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Un logro de grandes dimensiones

Editorial

Es digno de encomio que en la sesión plenaria del pasado 19 de junio, el máximo órgano electoral del país haya confirmado más del 80 por ciento de las sentencias que ha dictado el Tribunal Electoral del Estado de Chiapas en fechas recientes.

El dato no es para menos. Es una excelente noticia. La cual refleja que esta institución goza de capacidad, eficiencia y credibilidad. En otras palabras, los chiapanecos pueden estar confiados en que resolverá las impugnaciones conforme a los dictados de la ley, con equidad y privilegiando la voluntad del pueblo.

Este logro del TEECH, sin embargo, tiene un enorme significado. Por tanto, no debería tomarse a la ligera, como una noticia más. Por el contrario, debe sopesarse a la luz del difícil periodo que atraviesa el país en materia política, que está profusamente bombardeado por la polarización y la influencia de un poder hegemónico que mira las instituciones democráticas como enemigas de México.

Naturalmente, nadie puede poner en duda que el país ha ingresado a un momento muy complejo. Causas que no se han enfrentado con decisión, como la violencia criminal, asimismo el deterioro del entorno internacional y otras imputables a los actores políticos, han provocado que la incertidumbre e incredibilidad aumente entre la sociedad.

En este contexto, no es incomprensible que haya desconfianza en las instituciones. Aunque, de hecho, siempre es esperable, incluso en ciertas circunstancias es positivo, que exista algún grado de incredulidad ciudadana en los organismos gubernamentales, pues esto es reflejo de una ciudadanía informada, crítica y exigente. Es más, esta desconfianza está más presente en democracias maduras y consolidadas que en otras menos afianzadas o en países con sistemas políticos autocráticos.

Pero no es nuestro caso. El aprobado desempeño del Tribunal Electoral de Chiapas, encabezado por el magistrado Gilberto Bátiz García, es ejemplo irrefutable de que nuestras instituciones encargadas de organizar, vigilar, contar y validar la democracia funcionan y que están cumpliendo con su función de promover y proteger los derechos político-electorales de los ciudadanos.

Muestra de ello es que, de los cinco medios de impugnación de este tribunal, cuatro fueron confirmados por la Sala Superior y la Sala Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Y la sentencia que no se ratificó, en consecuencia, no es motivo para que la sociedad sienta desconfianza. Al revés, invita a subir un escalón más en la escalera de la confianza y, por ende, de la credibilidad y respetabilidad.

Con este resultado, el Tribunal Electoral del Estado demuestra ser una institución sólida, capaz de resolver controversias con apego a la ley y haciendo valer la Constitución, comprometida con la protección de los derechos políticos y electorales de los chiapanecos y suficientemente profesional para impartir justicia en el ámbito de su competencia. No lo olvidemos: de la solidez institucional deviene la fortaleza democrática.

Para fortuna nuestra, este órgano de justicia electoral se está convirtiendo en estos tiempos aciagos en un factor valioso para la certeza de los derechos en temas fundamentales para el estado, como el electoral. Es una lástima que no se pueda decir lo mismo de otras instancias gubernamentales u organismos públicos.

De cualquier manera, el TEECH, a través del ejercicio de sus responsabilidades y con la buena aprobación de sus fallos, está permitiendo que las nuevas generaciones puedan advertir que las elecciones, así como su ratificación en los tribunales, se dan en condiciones de orden, casi siempre de reconocimiento de resultados y con instrumentos que dan certeza a ciudadanos, competidores y partidos políticos. Lo cual es un logro de grandes dimensiones.

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