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El Ejército, el Presidente y la seguridad

Razones

El Ejército, el Presidente y la seguridad

Jorge Fernández Menéndez

En la primera entrevista que ofrece el secretario de la Defensa Nacional, el general Luis Crescencio Sandoval y que hoy publicamos en Excélsior, quedan claras las principales preocupaciones de las fuerzas armadas en materia de seguridad y en el manejo institucional de la misma. Existe preocupación por el funcionamiento del sistema judicial, que por coerción o corrupción deja en libertad a muchos delincuentes; por la incomprensión de las fuerzas políticas sobre las labores que realizan las fuerzas armadas; por la falta de voluntad política de muchos actores de participar de lleno en las tareas de seguridad, y en garantizar, manteniendo la eficiencia y la disciplina, las dos cosas que les pidió el presidente López Obrador al iniciar la administración: que se respetaran los derechos humanos y que en la medida de las circunstancias operativas se disminuyera el índice de letalidad en los enfrentamientos con los delincuentes.

Lo publicado es parte de una larga entrevista realizada en los últimos días de mayo que está incluida en un libro sobre el futuro del narcotráfico y la seguridad de muy próxima aparición en Grijalbo.

Para el General Sandoval, se requiere fortalecer una suerte de equilibrio entre la aplicación de las leyes, la eficiencia y la disciplina del accionar militar y la voluntad política de todos los actores para avanzar en la seguridad en el país.

“Las leyes, dice, son aliadas estupendas para desarrollar nuestro trabajo, pero desafortunadamente en algunas ocasiones, quienes tienen que aplicar las leyes “le buscan el camino” para de alguna manera favorecer a la delincuencia; sin embargo, también se ha dado el caso que la delincuencia amenaza a quien en sus manos está aplicar la justicia”. Le preocupa, que se hable de militarización. “La presencia de las Fuerzas Armadas en cumplimiento de sus misiones generales, insiste, no significa militarización, sobre todo porque no estamos en el Gobierno para dirigir alguna parte que no sea nuestra especialidad”.

Y reitera algo que es una constante y que en el ámbito político muchas veces no se quiere reconocer: “la gente apoya nuestra presencia que no ha sido de tres o cuatro años, sino de 13 o 14 años en una estrategia para combatir a la delincuencia; tiempo durante el cual los gobiernos estatales no aprovecharon para fortalecer su estructura de seguridad pública….Era más fácil pedirle apoyo al Gobierno Federal en turno, que generar una estructura de seguridad competente, hay estados que lo han hecho, que lo hicieron y que tienen una fortaleza importante. Me atrevería a decir Coahuila, Nuevo León y Yucatán”.

¿Cómo entendió el Presidente, le pregunté, que fue tan crítico hasta la campaña electoral qué era el ejército, cómo cambia el Presidente su relación con el Ejército?

“Aquí fue importante, dice el General Sandoval, que le proporcionamos al Señor Presidente información objetiva sobre la actuación de las Fuerzas Armadas, lo que le permitió conocer más de cerca lo que somos y nuestra lealtad institucional, de esta manera en menos de dos meses estableció que somos un pilar fundamental de su Gobierno y del Estado Mexicano, concepto que otros Presidentes han expresado hasta el final de su administración”.

En torno a esta relación con el presidente López Obrador y las instrucciones que recibió al iniciar la administración, el secretario de la Defensa Nacional sostiene que “las Fuerzas Armadas seguimos realizando operaciones y cumpliendo tareas en beneficio de la seguridad, pero existen aspectos que nos ha encargado mucho el Presidente. Primero, el respeto irrestricto a los derechos humanos y segundo la correcta aplicación de la Ley Nacional del Uso de la Fuerza, siendo muy enfático en ello”.

También insiste en que esas instrucciones no buscaron debilitar su accionar. “Al insistir en el respeto a los derechos humanos, se generó entre las tropas una confusión que los hizo titubear al actuar en ciertos casos, teniendo como consecuencia agresiones por parte de algunas personas detractoras de la ley. Pero esa no fue una instrucción del señor Presidente, jamás indicó que nos dejáramos golpear; al contrario, expresó su preocupación por esos hechos, manifestando que no podíamos seguir permitiendo que golpearan a nuestros soldados; al respecto, le comenté que se había generado una confusión en la actuación del personal y el respeto a los derechos humanos, por lo que nos dimos a la tarea de aclarar algunas cosas en cuanto a qué era el respeto a los derechos humanos y qué era la aplicación de la Ley Nacional del Uso de la Fuerza”.

Las fuerzas armadas son, en los hechos, la única institución que ha logrado mantener una continuidad interna, ordenada, institucional, que cohesiona y no divide, y que trabaja en torno a objetivos de corto, mediano y largo plazo, que no se agotaron en sexenios pasados y tampoco lo harán en éste. Si se quiere recuperar la seguridad en el país, nuestros militares deben tener apoyo político para avanzar en ese objetivo, un apoyo que se debe reflejar en una coordinación real a nivel federal y estatal, y entre los tres poderes de la Unión que hoy está, por lo menos, deteriorada.

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