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¡Sí me voy a vacunar!

Dr. Jorge Alberto Rincón Acebo Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Quizá pueda desarrollar reacciones de autoinmunidad, en las que el sistema inmunitario se active contra las células del propio organismo, atacando a las paredes vasculares y a todos los órganos.

Comprendo el riesgo, deseo vivir unos años más -aunque se dañen riñones, pulmones, corazón, cerebro- que fallecer ahora a consecuencia inmediata de la enfermedad.

Dirán: ‘Si muere en los primeros catorce días, es a consecuencia del coronavirus’; y si es después de esa fecha: ‘Es por las complicaciones derivadas de la respuesta inflamatoria desencadenada por la viremia’. Ya no por el virus. ¡Complicado y a la vez, simple!

Si complicarse la vida es fácil, evitarlo a través del cuidado y prevención, amerita tiempo, esfuerzo y dedicación.

Se espera que al vacunarse, si se infecta no se vaya a desarrollar enfermedad grave. A consecuencia de la epidemia de coronavirus, se ha avanzado en conocimiento (sobre todos los virus, en especial el virus de la inmunodeficiencia). En mi manera de pensar, yo no me pondría una vacuna para la inmunodeficiencia. ¿Habrá vacuna? Cómo se logrará hacerla: los que sean inoculados pueden desarrollar la enfermedad y en un tiempo variable, fenecer. ¡Qué tal le toca el premio! ¿Cómo probar la vacuna sin adquirir la enfermedad? Suponga que ya se vacunó y no desarrolló enfermedad. La prueba era entrar en contacto con VIH + o aún más: con quien ya desarrolló el SIDA. ¿Voluntariamente lo haría? ¡Quién arriesga su vida! La leyenda refiere que se prueba con condenados a muerte, otorgándoles comodidades en lo que son ejecutados.

Aún más: si sobrevive, se le condona la pena de muerte, ¡hasta se podría llegar a liberar! ¡Que viva con mayor comodidad! ¡Vaya ‘asté’ a saber si es cierto! O si es otro cuento con los que distraen, por ahí va. El aprendizaje se diluye, es difícil mantener la atención sobre un tema por largo tiempo.

Ya dejó de ser noticia la muerte de la pasante. Los pasantes médicos retornaron a sus labores. Hace un año cuatro días que iniciamos esta columna. El interés fluctúa, pero se mantiene ante la incertidumbre de morir, sobre todo cuando a tu lado muere un ser humano.

Es imperativo cubrir a quien arriesga su vida: el personal Médico y Paramédico en primera línea. Después, el resto del personal hospitalario. Siguiendo con maestros, personas susceptibles y luego la población restante.

¡Me vacunaré! Consciente de beneficios y probables repercusiones. La angustia es consecuencia del miedo a lo desconocido. Aprender y conocer, mitigará el temor.

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