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Maestro Óscar Oliva: Premio Nacional

Marco A. Orozco Zuarth
Ciudad de México
El jueves 17 de noviembre fue un día especial para la historia de la literatura en Chiapas, pues un chiapaneco de gran dimensión recibió de manos del Presidente de la República el Premio Nacional de Artes, Literatura y lingüística.
Rosario Mateo Calderón, definió al maestro como el poeta de la Perseverancia -refiriéndose al título de su libro Poesía de la perseverancia-. Antología personal (México, Coordinación de Humanidades-UNAM, 2020), en donde recopila diversos títulos de su producción e incluye, además, para “abrir boca” y a manera de prólogo, una interesante reflexión acerca de su evolución literaria y de las ideas medulares en que se sustenta su trabajo poético.
Más que la perseverancia, al maestro puede adjetivársele como el poeta de la consistencia, renacer como en Iniciamiento.
Este libro del maestro Oliva parte desde La voz desbocada, poemario publicado en la obra colectiva La espiga amotinada, nombre que también tuvo aquel grupo de poetas (formado por cinco escritores, tres de ellos chiapanecos), que le dieran un nuevo oleaje a la poesía mexicana. En este volumen encontraremos también libros de importancia como Estado de Sitio, que obtuvo uno de los reconocimientos más importantes de poesía: el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1971, hasta llegar a Estratos, libro innovador que detalla el encuentro del poeta con la modernidad del siglo XXI. Aunado a la obra poética del maestro, este libro contiene una selección de textos escritos por diferentes autores que dan cuenta de la importancia que tiene la poesía de Óscar Oliva.
El segundo, Escrito en Tuxtla (Chiapas, Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura-Aldus, 2022), que recién empieza a circular, confirma lo que el prólogo mencionado adelanta en el terreno de las ideas: más audaz, más imaginativo que nunca, como si sometiera al yo poético a un gozoso y a la vez implacable proceso de mutación y de metamorfosis, Óscar Oliva se convierte en una suerte de chamán literario que puede transformarse en topo, en murciélago o en ciempiés, que alcanza a construirse una doble naturaleza y convertirse lo mismo en mujer, que declararse fanático de un filósofo como Ramón Llull o del androginismo rockero de David Bowie. En el terreno de la forma, se diría que Oliva abandona los terrenos del verso libre que dominaba en sus primeros libros, para sumergirse de lleno en lo que podríamos llamar una respiración versicular, que no oculta cierta cercanía con los dominios de la prosa.
Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México e Historia en la Universidad Veracruzana, donde ha sido profesor de literatura. Fue jefe del Departamento de Literatura del INBA, del Departamento de Cultura de la Dirección de Cultura y subdirector de Culturas Populares de la SEP, director de la Revista de Bellas Artes, Revista ICACH y Cultura Sur, así como director general del Consejo de Cultura y Artes de Chiapas.
Su obra abarca los títulos La voz desbocada en el libro colectivo La Espiga Amotinada, 1960; Áspera Cicatriz en Ocupación de la palabra, también colectivo, 1965; Estado de sitio, 1972; Trabajo ilegal, poesía 1960-1984, 1985; La realidad cruzada de rayos, 1988; Óscar Oliva. Voz viva de México, 1989; Antología poética, 1998; la antología bilingüe Ecouter le monde/ Escuchar el mundo, 1999; Lienzos transparentes, 2003, y en 2010, Estratos. En 2015, publicó Iniciamiento, poesía reunida, 1960-2014, en dos volúmenes y, en 2017, el poemario titulado Lascas.
Ha sido creador y coordinador de talleres de poesía en diversas ciudades del país. Su poesía ha sido llevada a escena por el director teatral Germán Castillo y por la coreógrafa Celia Lugo. También ha colaborado en publicaciones como Ateneo, Casa de las Américas, Cultura Sur, El Corno Emplumado, El Rehilete, Escarabajo de Oro, La Palabra y El Hombre, Letras Nuevas, México en la Cultura, Pájaro Cascabel, Prisma, Revista de Bellas Artes (segunda época), Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México, y Situaciones .
Entre sus reconocimientos destacan: Premio Enrique González Martínez, 1969; Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 1971, por su libro Estado de sitio; Premio de Poesía del DDF, 1981, por Plaza Mayor; Premio Chiapas de Literatura Rosario Castellanos, 1990; Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas, 2000; el estado de Chiapas lo distinguió con la Medalla Rosario Castellanos, en 2012, y en 2013, por auspicio de la Universidad Autónoma de Zacatecas, fue homenajeado en el Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde, en donde se le galardonó con la medalla Ramón López Velarde y el Premio Internacional de Poesía.
La poesía nace de uno mismo, es la visión interior junto con la visión exterior que tenemos de todo lo que nos rodea; así, cada poema debe cumplir con una verdad auténtica. Por lo tanto, el poeta debe estar de manera entrañable en sus escritos, y cada poema debe tener una forma única. La poesía tiene que ser, como ha sido siempre, uno de los ejercicios de la libertad humana.
Óscar Oliva. Discurso Premio Chiapas de Literatura, 1990.

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