• Spotify
  • Mapa Covid19

El mensaje de Yamil

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

El mensaje de Yamil

Comienzo con el discurso que Yamil Melgar Bravo pronunció el siete de octubre durante su intervención en la sesión del Congreso del Estado:

“Hoy, a la mitad del sexenio que comenzó con la Cuarta Transformación de la vida pública de este país, debemos continuar trabajando y cooperando con un sentido de unidad, pero sobre todo con un sentido de responsabilidad. Cuando hablo de responsabilidad nos referimos a continuar, como hasta el día de hoy, con unas finanzas sanas, es decir, no mayor deuda. Continuar aplicando y supervisando que las políticas públicas, y las acciones que se desprenden, sigan siendo incluyentes. Y que las políticas también sigan siendo transversales, para que junto con el Poder Ejecutivo logremos un bienestar para todas las chiapanecas y chiapanecos”.

Muchas cosas son las que se desprenden de ese trozo discursivo. Por ejemplo, un llamamiento a la unidad de todos los legisladores con el Poder Ejecutivo, un llamamiento a trabajar con compromiso social, un llamamiento a vigilar y preservar la autonomía de la Cámara y un llamamiento a ser útiles a la sociedad durante los próximos tres años de esta nueva legislatura.

Es deseable que todos los diputados, sin importar filias ni fobias partidistas, atiendan la invitación. De manera especial a la que tiene que ver con la unidad, pues es esta una de las prendas más preciadas de toda comunidad. En la civilidad democrática está la oportunidad para acotar los espacios para la disputa y con ello anteponer los intereses de la sociedad.

Se sabe que lo normal es el debate, la crítica de la oposición respecto a quien detenta el poder. Empero, hay momentos, circunstancias como las actuales y temas que obligan a construir puntos de encuentro para lograr objetivos comunes, como los muchos que le hacen falta a Chiapas. De ahí la importancia de que los congresistas acudan al llamado a la unidad que les ha propuesto el diputado Yamil.

Pero entre todo me quedo con lo siguiente: escuchar a alguien como Melgar Bravo, quien ocupa un lugar sobresaliente desde la presidencia de la Junta de Coordinación Política, hablar en esos términos es sin duda un encuentro con la razón de ser de la política, reflejo de los nuevos tiempos que nos ha tocado vivir. Su mensaje tiene una portentosa carga de realidad y congruencia. Factores personales que hoy están haciendo la diferencia en el gobierno de Chiapas. Me explico.

 

EN EL PRETÉRITO

En el pasado, el Congreso local fue comparsa de cada gobernador en turno. En lugar de velar por los intereses de los ciudadanos se dedicó a cumplir caprichos a los poderosos, a emprender las más inicuas cacerías políticas en contra de la oposición. Fue, en fin, una herramienta para la iniquidad y un espacio para las complicidades.

Es muy difícil olvidar los bacanales de Tito Rubén Cruz en su paso como presidente de la Gran Comisión, quien vio sus mejores años siendo miembro de la banda del Pañal. Tampoco será fácil borrar de la memoria los abusivos préstamos que José Ángel Córdova (q.e.p.d.) o Juan Jesús Aquino Calvo le aprobaron a Juan Sabines Guerrero. Ellos, y muchos otros, fueron parte fundamental en el sobreendeudamiento público que este exmandatario provocó en las finanzas del estado.

Asimismo, inolvidables son los actos de corrupción encabezados por la priista Arely Madrid Tovilla cuando presidió la Jucopo, en una etapa en que hubo una grosera dilapidación de los recursos de los chiapanecos, en la que muchos diputados de esa legislatura terminaron ricos.

De esta manera, digamos, mientras en el estado se sufría desabasto de medicamentos, dispersión social, pobreza y falta de oportunidades, estos diputados hicieron un festín de rapiña con el erario público. No les importó que en las comunidades indígenas los niños murieran por enfermedades curables como la fiebre o la diarrea, que miles de niños tuvieran que recorrer varios kilómetros a pie para ir a la escuela. Ellos se dedicaron a complacer al gobernador y, de paso, abultar sus cuentas bancarias, vacacionar en el extranjero con dinero de los contribuyentes y hasta tener dos o tres amantes.

Hace tiempo dijo Javier Sicilia: “Hay que elegir hoy entre hacer cosas humildes y eficaces o aceptar el crimen y la imbecilidad como regla de vida”. Muchos de aquellos diputados eligieron sublimar las necesidades de los chiapanecos, faltar al principio de autonomía que debe distinguir al parlamento y todo por servir a intereses ajenos a la encomienda y construir redes de corrupción.

Probablemente la legislatura por el periodo 2010-2012 (durante el último tramo de la administración sabinista) ha sido la peor de todas. En ésta los legisladores aprobaron préstamos monstruosos al Gobierno del Estado y protegieron a funcionarios públicos adeptos al régimen. Autorizaron, igualmente, la modificación al artículo 26 de la Constitución chiapaneca para impedir que Sabines pudiera ser enjuiciado por el mal ejercicio de los recursos y las inconsistencias de la Cuenta Pública.

Personajes como Javín Guzmán Vilchis o Harvey Gutiérrez Álvarez, por ejemplo, nunca representaron al pueblo porque estaban ocupados en francachelas o sirviéndole de palafreneros a Juan Sabines. ¿Por qué? Por mezquindad, concupiscencia y los millones de pesos que presuntamente recibieron por los favores que le prestaron al hoy cónsul.

¿Qué es ser diputado en estos momentos?

En palabras sencillas, un agente de cambio. Pero un agente que muchos congresistas de por lo menos tres décadas no pudieron o no quisieron ser. Pues durante ese largo tiempo no fluyeron las iniciativas en el Congreso, ni las propuestas, ni el debate, sino el servilismo del poder Legislativo hacia el Ejecutivo, que supo pagar bien la lealtad de quienes desentendiéndose de su responsabilidad para con los chiapanecos se pusieron de tapete

 

YAMIL

En perspectiva histórica, a Chiapas le ha significado un elevado costo la sumisión y la complicidad del Congreso del Estado. Con mucha dificultad hemos aprendido que los intereses de los chiapanecos deben asumirse como un objetivo común.

Por tanto, lo dicho por el diputado Yamil Melgar alienta a toda una sociedad víctima de ultrajes, testigo de fricciones absurdas y de las demostraciones intelectuales más ridículas por parte de quienes se dijeron representantes del pueblo.

En la frase “debemos continuar trabajando y cooperando con un sentido de unidad, pero sobre todo con un sentido de responsabilidad”, Yamil demuestra que entiende bien el propósito de la Cuarta Transformación, que es lograr un cambio palpable en la situación de las familias y, en el trayecto a conseguirlo, devolverle a los ciudadanos la esperanza y las ganas de creer nuevamente en la política.

Chiapas no puede seguir perdiendo el tiempo. Esperemos que con el mensaje del diputado Melgar Bravo el resto de los diputados asuman un compromiso con sus representados, que caminen en unidad y logren los acuerdos que se necesitan. Porque es difícil tener un gobierno eficaz si el Congreso se vuelve una maquinaria distante de la sociedad, cargada de oportunismo político y orientado a ganar poder como un objetivo en sí mismo.

 

@_MarioCaballero

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *