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Raúl, ¿por qué deberíamos votar por ti?

Letras Desnudas

Mario Caballero

Raúl, ¿por qué deberíamos votar por ti?

Raúl Bonifaz Moedano es un cínico. Para empezar, su nombre está entre los muchos diputados federales que fueron terriblemente sumisos al poder y no al pueblo. No generó las iniciativas que tuvieran un impacto real en la vida de los ciudadanos que debió representar y tampoco lanzó propuestas para resolver los problemas actuales del país, como el económico y los muchos que existen en el sector salud. Pero incluso así siente que hizo bien su trabajo y que por lo mismo merece la confianza de la gente para repetir en el puesto.

Segundo, se cree dueño de un cargo que no ganó y del que durante todo este tiempo no ha sabido desempeñar con la debida dignidad. Lo obtuvo siendo suplente, es decir, si el titular de la diputación no hubiera sido llamado por el presidente de la República a ocupar otra encomienda, nadie se hubiera enterado siquiera de que él existía y ahora mismo no andaría haciendo alarde de un poder que recibió por mera casualidad, no por méritos.

Tercero, y más significativo todavía, Bonifaz Moedano se está colgando del prestigio de Zoé Robledo Aburto, verdadero titular de la diputación, para gritar por los cuatro vientos que nada ni nadie puede impedir su reelección porque –según él- es amigo del director general del IMSS. No hay nada más patético que obtener privilegios por los méritos de otros.

NO MERECE NUESTRO VOTO

Muchas son las razones por las que Raúl Bonifaz no merece nuestro voto y muchas más por las que MORENA no debería permitir que su nombre aparezca en automático en la boleta.

Comencemos por analizar su trayectoria política. Si buscamos en la página web de la Cámara de Diputados veremos que Bonifaz no presentó su currículum, como muchos de sus compañeros de bancada y demás legisladores sí lo hicieron. ¿Por qué? Tal vez porque le da vergüenza. No tiene en su trayectoria política nada sobresaliente.

Pertenece a la era de los dinosaurios del PRI. Aunque se ha mantenido activo en la política desde principios de la década de los setenta, con grandes periodos de tiempo sin empleo alguno en la administración pública, todos los cargos que ha desempeñado son de muy bajo nivel en toma de decisiones. En otras palabras, ha sido siempre un segundón, como ahora que fue suplente de Robledo Aburto. Un suplente con suerte, claro. Pero nada más.

Fue militante del PRI hasta el 2015, año que pasó a las filas del Partido Encuentro Social. No obstante, aun con las siglas del tricolor a sus espaldas compitió en la elección de 2009 por una diputación federal, que perdió irremediablemente. En 2010, tuvo el valor para participar en otros comicios, pero esta vez como candidato a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez, y el voto no le favoreció.

Con esto se concluye que a pesar de los muchos años que lleva en la política no ha aprendido a hacer una buena campaña, a idear propuestas que capten el interés de los electores, a construir un proyecto político que logre convencer y le produzca empatía con la gente.

Por tanto, ¿por qué cree que esta vez los votos sí le favorecerán? ¿Por el hecho de ser de MORENA? O ¿acaso el poder le ha nublado tanto la razón que por ello no se da cuenta que la elección de este año no será igual que la de 2018?

Además, si por un lado no tiene el peso para medirse con postulantes de otros partidos más experimentados, ni la trayectoria política que incite a los votantes a elegir su proyecto; por el otro, hay un sinfín de aristas en su reciente trabajo legislativo que al evaluarlas se pueden encontrar muchos motivos por los cuales no votar por su reelección.

Por ejemplo, quiere reelegirse en la diputación federal por el Distrito 6, con cabecera en Tuxtla Gutiérrez, y ¿cuándo protestó por los abusos de poder, la corrupción y la violencia política cometida por el presidente municipal de esta ciudad? ¿Cuándo utilizó la tribuna para demandar más ayuda para la capital chiapaneca, municipio de Chiapas donde se han reportado más casos de contagios y fallecimientos por coronavirus? ¿Cuándo dirigió ante la cámara alguna propuesta para ayudar a los comerciantes de su circunscripción electoral que han tenido que cerrar sus negocios y despedir a miles de personas que perdieron el sustento de sus familias? Nunca.

Ser diputado federal contrae una importante carga de responsabilidad. Por si Raúl Bonifaz no lo sabe, como legislador está en sus manos crear un futuro mejor no sólo para las personas que representa sino para todo el país, y es a través de la generación, aprobación o eliminación de leyes. Asimismo, ser el portavoz de miles de hombres y mujeres que claman por justicia, por un empleo, por educación para sus hijos, por una casa digna, por servicios de salud eficientes. Y él, por servilismo y cobardía, soslayó su misión.

Él fue uno de los 305 diputados que aprobaron el Presupuesto 2021. Se entiende que sea de MORENA y que sienta fascinación por el presidente López Obrador, pero su deber es con el pueblo, no con el poder. Así, pues, en lugar de votar por que se destinaran torrentes de dinero al sector salud que ayuden a enfrentar con mayor capacidad y mayor abasto de equipo médico los terribles efectos de la pandemia, votó por darle más dinero a PEMEX y CFE, dependencias que han perdido miles y miles de millones de pesos los últimos dos años.

Dicho de otro modo, el voto de Bonifaz fue a favor de los caprichos presidenciales y no para que usted y yo tengamos un buen servicio de salud en caso de necesitarlo. Quizá usted que me está leyendo haya perdido a algún familiar porque en el hospital público de su municipio no había medicamentos o porque no había el equipo médico para atenderlo, y eso es precisamente lo que no le importó a Raúl Bonifaz.

También fue uno de los 242 diputados que aprobaron la eliminación de 109 fideicomisos, por lo cual quedaron en el abandono sectores como el deporte, la ciencia, la investigación, los derechos humanos, las víctimas de violencia de género, el combate al cambio climático, las artes, la cultura y la protección contra desastres naturales.

Aparte de lo que todo esto significa, por Bonifaz Moedano y todos los legisladores que dieron su aprobación los recursos de estos fideicomisos estarán ahora a disposición de la Tesorería de la Federación para que el Ejecutivo federal los maneje a discrecionalidad y según le dicte su juicio.

Sumando todo, ¿votaría usted por Raúl Bonifaz Moedano que prefirió ponerse de tapete antes que entender nuestros grandes desafíos y ponerse del lado de los millones de chiapanecos que atraviesan por circunstancias desagradables?

Yo no votaría nunca, así fuera la única opción, por alguien como él que viendo la horrorosa pandemia que hasta el día de hoy ha cobrado la vida de más de 136 mil mexicanos; que, viendo el sufrimiento de millones de personas que perdieron su empleo o a un ser querido, lanzó una iniciativa para que el 16 de mayo fuera declarado el Día Nacional de las y los Lacandones. Su respuesta a la crisis sanitaria más grande de los últimos cien años fue decir: ¡dalay!

Por otro lado, bien haría Zoé Robledo en cuidar a quién le da su respaldo. Porque como dijo Jonathan Swift: “La mala compañía es como el perro, que mancha a los que más quiere”. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

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