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De momento, ningún asteroide nos amenaza

Lo del sábado fue un “roce” de este asteroide, que pasó entre la luna y nuestro planeta, y que atrajo la atención de la comunidad astronómica mundial.
De las observaciones actuales, se estima que hay una probabilidad baja de impacto, al menos en los próximos 800 a mil años

Marco Alvarado/ Diario de Chiapas
El paso del asteroide 2024 MK, que ocurrió este sábado a unos 290 mil kilómetros de la Tierra, es un recordatorio de que hay objetos en nuestro vecindario cósmico que pueden alterar el curso de la vida como la conocemos.
El 2024 MK fue detectado hace menos de 15 días, esto a pesar de que se le considera un objeto de gran tamaño, con un diámetro que oscila entre los 120 y los 260 metros “y afuera hay unos de tamaños que van desde similares a un automóvil hasta destructores de planetas cuyo diámetro es similar a alguna de las grandes ciudades de nuestro mundo”, comentó en una entrevista Óscar Alejandro Cruz Toalá, del Club Astronómico Jatamatzá.
En el marco del Día Internacional del Asteroide, celebrado este 30 de junio, este club recordó que si uno de estos objetos impactara el planeta, la vida, tal y como la conocemos, sería borrada, en un escenario similar al que eliminó a los dinosaurios hace 65 millones de años.
Cruz Toalá recordó que no es inusual la caída de meteoritos, muchos de los cuales se desintegran en su paso por la atmósfera, dejando un espectáculo de luces.
Sin embargo, hay otros como el “bólido de Tunguska”, que un 30 de junio de 1908 explotó sobre una parte de este bosque siberiano, y aplastó aproximadamente 80 millones de árboles en un área de dos mil 150 kilómetros cuadrados.
Y lo ocurrido en Tunguska se atribuye a un objeto “pequeño”, lo que da una idea de la devastación que pueden provocar cuerpos como el 2024 MK, que de acuerdo con los sistemas de vigilancia norteamericanos, si impactara en la costa este de Estados Unidos, tendría efectos catastróficos en la mayor parte de la costa este.
Lo del sábado fue un “roce” de este asteroide, que pasó entre la luna y nuestro planeta, y que atrajo la atención de la comunidad astronómica mundial.
Tras lo ocurrido en Tunguska, no sólo se estableció ese día como un recordatorio de que hay enormes rocas de agua, polvo, hielo y materiales que acompañan a la vida, que están viajando distancias inimaginables, y que en algún momento podrían cruzarse con nuestro mundo.
“De las observaciones actuales, se estima que hay una probabilidad baja de impacto, al menos en los próximos 800 a mil años, aunque la NASA está haciendo un seguimiento de asteroides cuya órbita podría ser un riesgo para nuestro planeta, incluso se analiza con seriedad la posibilidad de impactar y desviar uno si su curso de viaje lo dirige a una colisión con la tierra”, destacó Cruz Toalá.
Los asteroides están entre los objetos más fascinantes del universo, tanto por los misterios de su origen, como por su potencial capacidad destructiva.

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