• Spotify
  • Mapa Covid19

Letras Desnudas

Mario Caballero

La Mafia Petista

El Partido del Trabajo es el ejemplo más cuestionable de la corrupción partidista, cuyo único logro es la lucha por la igualdad: sus líderes se disputan de tú a tú sus fortunas con los grandes potentados de México.

Esa institución política es uno de los inventos más rentables y exitosos de Carlos Salinas de Gortari.

Según cuenta la historia, ante la necesidad de crear una nueva alternativa política de izquierda que respondiera a los intereses de la mayoría de los ciudadanos, el expresidente Salinas y su hermano Raúl consintieron que un grupo de cuatreros, supuestos líderes sociales señalados del asesinato de varias personas en el norte del país y de despojar de sus tierras a humildes campesinos, formaran un movimiento que terminó convertido en el Partido del Trabajo.

Para ser honestos, los estatutos de este partido guardan en la esencia los principios de equidad, justica y democracia. Proponen la correcta distribución de la riqueza entre los mexicanos. Propugnan por la modernización de las instituciones, el respeto al Estado de Derecho y el desarrollo económico de México. Por eso su lema es “Todo el poder al pueblo”.

Pero en la práctica es todo lo contrario. Más que una organización partidista es una empresa familiar que ha fomentado la corrupción y el tráfico de influencias. Entre sus líderes figuran casos de enriquecimiento ilícito y algunos están denunciados ante las autoridades judiciales por delitos como abuso de funciones, peculado y desvío de recursos públicos.

En el siguiente proceso electoral hará alianza nuevamente con Morena, pero no merece ningún voto. En sus más de treinta años de existencia no ha hecho nada por la sociedad, no ha contribuido en la defensa de las causas sociales, no ha representado los intereses de la población y no ha generado las condiciones para una mejor convivencia democrática, sino sólo ha vivido, y bien, a costa de nosotros.

LA FAMILIA REAL

El PT vio la luz el 8 de diciembre de 1990, y desde entonces no ha tenido más que un solo dirigente, Alberto Anaya. ¿Acaso se puede encontrar en la historia moderna de México un caso más simbólico de antidemocracia?

El “camarada Anaya” –como le dicen- ha sido cuatro veces diputado federal y dos veces senador de la República. Estamos hablando que ha vivido durante 24 años pegado al presupuesto. Y a cambio del jugoso sueldo que ha cobrado, le ha pagado a la nación con nada. Pues aparte de que esos cargos los obtuvo por la vía plurinominal, no gestionó ni creó iniciativa alguna que respondiera a las necesidades del pueblo. Ha sido, es y será un vividor de la política.

Ocupando el liderazgo nacional, reparte a su antojo los cargos partidistas y las candidaturas, quedándose siempre con las plurinominales que son para sus incondicionales y para el pago de facturas políticas.

María Guadalupe Rodríguez Martínez, esposa de Anaya, fundó el PT en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, ocupando –desde luego- la presidencia del Consejo Político. Ella ha sido dos veces diputada federal y durante muchos años se ha encargado de la administración de los centros educativos que tiene el partido en varios estados del país. A partir de aquí entramos al tema de la rapiña.

Desde hace casi 30 años, Alberto Anaya, su esposa Guadalupe y no más de una veintena de incondicionales de “la familia real” –como motejan a la familia de Anaya-, tienen en su poder un jugoso negocio privado que se financia con dinero público.

Sí, un lucrativo negocio privado financiado con dinero de los mexicanos.

Se trata de 80 Cendis (Centro de Desarrollo Infantil) distribuidos en 18 estados de la República, además de diez Cadis (Centro de Atención Dermatológica Integral) en por lo menos ocho capitales del país y, por supuesto, una universidad “patito” en Monterrey.

Gracias a esa próspera empresa, la familia Anaya Rodríguez y un puñado de petistas llevan a sus cuentas bancarias cientos de millones de pesos de dinero público cada año, al tiempo que disponen de miles de militantes a sueldo que son movilizados para protestar contra tal o cual gobierno estatal.

El asunto no termina ahí. Se trata de un escandaloso fraude porque, por un lado, los centros educativos que teóricamente deberían ser gratuitos, ya que reciben dinero del gobierno para ello, en realidad son una fructífera empresa del ramo de la educación y capacitación por el que se cobran cuotas nada económicas. Según la Auditoría Superior de la Federación, en todos los Cendis y Cadis –promovidos y manejados por asociaciones civiles afiliadas al PT- cobran cuotas a los miles de alumnos entre mil y dos mil 500 pesos mensuales.

Pensando que cada Cendi tenga en promedio cien alumnos, las utilidades superarían los 20 millones de pesos al año. AMLO, que canceló las estancias infantiles por presunta corrupción, concedió al PT 800 millones de pesos para que sus Cendis siguieran operando.

En agosto de 2017, la extinta PGR giró investigaciones a distintos líderes del PT, especialmente a la esposa de Alberto Anaya, por el presunto desvío de 100 millones de pesos durante ese año, sólo en el gobierno de Nuevo León.

LA MAFIA CHIAPANECA

En Chiapas las cosas no son nada distintas.

Lo que Alberto Anaya representa a nivel nacional, Amadeo Espinosa Ramos lo es en el estado, y quien junto a Carlos Mario Estrada Urbina (actual dirigente estatal), Hugo Robledo Gordillo, Sonia Catalina Álvarez y Abundio Peregrino, controlan al partido como si fueran los dueños.

Amadeo Espinosa es el líder de la mafia, los otros son solamente lacayos. Pero entre todos se han encargado de controlar la dirigencia, las prerrogativas del partido, los puestos partidarios y las candidaturas.

Por lo mismo, se han enriquecido y han ostentando diputaciones locales, federales y senadurías, todas plurinominales. Nada más para tener una idea de la riqueza que poseen basta darse una vuelta por las oficinas del partido, allá por la 6ª. Poniente y 3ª Norte, en Tuxtla, y ver las costosísimas camionetas de lujo estacionadas frente a la entrada.

El que maneja los Cendis del PT en Chiapas es Hugo Robledo, quien además de los millones de pesos que se embolsa cada año, tiene a su parentela en puestos de gobierno. Por ejemplo, su hijo Hugo Robledo Catalán es regidor en el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, quien ha aprobado cada uno de los fraudes y triquiñuelas del alcalde Carlos Morales Vázquez.

Amadeo Espinosa es dueño de una fortuna que usted y yo, apreciado lector, no ganaremos ni viviendo diez veces. Pero aparte del dinero que ha obtenido a través del partido, de la venta de candidaturas y de las negociaciones políticas con los anteriores gobernadores, también lo ha hecho defendiendo criminales.

Se cuenta que en el año 2010 armó un grupo guerrillero procedente de Villahermosa con el que amenazó con quemar la presidencia municipal de Palenque si no liberaban a su amigo Alfredo Cruz Guzmán, quien había sido detenido por presunto fraude al erario municipal, además de nexos con el crimen organizado de Tabasco y lavado de dinero.

PREGUNTA

A la sazón, ¿usted votaría en la próxima elección por este engendro salinista llamado PT que nunca ha representado nada y a nadie, sino sólo ha servido para enriquecer a sus dirigentes? Yo no.

Ya abundaremos. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *