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Estigmas sobre salud mental imposibilitan atención oportuna

Ainer González / Diario de Chiapas
La pobreza, desigualdades sociales y contextos de violencia que se registran en el país son las principales determinantes que inciden, de manera significativa, en la salud mental de las personas, quienes no son atendidas adecuadamente, afirmó la directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), María Elena Medina-Mora Icaza.
Dentro de su participación con la ponencia magistral: “Salud Mental Comunitaria”, en el marco del Tercer Seminario Permanente Emergencia Social Comunitaria de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, aseveró que en el país persiste la brecha en la atención a los pacientes con problemas de salud mental, frente a la que reciben personas con otros padecimientos.
Quienes presentan algún trastorno mental, añadió que, todavía no tienen protegidos sus derechos humanos, por lo que consideró como necesario revisar el modelo de atención y garantizar su reintegración a los sistemas de salud y educación, cuáles son los primordiales para este sector.
Con respecto a las determinantes de la salud mental, la catedrática enfatizó que no son un asunto que se atienda solamente por el sector salud, sino, que este tema se debe trabajar también en los rubros de desarrollo social, educación, trabajo y vivienda, además de canalizar presupuesto suficiente.
En este sentido, la especialista alertó que el señalamiento (estigmas) provoca que quienes empiezan a padecer algún trastorno se resistan a buscar asistencia, y esto no favorece que busquen ayuda, pues desde que empieza la enfermedad hasta que llega al tratamiento pueden pasar, dependiendo del padecimiento, de 14 a 35 años.
“Hay un grandísimo estigma contra la enfermedad mental, contra las personas que tienen provocación a tenerla, contra las instituciones que las atiende, y esto no ayuda a que las personas busquen ayuda y pues tenemos que desde empieza la enfermedad, hasta que llegan a tratamiento pueden pasar dependiendo la enfermedad entre 14 y 35 años, los que llegan a llegar a tratamiento, porque la gran mayoría no llega a tratamiento”, resaltó la doctora en Psicología Social.
De acuerdo con un estudio elaborado por el grupo de salud global y publicado en la revista especializada Lancet de Psiquiatría, comentó que se analizó cómo los determinantes sociales están asociados al desarrollo sustentable.
Por lo anterior, dijo se confirmó que de las 17 metas para el desarrollo sustentable 13 estaban relacionadas con la salud mental de la población y tenían que ver con factores como problemas económicos, pobreza, desigualdad, equidad de género, además de la inseguridad y los traumas asociados a la violencia.
En cuanto a la relación entre pobreza y enfermedades mentales, subrayó que la salud mental está estrechamente ligada con sus características biológicas, demográficas o constitucionales y también con factores de vida formados por las redes sociales y comunitarias, e influida por las condiciones de vida, de trabajo y amplios factores socioeconómicos, culturales y ambientales.
“Lo que encontramos en México, —cuando analizamos la exposición a la violencia en el ciclo vital— es que los testigos de violencia doméstica se daban principalmente entre los menores de 5 a 10 años; los golpes de los padres ocurrían antes de los 17 años; la violación en las dos primeras décadas de la vida; la agresión sexual desde los 5 años con nuevos casos hasta los 25 años”, abundó.
Con estos datos, añadió, se confirma que, para los niños y los adolescentes, en esa etapa de la vida aumenta el riesgo de enfermar; la mitad de las personas adquirieron un padecimiento durante la infancia, la adolescencia o en la juventud temprana, por lo que el trabajo de prevención se vuelve importante en esos periodos.

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