Eduardo Ruiz-Healy
No va nada bien la lucha que el gobierno de Estados Unidos libra contra los cárteles mexicanos de la droga. Esto se deduce al leer la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas (NDTA) 2024 (2024 National Drug Threat Assessment o NDTA), el reporte que el jueves pasado difundió la DEA (Drug Enforcement Administration), la agencia antidrogas estadounidense, que evalúa “las amenazas de las drogas ilícitas y las tendencias del narcotráfico que ponen en peligro a EEUU”.
El reporte de solo 54 páginas, que está en shorturl.at/jzMSX, destaca una lucha continua contra el tráfico de drogas, revela pocos avances y anota muchos desafíos crecientes. También reconoce que los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación emplean tecnologías avanzadas que complican los esfuerzos del gobierno para ganar la guerra contra las drogas que en 1971 el presidente Nixon declaró contra los narcotraficantes,
La DEA acepta que la crisis de salud pública por sobredosis de opioides sintéticos como el fentanilo persiste y se agrava. En 2021, 70 601 personas en EEUU murieron por sobredosis de esta droga y en 2022 fueron 74 225, un 5.1% más. En esos dos años, 314 743 personas perdieron la vida por sobredosis de fentanilo, metanfetamina, cocaína, heroína y opiáceos diversos. En los primeros seis meses de 2023 el fentanilo mató a casi 38 000 personas, lo que permite suponer que la cifra definitiva del año podría ser superior a la de 2022.
El reporte no menciona cuál es el valor del mercado de las drogas en EEUU y solo anota que Los Chapitos, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco obtienen miles de millones de dólares en ganancias fabricando fentanilo y metanfetaminas y traficando estas drogas y cocaína colombiana a EEUU. Tampoco especifica cuantos de esos miles de millones se han incautado, limitándose a anotar que en 2022 se decomisaron “cientos de millones de dólares en activos” que incluyeron “efectivo a granel que los cárteles intentaron introducir discretamente en el sistema financiero legítimo, así como en instrumentos financieros (como acciones, bonos, criptomonedas, tarjetas de valor almacenado), bienes raíces y artículos de lujo”.
Algo en el reporte molestó al presidente Andrés Manuel López Obrador, a su virtual sucesora Claudia Sheinbaum y a funcionarios y legisladores morenistas: el que la DEA asegure que “El Cártel de Sinaloa puede operar libremente en algunas partes de México porque tiene una red de contactos corruptos policiales, militares y políticos” y que “El Cártel Jalisco fabrica y trafica drogas con relativa impunidad en algunas partes de México sobornando e intimidando a funcionarios gubernamentales, militares y encargados de hacer cumplir la ley y que también está implicado en el soborno de jueces”. AMLO y sus seguidores insisten, como siempre, en negar que ocurre lo que es un secreto a voces.
El informe de la DEA muestra que la estrategia de EEUU es ineficaz y que la corrupción en México y ese país permite la operación de los narcotraficantes.
Mientras los gobiernos de ambos países no acepten que seguirán perdiendo la guerra contra las drogas e insistan en seguir las mismas estrategias para combatir lo que es un problema de salud pública, el número de muertos y el poder de los cárteles seguirán aumentando.
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