Marco Alvarado/ Diario de Chiapas
En el marco de la reelección de monseñor Rogelio Cabrera López como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), los obispos de México lamentaron que se hayan recrudecido las condiciones de desigualdad social y con ello los problemas de violencia.
Además, en el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, expresaron: “pensamos en los que han experimentado los estragos de la muerte de amigos y familiares; los que siguen cayendo en la pobreza, los que han perdido su seguridad social, laboral y alimenticia, los migrantes forzados, los desaparecidos y los seducidos y atrapados por el crimen”.
Los obispos reunidos en la CXI Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano, urgieron a un cambio de mentalidad, un modo distinto de vivir y apostar por la unidad para superar la fragmentación,la división y la polarización política.
También se manifestaron a favor de un diálogo enriquecedor “para discernir y elegir los caminos adecuados, haciendo a un lado la indiferencia, la exclusión y el rechazo del otro”.
Rogelio Cabrera López, quien nació en Santa Catarina, Guanajuato, en 1951, fue nombrado en 2001 obispo de Tapachula, obispo de Tuxtla Gutiérrez en 2004 y Arzobispo de la capital de Chiapas en 2006, posteriormente, el 3 de octubre del 2012, el Papa Benedicto XVI lo nombró Arzobispo de Monterrey.
Luego designado por los obispos como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano para el próximo trienio 2018 – 2021, cargo que, tal parece, repetirá un trienio más con el apoyo de los integrantes de esta conferencia.
En esta ocasión, priorizando la salud de los asistentes debido a la actual pandemia por el virus de SARS-CoV-2, únicamente fueron convocados los 127 obispos con derecho a voto, el Nuncio Apostólico, los ocho secretarios ejecutivos de las comisiones episcopales, el equipo base de vicarios episcopales de pastoral, y un pequeño número de personal, indispensable para la realización de la asamblea electiva
