recomendaciones y críticas, que dan paso a nuevas experiencias en materia de podcast. Precisamente hoy hablaré de uno de los íconos de la cinematografía internacional: David W. Griffith, el director que fusionara en su fabulosa, “El nacimiento de una nación”, a lo que hoy conocemos como lenguaje cinematográfico, inmiscuyendo como nunca nadie antes de él, el tiempo y el espacio fílmicos, el movimiento de la cámara y la composición de las imágenes, en una historia, que si bien está plagada de racismo y degradación, se convirtió en una cinta emblemática y referencial para la historia del cine.


Griffith nació el 22 de enero de 1875, de ascendencia irlandesa, “hijo de un oficial sureño arruinado por la Guerra de Secesión” (Narváez, 2008), se educó en los valores e ideas dominantes de aquella época, teniendo como estandarte al racismo y una visión patriota del lugar donde habitaba.
Sin ser satanizado por nadie, pues era parte de sus creencias, anduvo por la vida con esas doctrinas arraigadas en su conciencia, en todas las labores que desempeñó antes de llegar al cine, como fueron la de vendedor de libros, elevadorista, redactor en una revista, actor de teatro, etcétera.
Su trabajo histriónico en el teatro, fue sin duda el detonante que lo acercó a las maravillas del séptimo arte, donde comenzó dirigiendo en 1908, “The adventures of Dolly” (Las aventuras de Dorotea), bajo la producción de Biograph, una empresa que se caracterizó por brindar la oportunidad a nuevos talentos.
El nativo de Kentucky, Estados Unidos, revolucionó la naciente historia de la cinematografía, al establecer como herramienta principal de su narrativa las historias paralelas, que en su momento fue un caos, porque los espectadores no entendieron las referencias de la historia y su apuesta por transformar la narrativa lineal lo llevó a la quiebra financiera por invertir su dinero en el filme: “Intolerancia” (1916).


En 1915, Griffith mostraría al mundo sus sólidas creencias, la herencia ideológica que le dejó su padre al fracasar en el conflicto armado y lo haría de una manera intensa y despampanante, con la filmación de una cinta cuya magnificencia, en cuanto a recursos económicos y alcance, trascendería las fronteras y el tiempo, al grado de que hoy en día, “El nacimiento de una nación” (Birth of a Nation) sigue siendo considerada para muchos como “la piedra fundamental de una industria que prácticamente comenzaba su desarrollo ese año y que empezaba a hacer célebre la palabra Hollywood” (Alsina, 2006).
¿Pero qué tenía de peculiar este filme, que tantos reflectores atrajo? En primer término, Grifftih había roto el esquema lineal de los cineastas de aquella época, quienes limitaban la duración de sus filmes a uno o dos rollos de película, lo cual representaba cuando mucho 30 minutos de duración, mientras que este filme en particular tuvo una duración de tres horas, absolutamente atípico para aquellos años.


El número de actores extra que participó en el filme fue tan imponente, que se dice que superó a las grandes producciones italianas de la época como “Cabria” (Pastore) y “Quo Vadis” (Guazzoni), filmes que se caracterizaron por mostrar un gran derroche de recursos en sus películas.
Esta gran cantidad de actores extras, le permitió a Griffith retratar, tal como lo había pensado, las secuencias de batalla con las que contaba el filme. Así materializó la Guerra de Secesión donde su padre había sido derrotado y este logro le permitió volverse una gran figura en su nación, debido a que el filme “resonó como una inmensa novedad en Estados Unidos, por el aliento espectacular de sus escenas de batalla y por la reconstrucción de un tema nacional como la Guerra” (Alsina, 2006).
El valor simbólico de las imágenes que presentó al público espectador, fueron un revulsivo, plagado de sentimientos y orgullo, cuando narra la guerra de Secesión, a través de la relación entre dos familias, una del Norte y otra del Sur. Los hijos del diputado anexionista Stoneman visitan en el Sur a los Cameron. Pero el estallido de la Guerra de Secesión separa a las dos familias.
Después de la derrota de los estados secesionistas, Stoneman se traslada al Sur para llevar a la práctica sus ideales políticos, pero su discípulo, el mulato Silas Linch, nombrado gobernador, favorece el desorden y los excesos de los negros. Uno de estos, intenta violar a Flora Cameron, la cual para huir de su atacante cae a un precipicio y muere. Ben Cameron, su hermano, ex coronel del Ejército confederado, decide vengarla con la ayuda del “Imperio Invisible” (Ku-klux-klan), fundado por él mismo.
Descubierta su relación con esta organización, la familia Cameron debe huir y refugiarse en una pequeña cabaña donde son asaltados por la milicia negra. El Ku-klux-klan dirigido por Ben matará a Lynch y en el último momento salvará también a la familia Cameron.
En este contexto, “El nacimiento de una nación” intenta enaltecer las creencias racistas de su realizador y vanagloriar al Ku-klux-klan como una organización que buscaba poner orden ante las “injusticias de los negros”. Griffith decide con su obra maestra transmitir y generar un patrón de conducta y pensamiento en sus compatriotas.
Un filme impactante en la dimensión que se le quiera analizar, digno invitado a la edición número 200 del podcast de Cinematógrafo 04.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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