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Letras Desnudas

Mario Caballero

 

Un lastre para la 4T

Del mismo modo en que hay imágenes que alegran, como la del nacimiento de un hijo, la del Ángel de la Independencia repleta de gente celebrando el pase de la Selección Mexicana al Mundial o la caída de una dictadura, también hay imágenes que ofenden.

Por ejemplo, la de una anciana de 95 años que suplica por la libertad de su hija, que fue detenida el año pasado por la Fiscalía General de la República por el delito de homicidio, incluso cuando no hay pruebas en su contra.

También ofende la imagen de 31 científicos acudiendo al juzgado por imputaciones absurdas de la FGR en su contra. Ahí están, reunidos, haciéndole frente a la injuria, sacando el pecho, sacando valor de dónde pueden, pero con el miedo de que les ocurra lo mismo que a Rosario Robles, extitular de Sadatu, que cumpliendo la orden judicial de ir a declarar y al mismo tiempo ejerciendo su legítimo derecho a defenderse, sean encarcelados.

Ofende todavía más la foto que la periodista Lourdes Mendoza le tomó a un criminal confeso cenando en uno de los restaurantes más lujosos de la Ciudad de México. Ahí se ve a este delincuente, tranquilo, pasando un momento agradable en compañía de otros personajes distinguidos, degustando una deliciosa comida china, a pesar de tener arresto domiciliario.

Y sí, es un criminal confeso. Él mismo reconoció en su declaración ante la Fiscalía que había recibido sobornos por más de cien millones de pesos de la empresa brasileña Odebrecht. Incluso, dijo que él se había quedado con al menos un millón y medio de dólares del primer pago, que fue durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.

Ahí, tres imágenes que ofenden y en las que el mejor retratado es el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, quien ha abusado de su autoridad para emprender venganzas políticas, para desquitarse inclusive de su propia familia política y que, al final de cuentas, le están pasando una cara factura al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

PARA ENTENDER MEJOR

La señora de 95 años se trata de Laura Morán, quien fuera pareja durante más de 40 años de Federico Gertz Manero, hermano del fiscal. Resulta que éste acusa a su ex cuñada y a dos de sus hijas de haber matado a su hermano por dejar de cuidarle cuando estaba enfermo, provocándole así la muerte.

En el vídeo que Morán grabó para pedirle al fiscal que deje en libertad a su hija, le dice: “La metes a la cárcel, ¿qué tenía que ver ella? Por favor, Alejandro, devuélveme a mi hija. Ya no puedo más y no creo merecerme este castigo después de querer tanto a tu hermano”.

En 2015, Gertz denunció a Alejandra Cuevas junto a su madre y su hermana, Laura Cuevas, suegra del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, por el homicidio de su hermano. Pero, en 2016, la entonces PGR decidió que no había motivos para detener a nadie. No obstante, el ahora fiscal promovió recursos y amparos para impedir que se cerrara la investigación.

Un año después de ser nombrado titular de la FGR, instruyó para que una jueza de la Ciudad de México girara órdenes de aprehensión en contra de las tres mujeres, pero sólo pudo detener a Alejandra Cuevas Morán. La intercesión de Alfredo del Mazo en favor de su suegra fue crucial en el caso.

Sin embargo, este asunto va mucho más allá de la muerte de su hermano Federico. Alejandro Gertz, desde hace años, le está exigiendo a su familia política que le devuelva objetos personales de su hermano y piezas artísticas que tienen un valor aproximado de 20 millones de pesos. Además, reclama un cheque por 3.5 millones. Misma cantidad que Laura Morán le transfirió a su hija en 2015 de dos cuentas mancomunadas que tenía con Federico Gertz.

No es todo. El fiscal le ha venido exigiendo a Morán que renuncie a la pensión que le dejó su hermano, dinero que se le había pagado a la señora por decisión testamentaria del propio Federico Gertz.

En su defensa, Alejandra Cuevas asegura que nunca vivió en casa de su madre y Federico, que nunca le administró ningún medicamento y que no estaba encargada de su estado de salud. Por lo que no existe motivo por el que sea acusada de homicidio doloso por omisión por auxilio.

Palabras más, palabras menos, Alejandro Gertz Manero va por la paga que dejó su hermano, dinero que –según se sabe- está en paraísos fiscales panameños que obtuvo siendo prestanombres del mismísimo fiscal general de la República. Podríamos decir que el dinero es suyo, pero es dinero ilegal.

En cuanto a las acusaciones de delincuencia organizada y lavado de dinero contra los 31 investigadores del Conacyt y ex integrantes del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, todo apunta que es una persecución política de Gertz, quien se está vengando de ellos por haberle negado el acceso al Sistema Nacional de Investigadores en años anteriores, alegando “insuficiente producción” científica por parte del ahora fiscal general.

A pesar de que no pudo apelar la decisión del juez de Control federal, Gregorio Salazar, quien negó la orden de aprehensión contra los científicos, la fiscalía de Gertz ha dicho que seguirá buscando la manera de meterlos a la cárcel.

Aquí una clara venganza y abuso de autoridad de Alejandro Gertz que provocó una condena nacional e internacional contra el presidente López Obrador, al que acusan de abuso de poder.

 

LA TERCERA IMAGEN

Respecto a la tercera imagen es obvio que hablamos de Emilio Lozoya, quien, a pesar de ser símbolo de la corrupción del sexenio de Peña Nieto, está libre gracias al acuerdo que llegó con Gertz Manero y la FGR.

Este hecho no es un abuso de poder propiamente dicho, sino un fracaso garrafal del fiscal Gertz Manero. Si no, ¿cómo entender que Lozoya, quien a través del llamado “criterio de oportunidad” se comprometió a presentar pruebas de más involucrados en los sobornos de Odebrecht, hasta ahora nadie ha pisado la cárcel y él, en lugar de estar en una celda del Reclusorio Norte, paladea un platillo en el restaurant Hunan?

Eso, en buen español, se llama fracaso. ¿O no? Por supuesto, y uno que afecta la imagen del presidente y de su muy mentada lucha contra la corrupción y la impunidad. Pues mientras se grita desde Palacio Nacional que el país ha cambiado, vemos a Lozoya muy tranquilo, diciéndonos desde una mesa del Hunan que en México sigue imperando la impunidad, que aquí no pasa nada y que lo único que ha cambiado de verdad son los manteles de la mesa en la que él cenó.

A la par de esa ofensiva imagen están las del exjefe de Lozoya. Sí, las de Peña Nieto cenando con peluca en un lujoso restaurant de Nueva York, jugando golf en Madrid, paseando y consintiendo a su nueva novia en París.

De ese pelo la impunidad.

 

@_MarioCaballero

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