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Pobreza energética

El sur-sureste, a pesar de procesar la mayor parte del gas natural que se extrae en México, carece de acceso a este combustible; esto requiere garantizar el acceso a energía confiable, con bajas emisiones y a precios competitivos en los hogares e industrias.

Francisco Mendoza / Diario de Chiapas
Desarrollar el sur-sureste del país es el pendiente más urgente en términos de bienestar social para la próxima administración; a diferencia del norte y Bajío, esta región no ha logrado transitar la ruta de la modernización económica e integrarse a la cadena de producción de América del Norte.
Esto se debe a múltiples factores, uno de ellos, la falta de infraestructura energética en la región; esto tiene implicaciones negativas tanto para los hogares, que tienen los mayores niveles de pobreza energética a nivel nacional como para las industrias, que no se pueden instalar en la región, debido a la falta de acceso a energía competitiva.
Mejorar las condiciones de vida de los hogares del sur-sureste mexicano y hacer la región más atractiva para los inversionistas es una tarea apremiante para aprovechar las oportunidades de industrialización que ofrece la relocalización de las cadenas de valor.
Es por ello que el Instituto para la Competitividad (IMCO), realizó un estudio sobre el potencial del gas natural para reducir la pobreza energética en el sur-sureste mexicano, así como para aumentar sus posibilidades de generar, atraer y retener inversiones.
La pobreza energética del sur-sureste, en el fondo es un reflejo de las condiciones de desarrollo general de estas entidades, señala IMCO; la región sur-sureste de México presenta deficiencias en múltiples indicadores que se relacionan directa o indirectamente con su competitividad, entendida como su capacidad para generar, atraer y retener talento e inversión.
“Por ejemplo, en tres entidades de la región sur-sureste (Oaxaca, Chiapas y Guerrero) más de 40% de los hogares utilizan leña como combustible para cocinar, en Oaxaca este es el principal combustible doméstico con 50.5%, mientras que el promedio nacional es 13.3%”.
Asimismo, es necesario subrayar la baja penetración del gas natural en viviendas, mientras que el promedio nacional es 8.6%, hay entidades como Campeche donde el acceso a gas natural en hogares es prácticamente inexistente (0.1%), a pesar de ser el principal productor a nivel nacional.
“Desde el ángulo de inversión, a pesar del interés de empresas de diversas partes del mundo por establecerse en países como México, actualmente no existen las condiciones que permitan que estas se instalen en el sur-sureste del país; esto es consecuencia de que esta región es menos atractiva para los inversionistas en comparación con sus contrapartes del norte y centro, debido,¿ entre otras cosas, a su limitada disponibilidad de gas natural y sus costos comparativamente más altos de energía eléctrica”.
Los principales desafíos en costo: la energía eléctrica en el sur-sureste es más costosa que en el resto del país. En 2023, el precio promedio de la electricidad en los 607 nodos que se ubican en las nueve entidades de la región fue de 958.6 MXN/MWh.
Este precio fue 14.3% mayor al precio promedio nacional (838.5 MXN/MWh) y 34.7% superior al promedio de la región noreste (711.8 MXN/MWh), la zona del país con los menores precios.
A nivel nacional 3.7% (1 millón 384 mil 494) de las viviendas destinan más del 10% de su ingreso a electricidad y combustibles, 32% de las cuales se ubican en la región sur-sureste.
Con respecto al desafío en el acceso, este es limitado a gas natural en el sur-sureste de México, el tiene dos consecuencias puntuales que reducen la competitividad de esta región y que afectan el bienestar de sus habitantes:
Acota el potencial de generación de energía eléctrica en la zona y contribuye a que los precios de la electricidad sean mayores que en otras regiones del país.
Restringe la instalación en la región de ciertas industrias que emplean este insumo en sus procesos productivos y podrían contribuir a su desarrollo y crecimiento económicos.
Las desigualdades que permean en sur-sureste de México no se resolverán si no se atiende primero la pobreza energética prevalente en la región. “El gas natural tiene el potencial para reducirla por dos vías: desde la generación eléctrica menos contaminante y más asequible, hasta su incorporación como combustible de uso doméstico en las zonas urbanas de la región”, señala IMCO.
De ahí que la expansión de la red de gasoductos (e infraestructura asociada) hacia el sur-sureste del país sea una condición indispensable para incrementar la competitividad de la región y para llevar los potenciales beneficios de la regionalización de las cadenas de valor o nearshoring.

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