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Pablo F. Chávez Mejía/ Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Este artículo decidí publicarlo en marzo, porque según la historia, inicialmente en Roma solo había diez meses y el año empezaba en marzo; posteriormente, Numa Pompilo -segundo rey de Roma- introdujo al calendario los dos primeros meses actuales: enero y febrero. El lingüista español Virgilio Ortega, en su libro “Palabralogía”, nos detalla la etimología de los meses, obra en la que principalmente me basé.

En honor al dios Jano, el dios bifronte (de dos frentes) el primer mes se llamaría ianuarius, de donde viene enero. Como pasaje histórico, citamos que la bahía de Río de Janeiro fue descubierta por los portugueses el 1 de enero de 1502 y por eso la llamaron Río de Janeiro (río de enero). En inglés, enero es “january”.

Febrero: februarius era el mes de las purificaciones o februa; hacia el 15 de febrero se celebraban en Roma las fiestas lupercales, cerca de la cueva donde la loba había alimentado a los fundadores Rómulo y Remo. En ese festival de las februa, se azotaba a la gente con unas februa, o tiras de piel de macho cabrío para purificarlas. El nombre latino se ha conservado en las principales lenguas europeas modernas: febbraio en italiano, february en inglés, février en francés.

Marzo: procede del latín martius, el mes de Marte, dios de la guerra pero también de la fertilidad. No en vano era el mes en el que la vida, tras el paréntesis invernal, volvía a renacer. Era el inicio de la primavera, como había sido también el principio del año.

Abril: del latín aprilis, según tiene que ver con el verbo aperire “abrir”, es el mes en que se abren las flores. Otros especialistas la relacionan con la palabra griega afro “espuma”, de donde nació la diosa griega Afrodita (Venus para los romanos, a la que estaba dedicado este mes).

Mayo: maius en latín, unos especialistas relacionan mayo con la palabra maiores, los mayores, los antepasados, a quienes se veneraría este mes. Pero otros lo vinculan a Maya, la diosa romana de la floración, a quien llamaban la Magna Mater, la gran madre, estaría relacionada a la fertilidad y su fiesta se celebraba en mayo.

Junio: iunius era el mes de la diosa Juno, la esposa de Júpiter, el supremo dios romano. Juno era la suprema divinidad femenina, diosa del matrimonio y de la maternidad. El poeta latino Ovidio, da una segunda etimología para iunius: si mayo es el mes de los mayores, iunius lo será de los iuniores, el de los jóvenes, el mes de la juventud.

Julio: El antiguo mes romano quinctilis, que era el “quinto” contando a partir del mes de marzo con el que se iniciaba el año, en el año 44 a.c., pasó a llamarse iulius en honor al reformador del calendario: Julio César.

Agosto: El primer emperador romano César Augusto, al sexto mes sextilis, en el año 24 a.C., le puso su nombre propio Augustus, de donde viene el actual agosto.

Septiembre: viene del latín, september, de “septem” siete (era el mes séptimo cuando el año lunar romano comenzaba en marzo) y de “imber”, lluvia, porque en ese entonces comenzaba la estación de lluvias.

Octubre: viene del latín, october, de “octum”, ocho e “imber” lluvia.

Noviembre: del latín, november, de “novem”, nueve e “imber” lluvia.

Diciembre: de igual forma, december por “decem” diez e imber.

Cabe aclarar que estos últimos cuatro meses no son anglicismos: aunque se digan igual, también en inglés vienen del latín.

Espero que esta contribución etimológica, sea de provecho para su acervo cultural, porque conocer la historia universal nos ayuda a entender nuestro presente.

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