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Editorial

La educación, rehén de Pinto Kanter y Montoya Oseguera, en Altamirano

Un tema que se está registrando en el municipio de Altamirano llama a la reflexión y es que, derivado de los problemas políticos y sociales, aunado a la inoperancia de la Secretaría de Gobierno ha provocado que más de 2 mil niños y niñas de este municipio no acudan a los centros escolares desde hace tres mes y días. Su atraso en la adquisición de conocimientos es palpable y evidente, aunque ello no signifique nada para las autoridades de la Secretaría de Educación.

Pero, bueno, no teman con relacionarlos con los resultados presentados por el Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), examen estandarizado que se encarga de medir la capacidad de los alumnos de 15 años para utilizar sus conocimientos y habilidades de lectura, matemáticas y ciencias en la vida real.

Hoy en este municipio, las autoridades se han olvidado que todos tienen derecho a la educación, como lo establece el artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Los niños de educación básica en Altamirano no están siendo objeto de este beneficio que el Estado debe bridar.

“La educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia”, dice la Carta Magna, pero aun así, no se aplica porque mientras no se resuelva el conflicto en aquel municipio, las cosas seguirán igual, con tendencia a mantenerse como una demarcación con serios problemas en el sector educativo.

Altamirano se localiza a unos cuantos kilómetros del municipio de Ocosingo. Sus problemas políticos iniciaron hace tres años con mayor fuerza, cuando los candidatos se disputaban la presidencia municipal que dejaría Roberto Pinto Kanter a su esposa, Gabriela Roque Tipacamú, quien finalmente dimitió, y desde entonces, los enfrentamientos y bloqueos son el pan de cada día.

Los roces políticos se hicieron más fuertes por el derrocamiento de Pinto Kanter, cuya familia había gobernado durante más de 20 años el municipio, y quien diría las cosas que el derrocamiento del partido Verde en aquel municipio ha traído desolación e impunidad, pues los operadores políticos conocen como Gabriel Montoya Oseguera, síndico concejal, se ha convertido en el hombre fuerte que ha mantiene una lucha feroz contra Roberto Pinto, quien a pesar de no estar presente en el escenario, son los que luchan por el poder, y así en esta confrontación, afecten a la niñez que se resguarda que se resguarda en sus casas.

Las escuelas están abandonadas e incluso muchas de ellas han sido “visitadas” por los amantes de lo ajeno y hoy han perdido gran parte de sus muebles y equipos que tenían en las instalaciones.

Chiapas se encuentra entre las entidades con mayor rezago educativo en el país y con estas prácticas políticas y la inoperancia de la autoridad para poner orden, sin duda que nos seguiremos hundiendo sin necesidad de que haya evaluaciones públicas como las de PISA que nos han reprobado.

Por esta violencia en la que se encuentra inmiscuido el municipio tiene que acelerarse la operación política para poner orden, tiene que intervenir el Congreso del Estado para llamar a cuentas a la alcaldesa María García para que despierte de su letargo y se inmiscuya en el problema.

Altamirano no puede seguir siendo rehén de unos cuantos personajes que secuestran la política para sus fines aviesos. Hoy hay que aplicar la ley y no se necesita advertir a los interlocutores de que se va a actuar si no se hacen a un lado. El gobierno estatal y el Poder Legislativo tienen en sus manos la decisión de no seguir permitiendo que haya impunidad.

Lo que se está cometiendo con los infantes del nivel básico es un crimen porque les sega su desarrollo, porque les impide crecer en conocimientos, en habilidades. Cierto es que, a menor conocimientos, menores “armas” se dan a los pueblos para luchar, para exigir sus derechos.

Las grandes revoluciones en el mundo se han gestado ante la opresión que han ejercido los gobiernos autoritarios y este, el de Altamirano, parece ser que esa es su meta. Cierto que no a esa escala, pero la violencia se puede generalizar y ello no ayuda.

Ojalá las secretarías de Educación, la de Gobierno y la LXVIII Legislatura, se coordinen para concretar una solución definitiva e inmediata, pues no es posible que en las 16 escuelas del municipio que permanecen cerradas por la rivalidad de Pinto Kanter y Montoya Oseguera, se margine el proceso educativo.

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