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“El Señor de las Sillas”, una joya chiapaneca

Ainer González / Diario de Chiapas

Porque no todo en la vida es de color de rosa y menos cuando se “vive” afuera y dentro de un nosocomio público, “El señor de las sillas” asegura que tampoco todo puede ser siempre gris y menos cuando se espera sentado.

Don Frumencio Antonio Mayorga del Carpio, ex trabajador de la Secretaría de Salud estatal, expone que tras 49 años de servicio en la dependencia, no pudo esconder y ocultar sus emociones y sentimientos de aquellas personas que esperan a sus enfermos, situación que difícilmente puede pasar desapercibido por el dolor ajeno.

“Trabajé 49 años en la Secretaría de Salud y yo vi lo que la gente sufre cuando tiene enfermos en el hospital”, dice.

Mayorga del Carpio revela que uno de sus mayores temores en la vida era jubilarse, no sólo por la falta de qué hacer, sino por la depresión y achaques que le generaría no trabajar.

Sin embargo, manifiesta que antes de jubilarse decidió no separarse de esa vida, pero ahora afuera de los hospitales, ayudando a quienes lo necesiten a cambio de su felicidad.

Con un cigarrillo en mano, platica del inicio del proyecto que más satisfacción le ha dado a sus 67 años de edad: rentar sillas y mecedoras de lazo para aquellas personas que esperan a sus enfermos afuera del Hospital General “Gilberto Gómez Maza” de Tuxtla Gutiérrez.

“Se me ocurrió, cuando yo me jubile voy a hacer eso, si pega bien y sino pues también, inicié aquí en octubre a la mala, yo anduve tocando puertas para que me dieran permiso, porque no me gusta estar fuera de la ley… nadie me apoyó y me vine para acá y las puse”, recuerda.

Desde mediados de noviembre de 2019, inmortaliza que su proyecto ha tenido el éxito que esperó y soñó.

“Desde el primer día esto fue una gran maravilla para la gente, mi idea es apoyar a la gente. Ha tenido auge más que nada por el precio”, cuenta.

Puntualiza que su proyecto nació con 15 sillas mecedoras para finalmente contar con 40 de ellas, donde cada una es rentada a 10 pesos por 12 horas, para que la gente que espera a sus familiares o conocidos afuera del hospital lo hagan sin estar parados.

Con este proyecto social, subraya que muchas personas lo rebautizaron o lo llaman como “El Señor de las Sillas”, pseudónimo que se ha ido expandiendo por la zona de hospitales de la capital del estado.

“Inicié con 15 mecedoras, ahora tengo 40. 20 pesos por las 24 horas, es con el fin de apoyar a la gente como labor social porque acá no vienen a turistear, acá vienen por suma necesidad y en el momento que la enfermedad le llegue no le está preguntando si tiene dinero o no”, comenta.

ME QUISO EXPLOTAR

Sin embargo, habla de que no todo ha sido fácil desde que emprendió este negocio, ya que al principio tuvo que superar obstáculos con la persona que se encarga de rentar los baños en la zona, sujeto que lo amenazó de sacarlo sino entregaba cuota.

“Al principio tuve otro detalle muy severo, la encargada de los baños, ella me quiso explotar, ella me dijo que ella era la que mandaba en toda esta área, me dice: yo te permito que puedas rentar tus mecedoras, siempre y me des el 50 por ciento, la cuota”, manifiesta.

Don Frumencio sintetiza que después de dialogar y llegar a un acuerdo con la mujer que lo amenazó por ser dueña de toda la zona del Hospital, tuvo que dimitir de la sociedad, ya que la fémina no sólo abusó de confianza, sino de la labor que emprendió con las personas, haciendo negocio de la necesidad.

“Le dije que iba a dar el 50 por ciento, pero al primer día que renté me proporcionó un empleado ganando 200 pesos diarios y lo único que hice fue 150, yo tuve que poner 50 de mi parte para pagarle… ella me empezó a exigir el 50 por ciento y por lo tanto ahí le paramos a la sociedad. Ella mandó a hacer sus mecedoras, son las verdes, hasta donde sé las da a 15 pesos las 12 horas”, detalla.

Para no tener problemas similares y con la autoridad, explica que inició con el trámite en la Coordinación General de Política Fiscal del Ayuntamiento de Tuxtla, para que su proyecto sea legal.

“Actualmente estoy tramitando el permiso en Fiscalía para evitar de problemas, ya pagando mi impuesto pues ya trabajo libremente”, comenta.

SIN NECESIDAD DE PAGO

A cuatro meses de llevar su sueño a la realidad, “El Señor de las Sillas” se define como una persona feliz y satisfecha de lo que emprendió, ya que cuando las personas no tienen para rentar siquiera una hora, las presta sin necesidad de un pago.

“Grandísima, grandísima la satisfacción. Cuando ya veo que ahora si no tienen nada, se las dejo, porque de alguna manera no las rento todas”, narra.

Mayorga del Carpio señala que si el proyecto continúa como hasta ahora, no habrá necesidad de que alguien más lo administre, ya que hasta el último de sus días se hará cargo de cuidarlo y protegerlo de posibles estafadores.

“Ahora si yo siento que si sigo a como a voy, hasta los últimos días, porque no tengo en qué otra cosa ocuparme, me siento muy bien; me voy a mi casa, regreso”, concluye.

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