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Los restos de Tina,una neandertal consíndrome de Down

Wired en Español/Jorge Garay
Arqueólogos y médicos españoles identificaron en un fósil el registro más antiguo del síndrome de Down en la especie neandertal. El cráneo, que data de aproximadamente 200,000 años, pertenecía a un infante de seis años. La investigación de su morfología reveló manifestaciones en el oído exclusivas de esta condición. Aunque los hallazgos son valiosos desde el punto de vista genético y evolutivo, los científicos a cargo creen que han descubierto un enfoque más significativo: han dado con la historia de un infante sordo e incapaz de ponerse de pie, perteneciente a una especie distinta al Homo sapiens, que experimentó compasión, cariño y altruismo en la prehistoria.
Mercedes Conde e Ignacio Martínez Mendizábal, originalmente intentaban determinar a qué especie pertenecían los restos encontrados en un yacimiento arqueológico de España. Durante su análisis, encontraron que una de las cavidades del oído interno contenía un engrosamiento anómalo difícil de ignorar. Estas malformaciones congénitas estaban en el hueso temporal, en la parte lateral del cráneo. Por sí solas, las alteraciones apuntan a problemas de audición y vértigo, pero todas juntas solo pueden revelar síndrome de Down. Sus hallazgos se publicaron en la revista Science Advances.
Estos no eran de la actual especie Homo sapiens, sino probablemente los antepasados comunes de los neandertales, los denisovanos y nosotros.
Los científicos se refieren a ese neandertal como Tina.
Aunque no es posible determinar si fue mujer u hombre, es seguro que vivió hasta los seis años, sin poder escuchar, ponerse de pie, y con síndrome de Down. “Son síntomas altamente incapacitantes”, aceptó Mercedes Conde. El hecho de que Tina haya vivido tanto tiempo durante un periodo que comprende entre 230,000 y 140,000 años atrás es remarcable. “Recibió el cariño del grupo, sin duda”, señaló Ignacio Martínez.
Algunos paleoantropólogos, sostienen que los neandertales se cuidaban entre ellos para asegurar la supervivencia del grupo y su preservación en el tiempo, no como un acto desinteresado. Sin embargo, el cráneo de Tina sorprendentemente aporta evidencia a la hipótesis de la bondad del neandertal.
De acuerdo con el artículo de Science Advance, en 1929 la esperanza de vida de infantes con síndrome de Down era de 9 años. Aumentó a 12 años en 1940 y actualmente la cifra despegó hasta los 60 años, en países desarrollados.

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