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Legado de un “Grande” en la conservación de cocodrilos

Adriana Santos / Diario de Chiapas
La conservación de las especies nativas de Chiapas es un duro trabajo que realizan las instituciones encargadas del cuidado ambiental, como el Zoológico Regional Miguel Álvarez del Toro (Zoomat) en Tuxtla Gutiérrez.
Aunque en la población se crea que esta labor se limita a los animales que se encuentran en peligro de extinción, lo cierto es que existe una gran diversidad de especies que están inscritas dentro de los diferentes trabajos de conservación que realizan las instituciones encargadas del medio ambiente, como los cocodrilianos (cocodrilos y caimanes), que, en numerosas ocasiones, han sido víctimas de un peligroso depredador: el ser humano.
La mancha humana ha desplazado de manera obligatoria a las especies que durante miles de años habitaron ciertas regiones que hoy en día, han sido conquistados por la especie humana para satisfacer sus necesidades de vivienda y alimentación.
Los cocodrilos de pantano, río y los caimanes, especies nativas de Chiapas, han sido presa fácil para algunas comunidades que ven en ellos la amenaza a su seguridad y la de sus animales de campo, desinformación que, de acuerdo a Ernesto Eduardo Perera Trejo, curador del Museo del Cocodrilo del Zoomat se ha buscado erradicar a través de diversas campañas, sin embargo, a través de las redes sociales, se ha vuelto una tarea complicada.
“Lo importante es que estemos transmitiendo la información para que lleguemos a tasa cero en este tipo de encuentros y que la gente vaya conociendo más se cerca a este tipo de depredadores”, comentó.

LA HISTORIA DEL GRANDE

Capturado en la comunidad “Los Pinos”, muy cerca del Puente Chiapas, la madrugada del 8 de septiembre del 2019, “El Grande” ingresó a este recinto tras la solicitud de rescate del ejemplar; un cocodrilo de río de 4.13 metros de longitud y 293 kilogramos de peso.
Bajo el argumento de que estaba ocasionando daños en las jaulas de pesca, pobladores de la región capturaron a este animal al cual le dispararon a quemarropa en varias ocasiones, ocasionándole lesiones en la cabeza y dejándolo ciego.
“En este caso tenemos un ejemplar que fue reportado para ser rescatado, pero ya había sido capturado y de manera muy agresiva para el ejemplar. Al final no se pudo lograr porque este animal recibió 59 impactos de bala”, narró el especialista.
Pese a los cuidados, este reptil exhaló su último aliento el 30 de diciembre de ese mismo año, resultado de una infección interna ocasionada por los impactos de bala que se le propinaron al momento de su captura.
La historia de esta especie, marcó una pauta para reforzar los trabajos de conservación de esta especie que, en ocasiones, se le ve como enemigo del entorno, siendo sacrificados por el desconocimiento de su función en el ecosistema, donde contribuyen a controlar poblaciones de otras especies y a mantener el balance en el ecosistema.
“Este caso en particular fue para sensibilizarnos al respecto, la gente piensa que tenemos mil especies de cocodrilianos y no” aseguró Perera Trejo.
Sin duda, esta historia nos permite reflexionar acerca de la relación entre el ser humano y el medio ambiente, especialmente con este animal

PANORAMA ACTUAL

Hoy en día, en algunas comunidades cercanas a las zonas donde habitan estos grandes reptiles reciben periódicamente la visita del personal del Zoomat y de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) para concientizar acerca de la importancia de este animal y su correcto cuidado, desde donde han logrado tener avances significativos.
“A veces la gente también no los toma en un riesgo para ellos, sino que el animal se encuentra en un sitio no adecuado para él y piden el apoyo. Afortunadamente sí tenemos ese apoyo de solidaridad de las personas” añadió.
Actualmente, el Parque Nacional del Cañón del Sumidero es el entorno en el que más habitan estas especies, hasta 300 crías han sido incorporadas a este sitio por lo que, aunque no existe un número exacto

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