Jeny Pascacio / Diario de Chiapas
Al menos 60 indígenas tzotziles procedentes de Pantelhó se refugian en campamentos oficiales de desplazados por el conflicto que mantiene sitiado el municipio por un grupo de autodefensa denominado “El machete”.
En una paila de lámina don Miguel y Natán, un pequeño de 3 años de edad, ambos indígenas tzotziles de Pantelhó, desenvainan el frijol. No se conocían antes de llegar a uno de los espacios habilitados para recibir a las personas desplazadas de la cabecera municipal y comunidades aledañas.
Llegaron a San Cristóbal de Las Casas el pasado jueves 8 de julio, después del enfrentamiento entre el grupo de autodefensa y elementos de las secretarías de la Defensa Nacional y de Seguridad y Protección Ciudadana, en el que nueve uniformados resultaron heridos.
A este refugio, la sociedad civil lleva donaciones y eso les resta una preocupación, pues en las principales temen por la vida de sus mascotas y animales de traspatio, “mis pollitos y mis gallinas van a morir de hambre”, “yo dejé mis loritos”, “tengo un perrito y se quedó amarradito, no dio tiempo de nada”, lamentaron.
Dos profesionales de la psicología acuden 12 horas al día para otorgar sus servicios a los adultos y a menores de edad por medio de juegos.
En este caso, los tzotziles no accedieron a hablar de lo sucedido en su municipio, sólo esperan que las cosas pronto se solucionen para regresar a cuidar de sus tierras y sus animales, “queremos paz”.
En un segundo espacio, al otro lado de la ciudad colonial, sólo se alberga una familia. Las personas encargadas aseguran que las familias llegan por víveres y colchonetas, “prefieren venir por lo necesario e irse a casa de un familiar o conocido”.
Aunque se cuenta con lo necesario por ahora, las mujeres desplazadas urgieron apoyo de toallas femeninas, pañales para bebés, medicamentos y atención médica, pues algunas tienen padecimientos que necesitan atención urgente.
Además de los dos refugios controlados por autoridades de los tres niveles de gobierno, también se abrieron viviendas para recibir a las familias por parte de organizaciones de la sociedad civil y habitantes de la ciudad, aunque, al igual, carecen de atención médica.
Habitantes de Pantelhó entrevistados, de quienes se omiten los nombres por razones de seguridad, dijeron no lamentar la entrada de “los encapuchados”, pues consideran que han vivido durante dos décadas en medio de la violencia.
Temen hablar porque, incluso en el proceso electoral, aseguran que fueron amenazados para votar por el Partido de la Revolución Democrática para favorecer a Raquel Trujillo Morales, alcalde electo, “ellos pueden hacernos daños y tenemos hijos que son los que sufren”.
El domingo, autoridades comunales desconocieron el surgimiento del grupo de autodefensa, se deslindaron y exigieron, junto a organizaciones religiosas, la renuncia de la presidenta municipal, Delia Yaneth Flores Velasco.
