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El señor de las obras

Letras Desnudas

Mario Caballero

El señor de las obras

Lo último que sabíamos de Juan Pablo Orantes Coello es que estaba escondido en San Diego, California. O al menos eso contaba su familia, que había hecho maletas, que tomó a su esposa y a sus hijos y que huyó de Chiapas para no ser alcanzado por la justicia. Pero la notica más reciente que se tiene de él es que acaba de obtener un contrato multimillonario de parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para la realización de trabajos de conservación de un tramo carretero entre Tabasco y Chiapas. Sin duda, una muy desagradable sorpresa.

El régimen de la Cuarta Transformación está empeñado en proteger y beneficiar a los que saquearon los recursos de Chiapas. Ahí tenemos, por ejemplo, a Juan Sabines Guerrero, quien ocupa un cargo diplomático después de haber saqueado las arcas de Chiapas a tal punto de crear una deuda que supera los 40 mil millones de pesos. O Yassir Vázquez Hernández, que está siendo protegido por el gobierno de Puebla, que le concedió un cargo de alto nivel a pesar de habérsele comprobado que su inmensa fortuna proviene de la corrupción que encabezó durante su periodo como alcalde de Tuxtla Gutiérrez.

El caso de Juan Pablo Orantes es el de un junior acostumbrado a ser hijo de papi y después de pocos años en el gobierno terminó convertido en uno de los nuevos ricos de Chiapas.

UN POCO DE HISTORIA

Juan Pablo Orantes no tenía absolutamente nada. Es más, durante su etapa de estudiante vivió de arrimado en el departamento de uno de sus amigos, en Monterrey.

Antes de que el exgobernador Velasco lo invitara a ser parte de su gobierno, Orantes Coello nunca había trabajado. Así que llegó a ocupar el puesto de subsecretario de obras en la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones, completamente a ciegas. Sin experiencia, sin conocer la administración pública, sin la menor idea de la función de la dependencia, es decir, de la nada se convirtió en el encargado de coordinar las actividades de ese importante organismo y de tomar el control de la asignación de la obra pública del estado.

En adelante nada lo detuvo. Creó una red de corrupción en la que estuvieron implicados sus hermanos, amigos, empresarios dedicados a la construcción, entre algunos funcionarios del gobierno del estado. Se dice que a través de esa red cobraba diezmos, pedía obsequios y hacía que los contratistas pagaran sus fiestas. Desde ahí decidía a quién le daría contratos, que otorgaba por adjudicación directa.

Las mejores obras las repartía entre sus amigos, y las suyas propias, que operaban bajo prestanombres.

Su hermano Jesús Felipe Orantes Coello era uno de los principales operadores de la estafa. Se dice que él era quien cobraba las cuotas a los constructores, que iban desde el 20 hasta el 30 por ciento sobre el valor total de la obra. Presuntamente, este personaje manejaba una de las muchas empresas fantasma que fueron utilizadas para desviar recursos de la Secretaría de Infraestructura. Y fue tan descarado que involucró a su esposa como representante. Dicha empresa estaba ubicada en el costosísimo y exclusivo fraccionamiento Los Encinos, en el Estado de México.

Información confiable indica que entre 2012 y 2015 las empresas de Juan Pablo Orantes obtuvieron contratos por cerca de 900 millones de pesos. El fraude sucedió así: Orantes asignaba las obras a sus constructoras y sus prestanombres se encargaban de subcontratar a otras para que realizaran el trabajo, pero a un costo muchísimo menor. Lo peor del asunto es que muchos de esos contratistas quedaron en la ruina porque Orantes aparte de cobrarles el diezmo para entregarles la obra, nunca les pagó.

Las empresas vinculadas a Orantes Coello son Grupo Industrial CAMO, Constructora Montes Azules, Constructora de Desarrollo Urbano y de Servicio del Sureste, GAVT Iluminación, Parachicos Construcciones, Grupo Vitre, Belsas Construcciones, Construcciones y Edificaciones Sector 7 y Grupo Constructor Oxchuc. Ésta última fue creada por Alejandro Orantes, otro de los hermanos de Juan Pablo. En esa figuraban como supuestos dueños Jorge Eduardo Cancino Reyes (prestanombres del exsubsecretario técnico) y la esposa de éste, Karina Imelda Pechá Robles.

Juanpi fue destituido por sus excesos y la presión del gremio constructor que lo tachaba de corrupto. No supo disimular su repentino cambio de vida. De ser un tipo modesto pasó a vestir ropa de diseñador y zapatos de marcas exclusivas. Tuvo viajes continuos al extranjero junto con su familia y se volvió un funcionario arrogante y déspota.

Se cuenta que en una de las recámaras de su casa tenía almacenado cientos de fajos de billetes que provenían de los turbios negocios que hacía con la obra pública.

Sin embargo, su despido sólo fue en el dicho, porque su sucesora, Sandra Valentina Hernández Chincoya, sólo era un títere. Tras ella Juan Pablo Orantes continuó teniendo el control de las obras, pues despachaba de forma ilegal en una oficina que le fue instalada en el sótano de la Secretaría de Infraestructura.

Así, de no tener algo propio por ser un junior, Orantes Coello pasó a ser propietario de residencias, de una plaza comercial en una de las zonas de mayor plusvalía de Tuxtla Gutiérrez y hasta de un departamento en Miami y otro en San Diego, California.

En 2017, realizó un viaje de placer a Las Vegas. Se alojó en un hotel gran turismo y contrató el servicio más costoso para celebrar una fiesta espectacular. Se hizo acompañar de su esposa, sus hijos, sus suegros, amigos y algunos empresarios muy allegados a él y con los que había tenido negocios.

Cuentan que fue un anfitrión excepcional. En el convite se sirvieron canapés, caviar, cortes finos y los mejores manjares. El champán corrió a mares. Fue una fiesta digna de un jeque. Pero en el colmo de la excentricidad mandó a hacer un pastel enorme que en la parte superior tenía el número 500. Juan Pablo Orantes había organizado todo aquello para celebrar que a su corta edad (entonces menos de 30 años) había logrado sus primeros 500 millones de pesos.

UN ERROR DESCOMUNAL

El gobierno de la Cuarta Transformación está cometiendo un error descomunal. Prometió ser diferente a los gobiernos del PRI y del PAN, y está haciendo lo mismo que ellos al solapar y encubrir gente que abusó del poder para enriquecerse a costillas de Chiapas, como Juan Pablo Orantes Coello, que debería estar en la cárcel por corrupto y no gozando de tratos para seguir agrandando su fortuna.

Lo peor es que con este tipo de acciones, los gobernantes morenistas envían el mensaje de que ellos no harán justicia. He aquí una bofetada a las esperanzas de los chipanecos. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

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1 Comentario

  • Sergio 8 de noviembre de 2022

    Se les olvidó una casa que compró en Monterrey Nuevo león.

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