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Educación: actores intercambiables

Razones

Jorge Fernández Menéndez

Hace seis años el entonces candidato López Obrador tenía como uno de sus principales aliados a la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, y mantenía su distancia con el Sindicato Nacional, tanto con el grupo que lo lideraba de Alfonso Cepada como con la maestra Elba Esther Gordillo, ya en libertad luego de que fuera detenida durante la gestión de Peña Nieto por delitos que nunca se terminaron de comprobar. Hubo un intento de acercamiento de Elba Esther con López Obrador, pero éste nunca lo aceptó.

Lo cierto es que seis años después, López Obrador estuvo ayer celebrando el día del maestro con Cepeda y el comité directivo del sindicato en Palacio Nacional, con el propio Cepeda como candidato de Morena al senado, mientras que en la calle unos dos mil militantes de la Coordinadora llegaban a Palacio Nacional.

El aumento del 10 por ciento le pareció muy bien a los dirigentes del SNTE que apoyaron abiertamente la controvertida contrarreforma educativa que ha impulsado esta administración, mientras que los de la CNTE piden un 50 por ciento y se quedaron de plantón en el Zócalo. Ni al gobierno federal, ni al SNTE ni a la CNTE parece preocuparle demasiado que en este sexenio un millón y medio de niños hayan abandonado la escuela, que retrocedamos notablemente en las pruebas PISA o incluso que cuatro de cada diez maestros se sientan amenazados por sus alumnos o sus padres en el clima de inseguridad que vivimos.

Dicen que son tres lo elementos decisivos para que la gente pueda vivir con tranquilidad y construir un futuro: salud, educación y seguridad. En los tres niveles esta administración está dejando el país en una situación crítica. Más de 185 mil muertos, 50 mil desaparecidos y una inseguridad creciente.

En términos de salud todo es un desastre. Desde la carencia de medicinas hasta la desaparición del Seguro Popular, su reemplazo por el INSABI y luego por el IMSS Bienestar, la catástrofe operativa en la que se convirtió aquel, el desabasto de medicinas, la megafarmacia, la gestión de la pandemia por parte de López Gatell con el saldo de más de 700 mil muertes según el INEGI (el doble de los reportados por la secretaría de salud, más de 800 mil según la comisión independiente).

De la educación se habla menos, pero los programas educativos que se han presentado y que apenas comienzan a ejecutarse rezagarán por años la educación de niños y jóvenes. Reformas como la realizada para la desaparición del Conacyt y el establecimiento de una política científica desligada completamente del sector productivo, del trabajo, es criminal.

Hace ya muchos años, en 2012 publicamos con Bibiana Belsasso un libro que se llamó La élite y la raza (Taurus 2012) y allí adelantábamos lo que sucedería de imponerse estas políticas, ya en debate desde entonces.

En noviembre del 2012, en La élite y la raza escribíamos con Bibiana que una de las dos grandes amenazas para la educación pública (la otra era la creciente privatización de la educación) “es lo que podríamos llamar la ideologización de la pobreza y de la mano con ella, la de la propia educación. La CNTE escenifica perfectamente esa lógica de mantener la educación como rehén de la lucha por el poder”. Es la política que se impuso en este sexenio, pero avalada por el SNTE.

En este discurso político decíamos entonces y ratificamos ahora, “no hay nada que se acerque a la educación. No es el tema ni el objetivo: en todo caso, es la coartada más o menos eficaz para una lucha política que tiene que ver con las opciones más radicales… Los que están privatizando la educación son esos mismos grupos: ¿qué puede ser más privatizador que exigir que las plazas del sector público sean patrimonio de una persona, que la pueda vender o heredar como un bien personal, privado?¿qué privatiza más la enseñanza que la irresponsabilidad de dirigentes magisteriales que se toman más días para marchar, manifestarse, hacer plantones o bloquear calles que para dar clases?¿qué impulsará más a una familia a enviar a sus hijos a una escuela privada que el hecho de que sus hijos encuentren una y otra vez la escuela pública cerrada y a sus maestros en la calle?.

“Estos grupos son los verdaderos impulsores de la privatización de la educación y quienes quieren regresar, a como dé lugar, al viejo sistema político, económico y magisterial. Son los más conservadores, los más reaccionarios, del escenario político nacional”. Es ideología, no educación, son ocurrencias, no pedagogía.

Como escribió Gilberto Guevara Niebla, el ex subsecretario de Educación Pública al inicio de este sexenio, ex líder del 68 y verdadero experto en temas educativos, en su libro La Regresión Educativa (Grijalbo, 2022) “la educación de México experimenta un retroceso. El gobierno federal actual eliminó la reforma educativa de 2013, pero no produjo un nuevo proyecto; en cambio, puso en práctica políticas que dañan la oferta educativa. El presidente volvió la espalda a la educación persiguiendo un objetivo político, en el sentido populista, mezquino, del término.” Y vivimos una enorme paradoja: el gobierno federal terminó aplicando la política educativa de la Coordinadora, apoyado políticamente en un Sindicato que simplemente se ha reacomodado a las posiciones del poder.

Es la ideologización de la pobreza y de la mano con ella, la de la propia educación. Se ha creado un monstruo que, paradójicamente, cuanto más hunde al Estado y a su educación, más poderoso se hace. El único interés es el propio, en el SNTE, la CNTE y el gobierno.

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