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¿Qué están haciendo los maestros chiapanecos?

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

¿Qué están haciendo los maestros chiapanecos?

Hoy les voy a contar una historia muy interesante. Se trata de la educación de nuestro país. En la que hay que recordar que para que ésta llegara a ser obligatoria, laica y gratuita, tuvieron que pasar al menos doscientos años del México Independiente llenos de luchas políticas, reformas legislativas, conquistas sindicales y, por desgracia, también de mucho derramamiento de sangre.

Con la Constitución de Apatzingán, en 1814, se establece que la educación es una necesidad para todos los ciudadanos y que ésta debe ser favorecida por la sociedad con todo su poder, lo cual quedó plasmado en su artículo 39.

Pero no fue sino hasta el año 1833 que se da por fin el apoyo a la educación impartida por el Estado. Ese año, con el vicepresidente Valentín Gómez Farías a cargo del Poder Ejecutivo, se expidió la ley que dio nacimiento a la Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito Federal y Territorios de la Federación.

No obstante, a eso le siguieron 24 años llenos de claroscuros, sin avances significativos, sin que se moviera un dedo por el desarrollo educativo de la población. Fue un cuarto de siglo en el que hubo cruentas batallas campales en el terreno político entre los que querían y los que se oponían a que el Estado se encargara de la instrucción de los mexicanos. La misma idea que hasta nuestros días se proclama como una especie de reclamo social, esa de que al gobierno de todo país le conviene un pueblo inculto y analfabeta, era entonces defendida desde las más altas esferas del poder.

Con los cambios políticos ocurridos en 1857, se promulgó una nueva Constitución, en la que se establecía en el artículo tercero la enseñanza laica y el derecho a la educación.

Entre 1867 y 1871, el presidente Benito Juárez reorganizó la educación pública, buscando por todos los medios, incluso a través de las armas, tal como lo señala la misma historia, abrir más escuelas por todo el territorio nacional y sin que la Iglesia tuviera influencia.

Para ello se requería de planes y programas de estudio que fueran de acuerdo con las necesidades del momento que atravesaba la nación. Ya para 1867, se declaró la libertad de la enseñanza y de carácter gratuito. Fue en ese mismo año que se funda la Escuela Nacional Preparatoria, siendo el equivalente a la escuela secundaria actual.

 

LIBROS DE TEXTO

¿Qué pasó con los contenidos?

Pues a pesar que la ley promovida por Gómez Farías determinaba en el artículo décimo que la Dirección General de Instrucción Pública tenía por obligación designar los libros elementales de enseñanza, proporcionando gratuitamente ejemplares de ellos por todos los medios que estimara conducentes, esto jamás se logró. Como tampoco la invitación que Juárez hiciera a particulares de promover y fomentar la publicación y circulación gratuita de manuales sencillos y claros.

Durante el porfiriato, además de que no había escuelas suficientes, tampoco hubo uniformidad de los contenidos que aprenderían los estudiantes de un país tan grande y tan poco articulado en muchos aspectos de la vida diaria.

Lo que surgió, pero mucho tiempo después, fueron libros de historia escritos por Justo Sierra y la Guía Metodológica para La Enseñanza de Historia de Enrique Rébsamen, que se convirtieron en materiales educativos muy socorridos y reimpresos varias veces.

En 1921, ante la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), siendo su primer titular José Vasconcelos, aparecieron las primeras ediciones que intentaban llevar a las aulas el sentido social de la Revolución Mexicana. Y cuando él se convierte en rector de la Universidad Nacional de México, tomando protesta diciendo “Yo no vengo a trabajar por la Universidad sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo”, fue cuando se imprimió un millón de ejemplares del Libro Nacional de Lectura y Escritura que se distribuyó de manera gratuita.

En esa época, la SEP hizo grandes esfuerzos por llevar libros gratuitos que sirvieran para la educación de los niños de México. Además de los antes mencionados, se reeditaron la Historia Patria y la Historia General de Justo Sierra, así también la revista El Maestro, con su suplemento Aladino, y años más tarde el Departamento de Educación Rural publicó el famoso Fermín, ilustrado por el gran Diego Rivera.

 

POLÉMICAS EN LOS CONTENIDOS

El 12 de febrero de 1959, el presidente Adolfo López Mateos emitió el decreto para crear la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, que nació con la responsabilidad de fijar, con apego a la metodología y programas respectivos, las características de los libros destinados a la educación primaria.

Pero a pesar de ello y de los grandes avances del sistema educativo, el rendimiento escolar está por los suelos. Parte de ese problema, a opinión de los expertos, se debe a los pobres programas de estudio y a la baja calidad de los contenidos de los libros de texto.

Por un lado, señalan que los gobiernos han querido imponer dogmas y pensamientos a través de estos libros que no van con el tiempo ni con la realidad del país. Por el otro, que cada vez más sus páginas adoptan mensajes que contradicen las buenas costumbres y valores morales, así como hacen apología de personajes non gratos.

 

ENCOMIABLE

Por todo ello, es encomiable que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) esté colaborando con la SEP para analizar el plan y los programas de estudios que sirven para el diseño de los libros de texto gratuito para la educación básica del país. Porque si algo saben los maestros es de las necesidades y de la realidad que viven las escuelas y alumnos de cada región, ciudad, comunidad y ranchería.

Aplaudo que los maestros de Chiapas hayan acudido a la convocatoria, a participar en las Asambleas que pretenden, como último fin, conseguir un acuerdo nacional en cuanto a la enseñanza y diseño curricular. Porque nunca será lo mismo que un burócrata, por mucha eminencia que éste sea, considere desde su cómoda oficina en la capital del país lo que un niño debe aprender para su formación, a que sea un profesor que está al frente de ese niño y que conoce de primera mano, dado su entorno social y económico, el que proponga los conocimientos que su alumno debe adquirir en el aula. A todo esto, hay que entender que no es lo mismo educar a un niño o una niña que vive en la ciudad a uno que vive en un poblado, donde a veces ni siquiera hay luz eléctrica.

Este ejercicio que inició el 31 de enero y que terminará el 25 de marzo, ve a los docentes como actores principales de la educación en México.

Es de reconocer que los maestros de la Sección 40 del Snte, liderados por Ángel Paulino Canul Pacap, estén aportando sus ideas y planteamientos para este fin. Tal como hicieron en 2018 en torno a la consulta nacional sobre la actual Reforma Educativa.

Si se preguntaba qué están haciendo los maestros chiapanecos, pues están haciendo gala de compromiso con la educación de los mexicanos, poniendo su granito de arena para que la educación de los niños mejore, sea de una mayor calidad y ad hoc a los tiempos actuales.

 

yomariocaballero@gmail.com

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