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Los grises del caso Assange

Razones

Jorge Fernández Menéndez

La historia de Julián Assange, que tanto entusiasmo genera en el presidente López Obrador (que incluso dio a entender que fueron sus declaraciones las que permitieron su liberación después de 14 años de distintos procesos en su contra), es de profundos grises, de contradicciones y de engaños que se parecen mucho más a juegos de inteligencia y espionaje que a reivindicaciones a la libertad de prensa.

Assange tuvo dos grandes procesos en su contra: unos iniciados en Suecia por abuso sexual, y otros del gobierno de los Estados Unidos por violaciones a la seguridad nacional. Los primeros casos se cerraron sin que Assange nunca se presentara en el país escandinavo. En el segundo llegó esta semana a un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para declararse culpable y poder así salir de la prisión británica en donde esperaba su extradición a la Unión Americana. Tendrá que ratificar su declaración en un tribunal en las islas Marianas, un pequeño enclave estadounidense en el Pacífico y regresará a su natal Australia.

Lo que hizo Assange, a través de Wikileaks, fue tomar la información que le filtró un operador de sistemas del área de inteligencia del ejército estadounidense, Bradley Manning (que posteriormente, decidió cambiar de sexo y tomó el nombre de Chelsea, y hoy está en libertad) y difundirlo, según fuentes estadounidenses, en acuerdo con servicios de países confrontados con EU, una forma de decir Rusia.

El ejército de los Estados Unidos acusó a Manning de haber entregado a Wikileaks cientos de miles de materiales secretos, incluyendo un famoso video en el que se observa cómo, desde un helicóptero estadounidense, se mata a un grupo de supuestos miembros de grupos armados en Irak y entre los que se encontraban dos periodistas de la agencia Reuters, lo mismo que numerosos documentos de las guerras de Afganistán e Irak.

Pero no fue por esos videos o esa información que se procesó a Assange: fue porque entre los cientos de miles de cables que difundió a través de Wikileaks dio a conocer los nombres y las adscripciones de numerosos agentes de Estados Unidos en el mundo, poniendo en gravísimo riesgo su seguridad, divulgó conversaciones y acuerdos secretos (que obviamente dejaron de serlo), además se filtraron cientos de miles de cables del departamento de Estado, de carácter diplomático. Algunos de esos cables, refieren comentarios y opiniones privadas o secretas de diplomáticos estadounidenses al departamento de Estado sobre las elecciones en México de 2006 y los primeros años del gobierno de Felipe Calderón.

López Obrador ha dicho que Assange informó sobre las presiones al Vaticano en esas elecciones para que no se apoyara su candidatura, se trata de un de cable con una opinión de un diplomático sobre el tema. Hay otro, por el cual Calderón, luego se divulgó públicamente, pidió a Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado, la remoción del embajador en México, Carlos Pascual, por acusaciones infundadas contra el ejército mexicano. 

Pero lo importante es que se usaron esos cables, no los relacionados con México (que eran sólo un puñado e intrascendentes para Estados Unidos), sino muchos otros, para realizar parte de la campaña negra contra Hillary Clinton, lo que se refendó con la filtración, también de Wikileaks, en 2016, de correos electrónicos obtenidos de servidores del Partido Demócrata y de la cuenta personal de John Podesta, el jefe de campaña de Hillary, entonces candidata a la presidencia de los demócratas.  

WikiLeaks publicó un total de 44 mil correos electrónicos y 17 mil archivos que fueron el sustento de la campaña de Trump contra Hillary. Por eso entre las acusaciones en contra de Assange está la de haber participado en la campaña de desinformación que llevaron a Trump a la presidencia.

En medio, Assange estuvo años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, de la cual finalmente fue expulsado; estuvo acusado de delitos sexuales en Suecia; estuvo preso en Gran Bretaña y ese país le concedió la extradición a la Unión Americana y desde hace dos años había una negociación para que se declarara culpable de algunos de los 18 cargos de los que era acusado, para tener una condena de entre cuatro y seis años, entre los que se contabilizarían los que pasó detenido en Gran Bretaña, como finalmente ocurrió..

Hay otro tema que mete mucho ruido: su presunta relación con los servicios secretos de Putin. Tanto Assange como Edward Snowden, que reside actualmente en Rusia, donde buscó y recibió refugio, son personajes muy controvertidos, con una actividad que rebasa por mucho la de comunicadores o incluso de hackers. Para Estados Unidos los hackeos que realizaron ambos, la información difundida y el sentido que le dieron, fue una operación de espionaje, con relaciones que terminan exhibiendo lazos con el régimen de Putin.

Fernández Noroña

Detrás de las amargas quejas de Gerardo Fernández Noroña en contra de los coordinadores parlamentarios de Morena en diputados y senadores, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, respectivamente, están las luchas internas de la 4T y la molestia de los sectores duros que no ven con buenos ojos los nombramientos de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, que le recortó a Fernández Noroña que su precandidatura no fue por Morena, donde no milita, sino por el PT, un partido aliado. El jueves vienen nuevos nombramientos del futuro gabinete, ya veremos también las reacciones.

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