María Elena Rovirosa
Es muy necesaria la sed para saciarla; todo lo que necesitamos conocer, en las letras de un libro no habrá duda para encontrarlo.
Muy pocas letras del alfabeto para congregar a millones de millones, tanto en congregaciones presenciales, como en los ejemplares de una biblioteca; la información hablada o escrita.
Próximo 23 de abril, Día Internacional del Libro, también donde recordamos el fallecimiento de Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega; este amanecer nos permita celebrar Pasión por la lectura. También recordamos a la Industria Editorial y la protección de la propiedad intelectual por el Derecho de Autor.
Desde 1988 es un recordatorio internacional, promovida por la UNESCO. En breves consonantes y vocales: Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
Llevar una tradición literaria es sinónimo de conocimiento, abriendo temas de conversación en la mesa de cada hogar. La palabra escrita es una voz generando imágenes del enunciado, configurando aspectos de identidad y construcción de más memoria en el cerebro. Las letras se reproducen como su propia fuente, navegando y almacenando para establecer el muro de la personalidad. Una mente con información en diferentes tópicos, muestra seguridad en sus pupilas, haciendo brillar el iris; su tono de piel se hace presente al tener permanencia en las dos últimas capas: la dermis y epidermis.
Por lo tanto, el conocimiento es potencialmente un Poder que hace caminar sin titubear, pero que sin duda debemos hacerlo actuar, no tan solo quedarnos como mentalistas y soñadores haciendo castillos. Es necesario el aterrizaje, buscar y buscar, hasta encontrarte con lo necesario para establecer tu reino.
Arroja de ti la indecisión y la debilidad, para quedarte con el deseo de la felicidad, pensando en lo que más te guste ejercitar, actuar o realizar. Busca entonces un libro como apoyo a tu objetivo, porque la fuerza de tu pensamiento hará que suceda. Yo Soy.
