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Matanza De Niños

Letras Desnudas

Mario Caballero

Matanza De Niños

La matanza de niños en este gobierno comenzó el martes 4 de enero de 2019 con Camila, de 9 años de edad. Su cuerpo sin vida fue encontrado en las inmediaciones de Valle de Chalco. Se encontraba desaparecida desde un día antes. Según el padre, la pequeña había desaparecido a las cinco de la tarde y la hallaron alrededor de las cuatro de la mañana del día siguiente. Fue agredida sexualmente y luego asesinada por un familiar, quien la estranguló. Y los asesinatos siguieron todo el año.

Ante ello, preocupa la respuesta del gobierno federal. En abril, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) cuestionó al presidente Andrés Manuel López Obrador. Le hizo mención de que, según cifras oficiales, tres niños habían sido asesinados diariamente en promedio durante su administración. Sí, a penas cinco meses después de haber asumido la Presidencia. A lo que él respondió: “yo tengo otros datos”. El primer mandatario alegó que la cifra era exagerada y que, de ser cierta, su gobierno ya hubiera tomado medidas para evitar que ésta siguiera creciendo. Más los homicidios continuaron tras su declaración.

El 28 de mayo, en Colima, Germán Ruiz, de 15 años, fue asesinado por sus asaltantes. Estudiaba la preparatoria en Manzanillo y trabajaba en una tienda de conveniencia a dos calles de su casa. Ahorraba el dinero de su sueldo para comprarse una computadora. Pero ese domingo, por la noche, dos personas lo sometieron atrás del mostrador de la tienda, y cuando ya se iban con el dinero de la caja un tercer delincuente se dirige hacia él, que estaba arrodillado y de espaldas, y le dispara. Germán fue el tercer adolescente asesinado los últimos 15 días de mayo en ese estado.

Exactamente un mes después, en Sonora, los medios publicaron la historia del niño Adán Ricardo, de tan sólo cuatro años. Un grupo de hombres armados dispararon al vehículo donde se encontraba junto a su padre. Acaban de llegar y se estaban estacionando frente a su casa. Su papá cayó muerto sobre la calle, cuando intentó salir de la camioneta, y él quedó inerte en el asiento de atrás. En esa misma posición, en otro automóvil, en marzo, un niño fue asesinado en Tabasco. La prensa no dio a conocer el nombre.

En junio, una niña de ocho años fue asesinada a tiros en su casa en Acapulco. La Fiscalía informó que sicarios irrumpieron en el departamento donde vivía con sus padres y acabaron con toda la familia. Su cuerpo fue encontrado sobre la cama de uno de los cuartos. Al lado de éste estaba el del padre. Ella todavía tenía el uniforme escolar puesto. Tampoco publicaron su nombre.

Según números de Redim, durante el 2018 fueron asesinados mil 463 niños y adolescentes en México. La cifra equivale a una tasa de 3.7 homicidios por cada 100 mil menores de edad. Es decir, murieron casi cuatro infantes en promedio cada día. Y la situación no ha mejorado.

En septiembre, en la entrega del primer informe de gobierno, la administración de López Obrador estimaba que en 2019 serían asesinados 415 niños de entre uno y 15 años de edad. Sin embargo, para ese momento, de acuerdo con cifras oficiales, la terrible realidad ya había superado por mucho dicha estimación, pues entre enero y septiembre 796 menores habían muerto como producto de la violencia criminal.

Una excusa para explicar la diferencia de las cifras declaradas en el informe presidencial, es que los asesinatos de menores entre 15 y 17 años fueron agrupados con los adultos. Dicen las organizaciones civiles que esas muertes se engloban de esa manera porque en ese rango es donde se concentra la mayor cantidad de homicidios, en el que están, entre otros, quienes mueren mientras trabajaban para bandas criminales, ya sea voluntaria o involuntariamente.

No obstante, más allá de las explicaciones, más allá de los discursos, la prensa ha seguido documentando y reseñando la estadística de matanza de niños.

El domingo 13 de octubre, a las ocho de la noche, la pequeña Fernanda viajaba con sus padres en un Volkswagen por las calles de la colonia Escuadrón 201, en Iztapalapa. Y en la esquina del Eje 3 Oriente Avenida Cinco y la calle Alfonso del Toro, unos sujetos les dispararon. El padre murió de doce balazos y la niña fue trasladada al hospital, donde murió al ser atendida por un disparo que le impactó alrededor del ojo. Tan sólo tenía cuatro años.

Pocos días más tarde, en las calles de Ecatepec, en el Estado de México, una niña y un niño fueron asesinados frente a su madre. Pedían calaverita cuando hombres armados los balearon. Madre e hija murieron al instante, mientras el menor perdió la vida en el traslado al hospital. En el lugar quedaron más de 15 casquillos percutidos y nadie fue detenido.

La matanza continuó. En diciembre, Lucía, jovencita de 17 años de edad, fue encontrada asesinada en Culiacán tras cinco días de estar desaparecida. Según, iba a los festejos de la Virgen de Guadalupe cuando ya no volvieron a saber más de ella hasta que hallaron su cuerpo. Algo similar sucedió con Nazareth, de 15 años, cuyo cuerpo fue encontrado el 23 de diciembre en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Chapingo. Estuvo desaparecida por cuatro días. Quien le arrebató la vida fue su compañero de escuela, un joven de su misma edad.

“OTROS DATOS”

Los registros que hay hasta ahora indican que, entre enero y diciembre del año pasado, 263 niñas fueron asesinadas en México en casos considerados como feminicidios por María Salguero, activista que lleva años elaborando un mapa de este delito en todo el país.

Para empeorar la situación, hay que añadir que en 2019 hubo 11 mil 500 denuncias por violación. Y como solo una de cada 10 agresiones de este tipo se denuncia, entonces hablamos que ocurren alrededor de 100 mil violaciones al año en México, nación que se ha convertido en uno de los países más inseguros para las mujeres.

Desde que Felipe Calderón anunció la guerra contra el narco en 2006, en el país hay más de 20 mil menores asesinados. El último año, refieren algunas organizaciones, la tendencia se ha mantenido. Lo alarmante es que a pesar de ello las causas no han sido atendidas. Pues la tasa de impunidad sigue en 97 por ciento y, si los delitos son sexuales, sube a casi 100%. Por eso mucha razón tiene Rita Segato, antropóloga argentina y una de las inspiradoras teóricas del performance chileno El violador eres tú, de que “la violencia de género es la primera escuela de todas las otras formas de violencia”.

INDIFERENCIA ASESINA

Calderón supo de este fenómeno, igual que Peña Nieto y ahora también lo sabe López Obrador, ¿a qué se debe tanta indiferencia a los asesinatos de niños y adolescentes? ¿No les duele a los gobernantes?

Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de Redim, lleva tres sexenios sumando las cifras y gritando a los cuatro vientos que el problema es grave y urgente, y nadie en Palacio Nacional lo ha escuchado. Dice que nadie del gobierno actual lo atiende, que desde hace cuatro meses la secretaria de gobierno, Olga Sánchez Florero, ya ni siquiera le contesta el teléfono. Ni el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas. “Antes al menos me respondían, ponían una carita o algo. Ahora, ya nada”, comenta.

Es muy lamentable la indolencia que demuestra el gobierno de la cuarta transformación. ¿Dónde están pues “los otros datos” de los que habló el presidente en abril pasado? ¿Dónde está la estrategia que según es distinta a la de Calderón y Peña? ¿Dónde la humanidad y al amor al pueblo que se pregona todas las mañanas? ¿Dónde?

Porque mientras se hace alarde de la estrategia pacifista, del aumento del presupuesto al Ejército, del fortalecimiento de la Guardia Nacional y del cambio, miles de niños mueren cada año y hay más de ocho mil menores desaparecidos. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

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