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Editorial

Uriel Estrada se prueba su vestimenta indígena

Lo que son las cosas, dijera la cantante Yuridia, ahora resulta que el ex auditor José Uriel Estrada Martínez, anda en terapias mañana, tarde y noche para lograr concentrarse en la idea de que el día de la toma de posesión como diputado integrante de lo que será la LXIX legislatura local, tendrá que ponerse la vestimenta que portan los pueblos originarios, pues no hay que olvidar que usurpó la candidatura, primero, y el escaño, después, que le pertenecía a algún representante del distrito electoral con cabecera en Simojovel, municipio de donde es originario.

Ya el pueblo chiapaneco, pero principalmente los alcaldes con los que hizo componendas y que algunos de ellos resultaron reelectos, y otros más serán sus compañeros de bancada o de algún otro partido, serán testigos si el susodicho personaje llega transformado, con su sonrisa a flor de piel y colgando de su brazo el bastón de mando que le “dio su pueblo que lo apoya”.

El primero de octubre, en la primera sesión de la nueva legislatura, abarrotada de morenistas y del partido Verde, Estrada Martínez lo veremos pavonearse en los pasillos del recinto legislativo con su traje indígena.

Con huaraches, falda larga de lana de oveja o de algodón, una camisa bordada o un huipil con bordados y brocados de diferentes colores y diseños, una faja para aguantar la falda y un rebozo o chal que se utiliza encima de la blusa, puede ser liso o combinado con dos o más colores, será como se deben imaginar que llegará engalanado el tristemente célebre ex auditor superior del estado.

Y no es que nos mofemos de la cultura de los pueblos originarios y de sus tradiciones, a la que respetamos en toda la extensión de la palabra, sino porque es justamente la estafa que el ex funcionario estatal hizo con los indígenas tzotziles no tiene justificación más que la ambición de un personaje que requería tener blindaje ante la ola de denuncias que existen en su contra por el manejo de las cuentas públicas de los municipios, donde protegió las corruptelas de los alcaldes.

De hecho, al ganar Morena y el partido Verde, este último por el cual obtuvo la curul de representación de los pueblos indígenas, es inadmisible que se presten a iniciar una investigación contra el extitular de la Auditoría Superior del Estado, pues en la presente Legislatura, la LXVIII, ningún diputado ni diputada alzó la mano para insinuar como mínimo que se abriera una investigación para deslindar todo aquello que se ha escrito y dicho de Estrada Martínez.

Si en el pasado y en el presente no hay ninguna posibilidad de escudriñar si hubo o no malos manejos de los dineros públicos, menos se hará en el futuro para poner en el banquillo de los acusados al ex funcionario.

Esta situación habla muy mal de los partidos políticos que cobijan a este tipo de personajes considerados non gratos para el grueso de la población y para un gran número de trabajadores de la propia institución que encabezó el hoy virtual diputado electo.

Las denuncias públicas que se hicieron a través de este medio de comunicación en ningún momento tuvieron el eco de las autoridades de Conciliación y Arbitraje para darle solución a los despidos injustificados que reinaron durante su gestión, todo porque los hombres y mujeres que fueron separados de sus funciones, no se prestaron a los actos de corrupción que presentaban las cuentas públicas de una inmensa mayoría de los ayuntamientos chiapanecos.

Para todos es conocido que la mediana inteligencia que dice tener el diputado “indígena” solo la aprovechó para hacerse uno de los hombres más ricos de los últimos cinco años, pues hoy lo que busca es protección para no ser detenido e investigado.

En realidad, que mal hará el próximo gobierno si lo protege aun conociendo que en el ámbito político y social se ha comprobado que Uriel Estrada se ha acentuado en el mundo de la corrupción. De ser así se echará por la borda el discurso ventilado de que se castigará a todo aquel que haya abusado del poder y se le compruebe que ha sido un mano larga.

Pruebas hay infinidad, sólo es cuestión que se animen a poner el dedo en la llaga, y transparenten el ejercicio de las cuentas públicas donde casualmente todos los alcaldes y alcaldesas son los más honrados del mundo. Sin embargo, sólo basta con darse una vueltecita por sus zonas de influencias para constatar que lo que dice la gente que, de ser unos insignificantes pobladores, ahora son unos grandes potentados “hombres de bien” o mejor dicho, colosales caciques.

Ese es el caso de José Uriel Estrada Martínez, el exfuncionario hoy diputado electo indígena que dejó a un lado la vestimenta originaria para portar ropa de marca y donde sus huaraches los cambió por prestigiados mocasines. Bueno, al menos el primero de octubre lo veremos transformado con su vestimenta tzotzil y eso ya es ganancia.

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