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Editorial

Un ‘Ombudsperson’ que desatiende los derechos humanos de los chiapanecos

“Dirigir” los destinos de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Chiapas es el negocio del siglo, pues tener un presupuesto multimillonario para no hacer nada sí que lo vale y cualquier hijo de vecino podría lograrlo, haciendo uso de sus influencias.

Este es el típico caso de Juan José Zepeda Bermúdez, quien deberá asumir el cargo durante 10 años, pues fue reelegido en febrero de 2023 por un periodo de cinco años que terminarán hasta el 2028.

Si esto no es una beca o una gratificación por ser omiso ante los graves atropellos que sufren los chiapanecos y chiapanecas, entonces no nos imaginamos qué tipo de contribución recibe el funcionario. O alguien en la entidad podría contravenir la afirmación de que nunca de los nunca este sujeto ha hecho algo bueno para defender los derechos de los ciudadanos. No y no lo hará porque no es su filin, su objetivo, su lucha.

Zepeda Bermúdez cumple con su cometido de ser un hombre que no abre la boca ni en las mesas de seguridad, donde todos los días, de lunes a viernes, acude religiosamente para pasar lista, y con ello desquitar su jugoso salario que superar los 200 mil pesos mensuales.

Desde el año 2015 fue evidenciado que el ombudsman chiapaneco era el mejor pagado de México con un salario “neto mensual de 159 mil 513 pesos, es decir, ese es el sueldo que recibe ya libre de impuestos y retenciones. Sus percepciones son de 231 mil 466 pesos”, había publicado la periodista Sandra de Los Santos Chandomí.

No cabe duda que para ser “cara dura” como dice Gerardo Fernández Noroña no importa que su función como ‘Ombudsperson’ se limite a levantarse a las cuatro de la mañana para estar puntual dos horas después en la puerta de Palacio de Gobierno o un día antes en cualquier municipio donde la autoridad estatal presida la Mesa de Seguridad.

Para tomar café, comer galletas y ser un paladín institucional, bien lo vale si, además, la CEDH tiene un presupuesto de más de 10 millones de pesos que la dependencia “no sabe” cómo comprobar debido a que no tiene expedientes ni un trabajo donde se defienda a la ciudadanía.

Dice Vinicio Portela, director del portal “Agencia 55”, “hacerse pen#… es un buen negocio” y lo vale y lo sustenta al señalar que tener un presupuesto, nada más y nada menos, de 10 millones 266 mil 76 pesos con 18 centavos, bien vale la pena hacer como que trabaja.

El detalle es que no se ve claro cómo es que dicho recurso sirva para “promover sociedades pacíficas e inclusivas, para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles», según reza los objetivos de la CEDH.

Con todo esto, está claro que el funcionario que “defiende los derechos humanos” anda divagando por la vida como “juan por su casa”, sin que le preocupe absolutamente nada”. Es más, en los casi seis años que lleva al frente de la CEDH no ha habido una sola recomendación donde se refleje el trabajo de la dependencia, mucho menos, una intervención directa de Zepeda Bermúdez para intervenir en un caso específico.

Todo esto sale a cuento porque muy propio, emite un posicionamiento “muy firme y crítico” sobre la investigación que debe realizarse para desentrañar la verdad sobre el artero crimen que sufrió el periodista Víctor Alfonso Culebro, quien fue encontrado sin vida en el municipio de Jiquipilas, pero levantado en Cintalapa, donde residía y operaba una página virtual llamada Realidades.

Dicen que una primavera no hace verano y pareciera que este es el caso del titular de la CEDH, en quien los chiapanecos tenían la leve esperanza de que desde la Comisión Estatal de los Derechos Humanos podrían tener la garantía de que los defendieran de los atropellos a lo que son objetos en su persona, pero este sueño guajiro se esfumó desde el primer día en que asumió las riendas del organismo el oriundo de “conejolandia”.

Las legislaturas LXVII y LXVIII son responsables de la ineficacia que ha demostrado el mal llamado ‘Ombudsperson’ pues simplemente no le hicieron ni le hacen ninguna reconsideración de que es un servidor público para la defensa de los derechos humanos del pueblo, no para que se consagre como un embajador de la holgazanería y de la falta de compromiso consigo mismo, así como de la falta de los valores y ética profesional para desempeñar tan importante cargo.

Ya voces autorizadas habían dicho que con la reelección de Zepeda Bermúdez se vulneró no sólo el derecho de las víctimas, sino el principio de paridad constitucional. Así, más claro ni el agua.

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