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Editorial

El INE, a prueba

Dos hechos ponen a prueba para ver de que estarán hechos los consejeros y consejeras del Instituto Nacional Electoral: su presencia en Palacio Nacional, en su “plática” con el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que ejercen su autonomía o se someten a lo que les dicten desde el Poder Ejecutivo, y la posición que asumirán sobre las precampañas electorales que iniciaron ya desde hace casi un año las corcholatas y que a partir de este lunes, son oficiales con recorridos por el país para conseguir el voto ciudadano reflejado a través de encuestas, para decidir quién es el candidato oficial a la Presidencia de la República.

Dos temas de suma relevancia, que de acuerdo a lo que se proceda en las próximas semanas, dará cuenta de la clase de INE que se tendrá de cara a la jornada electoral de junio de 2024, donde se renovarán gubernaturas en 9 entidades, diputados federales, locales y alcaldes. En suma, serán 19 mil 600 cargos de elección popular que estarán en juego, pero que toma trascendencia la elección del futuro presidente o presidenta de la República.

Se entiende y está más que cantado, que el presidente Andrés Manuel López Obrador mueva sus piezas de ajedrez y en esta partida está mantener el control del órgano electoral, que, durante sus primeros cuatro años, con Lorenzo Córdova a la cabeza, no se había alienado a lo que el presidente quería.

El fondo del problema no era que el ex titular del INE ganara más dinero que el propio mandatario. El tema fue que no pasaron todas las iniciativas que el gobernante intentó filtrar, para tener, por ejemplo, un Congreso de la Unión a modo. El problema no consistía en decir que Córdova era un conservador, no. El conflicto que se convirtió personal fue que el INE hizo su chamba basada en la ley.

Hoy, de buenas a primeras, se concertó la reunión entre el mandatario y los consejeros para “platicar”, para fortalecer la democracia. Cierto es que esta debería ser la principal misión, donde se respete la autonomía del instituto y se den garantías a las elecciones venideras.

Los consejeros reconocieron que la reunión fue benéfica para garantizar neutralidad en cada una de las funciones del INE como del gobierno federal, pero, sobre todo, que el encuentro no se había dado con anterioridad, porque no había reciprocidad entre las partes.

Si bien ello es importante, la autonomía y el respeto a la ley electoral y a la Constitución no depende de nadie más que de los propios integrantes del Consejo General. En ellos estarán las miradas para conocer sus resolutivos, sus dictámenes a lo que en materia electoral se empeñan en violar los partidos políticos, encabezados en esta ocasión por Morena.

La reunión para “charlar” entre el Ejecutivo federal y el INE está correcto como un buen paso para demostrar el respeto que debe haber entre los distintos poderes u órganos desconcentrados o autónomos. Si en este ejemplo se hizo de manifiesto con el instituto electoral, lo mismo debe pasar con otras instancias que por aplicar la normatividad que establece la Constitución, sean consideradas contrarias a los postulados de la Cuarta Transformación.

Ahí está el caso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)  o del Instituto Nacional de  Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), dos entes que no han sido tratados con la misma vara sólo porque dentro de sus actividades ponen en evidencia las trampas para beneficio del partido en el poder o porque les son exhibidos los actos de corrupción en los que han caído los funcionarios, cuando la regla mediática ha sido “que no son iguales a anteriores gobiernos”.

La otra bomba, la inmediata, es la que tendrá que resolver el INE respecto a las denuncias públicas sobre los evidentes actos adelantados de campaña que protagoniza Morena y sus corcholatas.

Al momento los consejeros ya han dictado cátedra sobre de qué depende de que un acto sea considerado como tal, aunque en la práctica es evidente que no se puede tapar el sol con un dedo ante semejantes hechos.

La ley establece que las precampañas deberían iniciar entre diciembre y enero próximo; delimita además qué tipo de difusión se hace, hacia qué público, en qué espacios. Los adversarios a la Cuarta Transformación ya han dado el grito en el cielo y exigido al INE a actuar por la violación constante a la ley electoral.

Hoy se intenta disfrazar con la nominación de un Coordinador del Esfuerzo de la 4T, pero los ejemplos de poderío de Morena están a la vista; manejan millonadas de pesos en publicidad; los espectaculares están en todo el país, difunden pautas publicitarias, circulan folletos, periódicos; acuden a entrevistas en radio, televisión, medios impresos y páginas virtuales o se agarran de YouTubers.

El INE tiene una dura prueba que deberá clarificar en lo inmediato y emitir medidas cautelares como primer resolutivo, y aun así haya sido una plática positiva con el mandatario federal, veremos de qué está hecho la autoridad que garantiza unas elecciones neutrales y equitativas para el 2024.

Por lo pronto, para hoy jueves tiene otra papa caliente y es justamente el evento masivo con el que Claudia Sheinbaum se despedirá como jefa de la de Ciudad de México. Si con estas muestras de poderío el INE no fija posición, entonces el futuro democrático estará volviendo a lo que pasaba 20 años atrás.

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