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Editorial

Nadine no se midió en su “defensa” de las mujeres

No sabemos qué postura debe estar asumiendo Nadine Gasman, directora del Inmujeres, varios días después de que dijera en un evento público que las mujeres deben “aguantar vara”, igual como los hombres y no victimizarse, porque hay que saber diferenciar entre violencia y política, y para tal caso, ésta última es pinche.

Su declaración no ayudó en nada a la lucha que día tras día emprenden desde sus diversas trincheras las mujeres, quienes, unidas en varios frentes, han tenido la fuerza y el valor para salir a las calles a demandar un cese fulminante a las acciones de violencia en su contra.

Claro que las mujeres aguantan vara, pero ya se cansaron de tanta impunidad, de tanto maltrato, de tanta violencia hacia sus personas. La funcionaria que debió defender las causas de su género parece que sufrió un lapsus del que debería salir a precisar o de plano, si ya está del otro lado, del oficialismo, pues que se quité la máscara de protectora o defensora a medias de las luchas de las mujeres en este país.

Pues ni duda cabe que son millones las que exigen un cese a la violación de sus derechos y muchas de ellas están encabezando los movimientos sociales, metidas en la política, pero como factor de que en el futuro inmediato se vaya combatiendo las prácticas que las lastiman.

Esto no quiere decir que, en una competición, dentro de la política, el adversario tengo el derecho de ofender, maltratar, agraviar, de injuriar, de insultar, poner sobrenombres, mentir, causar bochorno o difamar a su oponente.

Lamentablemente esto se ha venido registrado en todos los tiempos, desde el poder hasta cualquier círculo que busca empoderamiento a costa de lo que sea.

Los políticos, por ejemplo, toman esta bandera como la oportunidad de servir a la sociedad, aunque al final del camino, nos enteremos que en la búsqueda de su ascenso haya sido para obtener beneficios personales. Para la sociedad, la política es una basura, para no decir peladeces, justamente porque a la fecha los políticos han tomado a sus electores como conejitas de indias, y sólo ven por ellos y sólo ellos.

Por ello las declaraciones de la presidenta del Inmujeres están tomadas como en fuera de lugar por tanta violencia política de género que se práctica en los ayuntamientos, con los alcaldes, en los puestos públicos en los niveles estatal y federal o incluso los que se registran en las tribunas públicas de los congresos de los estados o del mismo Congreso de la Unión y hasta en el Senado.

Además, ya no se hable de las muertes o desapariciones de mujeres que sufren día con día en este México bronco, donde la lucha por la supervivencia, aunque parezca cuento, es ya cuestión de suerte, pues no se sabe en qué momento se presentan escenarios de violencia.

Por eso no fue buena idea señalar por parte de Gasman que habría que aguantar vara ni hacerse las víctimas cuando hay en los registros oficiales entre 11 y 12 mujeres que son asesinadas cada día en nuestro “querido México”.

Hoy la misoginia, el machismo, la difamación deberían terminar, pero no, hace falta mucha cultura y dentro de ésta, las políticas de equidad y el respeto deben ser supremos, inalienables. Tenemos que tener esperanza de que ello termine algún día, pero no será con posturas contradictorias desde el mismo género.

No se trata de tampoco de hacer diferencias entre uno u otro concepto, lo que hay que demandar, insistimos, es respeto e igualdad. Lo que logramos percibir en las redes sociales, a raíz de las declaraciones de la representante de las mujeres en México, tampoco es bueno para reencauzar los valores, pero tampoco se puede juzgar cuando las heridas son profundas y difíciles de curar.

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