• Spotify
  • Mapa Covid19

Corea del Sur: La educación a cualquier precio

Corea del Sur: La educación a cualquier precio

 

Ulises Lara López

La popularidad de la serie de televisión surcoreana “El Juego del Calamar”, estrenada apenas el pasado 17 de septiembre, con más de 142 millones de espectadores alrededor del mundo, se ha posicionado como una de las más grandes en la historia de la plataforma Netflix.

Así mismo, desde hace años, diversos artistas surcoreanos encumbraron sus fronteras y tras su escala en los escenarios mundiales, su presencia ha sido permanente, teniendo como ejemplo a la industria del K-pop, donde los ídolos como BTS, han sido creados bajo el prototipo de artistas “casi perfectos”, a fin de contar con una mayor aceptación entre el público.

Estos casos, por lo que manifiestan y representan, resulta inevitable relacionarlos con la experiencia de que, en este país, en menos de medio siglo, dejó de ser una de las naciones más pobres, y con altas tasas de analfabetismo, para convertirse en una de las principales potencias económicas y educativas a nivel mundial.

En Corea del Sur, la educación ha sido el principal motor de desarrollo desde 1945, cuando se liberó de la ocupación japonesa. A partir de entonces la educación ha sido una de las más altas prioridades para los surcoreanos, concebida como la única vía para labrarse un buen futuro y contribuir al crecimiento económico de su país, siendo así altamente valorada como un signo de patriotismo, y les ha permitido ubicarse en las primeras posiciones de las evaluaciones internacionales.

El sistema educativo coreano es sumamente competitivo y los estudiantes tienen una presión muy alta para obtener las mejores notas que les permita ingresar a las universidades, ya que esto les garantizará un estatus social privilegiado y posiciones laborales muy apreciadas. Para los surcoreanos, si alguien no tiene éxito en la escuela, tampoco lo tendrá en la vida.

El desarrollo y el fortalecimiento de su sistema educativo tiene como base una fuerte inversión pública (casi un 7 % de su PIB y partidas para enviar a los mejores alumnos a estudiar a Estados Unidos, China o Europa) y privada (una vez cumplida la enseñanza obligatoria, el 90 % las familias invierten casi 20% de su salario para que sus hijos completen su formación académica), así como una amplia valoración a la figura del docente, a quienes se les retribuye con buenos salarios.

Sin embargo, el costo que deben pagar los estudiantes ante esta exigencia y presiones por parte de sus padres y del propio sistema educativo, para el logro particular del éxito, son las extenuantes horas de estudio con sus altos índices de estrés que detonan malestares físicos, depresión y problemas de conducta.

Por esta razón, según la OCDE, Corea del Sur presenta altos índices de suicidios, siendo la principal causa de muerte de personas entre 10 y 30 años de edad; asimismo, los jóvenes de 11 a 15 años tienen los niveles más altos de estrés, en comparación con otros países industrializados. Actualmente, el gobierno surcoreano, a la vanguardia en educación, está tomando conciencia de esta situación, a la que debemos estar atentos en un mundo de economías emergentes.

Es indudable el éxito del sistema educativo de una de las potencias económicas más sofisticadas del mundo, que trabaja para adaptarse al nuevo contexto social, cultural y económico que vive nuestro planeta, y que bajo un nuevo paradigma educativo demanda la formación de personas menos individualistas e infelices, con capacidades para adecuarse a los problemas complejos que les planteará la sociedad futura.

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *