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Una Ventana Literaria

Escritora AEPCH: Yolanda Molina Quiñones

Un espacio dedicado a la Asociación de Escritores y Poetas Chiapanecos, A.C.

Edgar Colmenares Sol aepchchiapas@gmail.com

Soy Yolanda Molina Quiñones, hice mis estudios en la Escuela de Artes Plásticas coordinada por el INBA. Obtuve primer lugar en el concurso de obra pictórica con el óleo Paisaje de Tuxtla, en la Feria Internacional de Tapachula, Chiapas en 1965.
Soy autora de “Desde entonces soy otra”, “La palabra incendiada” y “A qué seguir buscando paraísos”. Mi obra poética es vasta, he sido antologada en: Poesía en voz alta, Vertiente de palabras, Sólo tengo el viento de un lápiz, Escalando horizontes, Cuando sopla el viento, Vientos de otoño, Al filo del gozo, Letras para Chiapas AEPCH, Voz de los vientos, La que va dictando el fuego, Primero sueño y A veces yo sin velo. Sor Juana Inés de la Cruz y poetisas mexicanas. Además de participar en cuatro ediciones de Canto sin fronteras.
Soy integrante del Seminario de Cultura Mexicana, corresponsalía en Tuxtla Gutiérrez; de la Asociación de Escritores y Poetas Chiapanecos A.C.; Movimiento Ciudadano por la cultura; Poetas del mundo; Grupo Literario Décima Musa e integrante de la Institución Cultural Internacional América Madre.
Les escribo algo de mis letras, una de mis más grandes pasiones:
“TUXTLA”
I
Sobre Coyatocmó, el sol derrite, rayos de candox. Arde su corazón de flamboyán. Abuelo Sabinal, eterno abuelo, guardián. Desde los cuatro puntos cardinales los siglos te contemplan. Tuxtla: romería, jarana, tambor, pueblo. El aliento de dios te llama al alba. Desde el Mactumatzá, aroma de copal, sahuma el valle, coyá, de la luna desciende retoza, iluminado.
II
Es el alba lámpara de día, la oscuridad recoge sus fragmentos. El soplo de la fragua sobre Tuxtla incendia callejones. Riega su bermellón el flamboyán, con la danza del viento. El aire se adelgaza en canto dulce, penetra las estancias, entibia el corazón. Estamos todos. Bebemos del pozo de la tribu.
III
Giró el sol. Después de que las aguas se apartaron palomas señalaron el sitio. Y fue nacida del barro abonado de lluvia. Gotas de sal cayeron en la herida y conoció el dolor. Colgada de la noche, ebria de luz, tocó la luna su tambor de plata entonaron el canto de la vida, bajo el árbol sagrado: Hombres, mujeres, aves. Y los niños con la ronda más dulce tienen el caballito de panela para el galope de la tarde en Tuxtla.
Aquí les dejo otra de mis poesías de mi amado Tuxtla.
“LA VOZ DEL SABINAL”
Deslizaba mi cuerpo en espejo de la luna, peces jugaban en mis entrañas. Las noches entintaban mi ruta. Enraizados sabinos, vigilantes. Una Mañana mis piedras revolvieron y circulé como un hilo de sangre, el azul contempló mi agonía. Otro tiempo me dio el renacimiento y regresé con timidez de párvulo. Soy otra vez la serpiente de plata y zigzagueo mi libertad.

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