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Editorial

La política, un negociazo

El año pasado, cuando se criticaban los agarrones entre el partido en el poder, Morena, defendido a capa y espada por el mandatario federal, y la oposición, que supuestamente pugnaba por ser transparentes en cada uno de sus movimientos políticos, se tenía la esperanza de que, ante la exigencia de la ciudadanía, los partidos políticos harían honor a su palabra para dejar de lado los acuerdos en lo oscuro.

Pero, oh decepción, cada día nos embarran en la cara que lo prioritario es la ambición, los beneficios que puedan obtener como institutos políticos y como gobierno.

A los mexicanos nos queda claro que siempre ha sido así. No hay cambios. Las promesas son solo eso, promesas. Es lamentable que conforme pasan los días y crece el furor de las campañas políticas, la codicia, la avaricia, es lo único cierto y comprobado que persiguen los que se dicen honran a la política.

Ésta es para servir no para servirse, pero los casos que en la práctica se conocen, cada día desaniman a la ciudadanía y más que desánimo, el problema es que vamos directo a estar a disposición de lo que diga y se le pegue la gana hacer al que tiene el poder en turno.

Los primeros casos lo vivimos a inicios de este año cuando el Tribunal Electoral del poder Judicial de la Federación determinó que, en el Instituto Nacional Electoral, la presidenta Guadalupe Taddei puede hacer y deshacer a su antojo, al aprobar que ella puede designar a su gente de confianza, es decir, que no requiere del voto de quienes integran el Consejo General del INE.

Bien dice el refrán que “mal inicia la semana para quien ahorcan el lunes” y tal parece que en ese camino vamos. El control que actualmente empezó a tomar el poder Ejecutivo del Poder Judicial es una prueba de ello. La recién nombrada presidenta, Mónica Soto, hizo suyos los votos mayoritarios y con ello, se empezó a vislumbrar de qué lado está la mano del presidente mexicano. Es lo que el gobierno ha querido, tener el control para dar entrada y salida a sus encomiendas que no le hagan sombra para conservar el poder, y, sobre todo, para aplastar a sus adversarios.

Decíamos que la sociedad cada día se desencanta de los políticos si éstos utilizan sus posiciones estratégicas para su beneficio propio y es ahí donde se presenta el desencanto. Hoy, lo hemos dicho, la gente no es tonta, sabe lo que pasa a su alrededor y este conocimiento puede ser el que haga diferencia a la hora de votar, así la abrumadora propaganda se deslice por todo el territorio mexicano por equis o zeta candidato o candidata.

Ahí están las denuncias que la exdirectora de Notimex hizo contra la Secretaría del Trabajo por pedirle moches del dinero de la liquidación de los trabajadores para entregarla a una candidata presidencial, o los probables actos de corrupción y conflicto de interés que se descubrió con el manejo del balastro o grava que se utilizó para toda la extensión de las vías donde transita el Tren Maya. De ser esto verdad entonces nada ha cambiado, así se desgañoten diciéndonos lo contrario.

Y lo que se creía había desaparecido, los convenios entre partidos para acceder al poder, una vez que se haya obtenido el triunfo en una elección, lo puso al descubierto Marko Cortés, dirigente del PAN. Este político que se rasga las vestiduras exhibió el cuchitril con el que operan los partidos, solo pensando en ellos, más que en la ciudadanía. Él se defiende que es parte de la negociación, y aunque justifique el gesto, a nadie convencerá que el voto y confianza de la ciudadana se utiliza vilmente para sus partidarios más cercanos.

El panista puso en evidencia la podredumbre que aún existe. Dejó en claro que no están ahí por la gente, están para ver qué beneficios consiguen al acordar puestos para el PAN en la coalición que se hizo con el PRI en la elección pasada de Coahuila.

La no elección de los comisionados del INI es la otra forma de golpear no solo a los partidos, sino a la ciudadanía, quienes están desamparados ante la ola de denuncias que presentan al organismo y que están engavetadas. O la pasividad de la Cámara de senadores para no designar a más de 100 funcionarios que pertenecen a organismos autónomos.

La otra burla la hizo Samuel García al destapar entre chelas y tequilas a Jorge Álvarez Máynez, a la presidencia de la República por el partido Movimiento Ciudadano. ¿Qué seriedad puede haber en un partido si el mensaje para los chavos -a los que se refirió Samuel- es hacer negocio acompañados de unas frías?

El gobernador de Nuevo León, al que el PRI, PRD y PRI le dieron una zarandeada al obligarlo a abandonar la candidatura a la presidencia de México, se jactó de desempolvar a Jorge, su compadre, como el bueno. Para los que están enrolados en la política, conocen a Máynez como un político mucho mejor preparado que Samuel, pero sin el carisma de éste que a muchos gusta y a otros no, y ante ello coinciden que la candidatura de Movimiento Ciudadano es con el claro objetivo de minar el porcentaje de votación de la oposición para favorecer a Morena, de ahí que el propio presidente de México elogie y considere como legal la designación de Máynez a honroso puesto.

Lo que queremos dar a entender es que la política no es transparente ni mucho menos eficaz y productiva para la sociedad, al contrario, en cada embestida, se da cuenta de que es engañada cada tres y seis años, cuando hay elecciones.

Qué pena que el estiércol que escupen demuestre el tipo de calañas que se tienen como representantes populares y porqué los otros buscan afanosamente estar viviendo de las arcas del gobierno. Al final, la política es un negociazo en donde nadie pierde y si así fuese, sólo poquito.

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