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El interés colectivo por delante

Letras Desnudas

Mario Caballero

El interés colectivo por delante

Todos los días, el gobernador Rutilio Escandón Cadenas hace llamados para que sociedad y gobierno encuentren espacios de colaboración para minimizar riesgos y potenciar oportunidades en esta crisis sanitaria que está golpeando a millones de personas en todo el mundo. El llamado es para los ciudadanos, pero también para la clase empresarial y política. Para los presidentes municipales. Es un llamado a poner por delante el interés colectivo al individual. A pensar en las familias de Chiapas. Combatir la pandemia del coronavirus, donde lo que verdaderamente importa es la salud pública, es necesaria la unidad y la cooperación de todos.

Lo que está en juego en estos momentos no son votos ni los puestos de elección popular, sino la vida de las personas. Como nunca antes, mantenernos sanos se volvió una emergencia pública. La crisis de salud, que se sabe más temprano que tarde habrá de superarse, vino a deshacer los planes y los proyectos. Derribó los pilares de lo que siempre fue nuestra normalidad. Hoy ya ni siquiera podemos salir a la calle sin cubrebocas y gel antibacterial. La vida social pertenece ahora a los teléfonos inteligentes. Tenemos recelo de los abrazos y los besos. Y los hospitales, bancos y elevadores se volvieron zonas de muerte.

Volverse humo es el destino de lo sólido. Algo así dijo Marx. Lo que parecía eterno e inmutable se desploma. Las dos décadas de este siglo se han ensañado contra todas las certezas que teníamos. Hemos vivido una sucesión de eventos dramáticos que removieron o transformaron nuestro entendimiento y lo cotidiano. Un atentado terrorista inauguró una nueva inseguridad. La crisis financiera de 2008 asesinó los viejos consensos y abrió la puerta a lo que hoy se conoce como liberación económica y financiera, pero a la vez desató una retahíla de cataclismos políticos. Los votos del último lustro han destrozado a los partidos tradicionales en todo el mundo.

El trance de ahora es, seguramente, la más profunda y será de efectos más duraderos. La pandemia habrá sido anticipada por algunos científicos y estaba presente en nuestros pasatiempos cinematográficos, pero nunca lo creíamos como una realidad que nos tocaría vivir. Nos jactábamos de que los avances científicos y el gel antibacterial nos habían puesto a salvo por fin de epidemias destructoras. La gripe española había ocurrido apenas un siglo antes, pero pensábamos que esas tragedias eran propias de la Edad Media. Podrían aparecer virus mortales en un lugar o en otro, ser más o menos extendidos y graves, matar a algunos cientos de personas, devastar gobiernos locales, aunque hasta hoy ninguno fue determinante para cambiar nuestra forma de vida o, mejor dicho, nuestra historia.

La pandemia actual será motivo de una nueva normalidad, han dicho los expertos, y no deja pensar en regresar a lo que antes estábamos. No digo que estemos en labor de parto de una nueva humanidad, pero el impacto de esta larga reclusión en las casas, la muerte de cientos de miles de personas, el padecimiento de quienes por desgracia se contagiaron y las familias que experimentaron tanto la pérdida de un ser querido como estar al cuidado de los enfermos, marcará sin duda las décadas que vienen. Y no habrá nadie que sepa, aunque lo grite, cómo será ese futuro.

Pero mientras la contingencia siga, es necesario que modifiquemos nuestras prioridades, enmendemos nuestra conducta para con los demás y los gobiernos enfoquen esfuerzos y recursos en salvaguardar la salud de sus gobernados. Lo que el gobernador Rutilio Escandón ha venido proponiendo a los otros dos poderes del Estado, a los presidentes municipales, a los empresarios, a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, es caminar en unidad con un mismo objetivo: el bienestar de las personas como fin público.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL LLAMADO?

Para los gobiernos, el reto más complejo es quizá cultivar confianza entre la sociedad. Sin embargo, la desigualdad, la polarización ideológica, la desinformación que provocan las redes sociales, la estridencia de las antipatías, echan a perder ese vínculo que tanto se necesita en los nuevos tiempos.

Por eso importa tanto responder al llamado del gobernador Escandón Cadenas, que pide que nadie se deje engañar por quienes dicen tener la cura, ya que ni siquiera hay vacuna para el virus, ni siquiera un tratamiento. Más todavía, pide a los alcaldes de Chiapas extremar las campañas de información y las medidas de prevención para evitar un repunte en los contagios y más muertes.

Importa mucho para que no se repitan casos como el ocurrido en el municipio Venustiano Carranza, donde un grupo caciquil quemó casas, parte de la presidencia municipal y saqueó negocios después de que fracasó en su intento de crear un conflicto en la población bajo el embuste de que el coronavirus no existe y que si la gente estaba muriendo era porque el gobierno municipal estaba rociando un polvo químico que seca los pulmones y termina con la muerte de las personas que llegaban a inhalarlo.

El jueves, cientos de personas destruyeron y quemaron la clínica de la Secretaría de Salud y la alcaldía del municipio Villa las Rosas, enclavado en la región tzeltal de Chiapas, después de que un campesino falleció aparentemente por covid.

La furia de la gente que salió a las calles con el rostro cubierto con pasamontañas y armando con palos y varillas, se desató por otro rumor, o más bien, por otro engaño. Se divulgó entre la comunidad que Protección Civil y la Secretaría de Salud municipal estarían realizando labores de fumigación en los barrios. Y lo que la gente sabía, y por la que estaba temerosa, era que con la fumigación el gobierno del municipio pretendía enfermar a la gente para que en el caso de los que murieran los hicieran pasar como defunciones por covid.

Importante es destacar que las fumigaciones que se están llevando a cabo en los municipios es por el brote de dengue, que es otro de los problemas que enfrenta el estado a parte del covid.

En las crisis se ubican intereses de diferente índole. Los económicos, que en ciertas actividades o regiones pueden hacer valer su postura con mayor acento. También están los electorales, en la perspectiva de capitalizar, minimizar o boicotear el costo que plantean las medidas de sanidad o económicas frente a una próxima elección. Y los políticos, esto es, la expectativa que diferentes actores, partidos o grupos políticos tienen de que la crisis les permita recuperar el terreno perdido o evitar perderlo. En otras palabras, las crisis sacan lo mejor o lo peor de las personas. Son como aguas de mayo para los oportunistas.

En el caso nuestro, han estado presentes los intereses de grupos opositores, a los que les importa el poder sólo para beneficiarse, no para hacer el bien común. De ahí que vandalicen, saqueen y difundan información falsa.

LA VISIÓN

No cabe duda que la emergencia sanitaria ha sido un desafío monumental. A todos ha impuesto restricciones y obligaciones que modifican no sólo el presente, también el futuro inmediato y el largo plazo.

Ante ello ha sido importante la pronta respuesta del Gobierno del Estado de Chiapas. La inversión en fortalecer el sector salud estatal, en la compra de medicamentos y equipo médico, en la instalación de clínicas alternas en municipios clave para la exclusiva atención de enfermos de covid, asimismo la campaña de información, han sido fundamentales para mantener los contagios en niveles bajos (tomando en consideración la densidad poblacional) y para la recuperación de mil 609 personas hasta el día de ayer.

Pero, finalmente, la batalla es de todos. El gobernador ha insistido en unir fuerzas para proteger el interés colectivo, que es la salud de los chiapanecos. Es obligación de todos acudir al llamado para hacer más fácil el tránsito hacia la recuperación y entrar a la nueva normalidad con el pie derecho. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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