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Carlos Morales Vázquez, candidato a “El Amate”

•         Karla Burguete Torrestiana deberá pensar si es conveniente seguir a bordo de un barco tan desprestigiado, encallado en una gobernación fallida de la que más temprano de lo que piensan van a tener que dar explicaciones

•         En un video muestran la desgarradora situación en que Carlos Morales dejó a la capital chiapaneca

 

 

Enrique Buenrostro/ Diario de Chiapas

Carlos Morales Vázquez tiene motivos para estar desesperado al ver que la impunidad se le escapa, y que su intención de reelegirse como presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez sólo es un delirio en el que siempre estuvo solo.

Es sabido que su megalomanía aumentó tanto que, pese a su mediocre gobierno en la capital, se convenció de tener apoyo para otra aventura política, como si no arrastrara una cadena de errores, humillaciones y desplantes que él mismo fabricó desde el Ayuntamiento.

Hoy sus alucinaciones están lejos de un puerto seguro. Literalmente lo patearon de Morena y del Partido del Trabajo (PT) porque no están como para arriesgar su capital político en una persona que no escucha, no atiende, ni resuelve y solo sabe hacerse de enemigos.

Aunque todavía puede regresar al gobierno de la ciudad para continuar haciendo el ridículo, estamos ante un orgullo hecho hombre, que es incapaz de entender que las rejas que mandó a construir en el edificio municipal son una premonición de lo que viene, si la Auditoría Superior del Estado hace su trabajo y deja las medias tintas.

Carlos Morales pretende otro cargo público por una razón bochornosa: el tráfico de influencias y acuerdos que realizó para favorecer a la empresa Veolia llenan un expediente que, si la autoridad encargada analiza y da trámite, como lo ha ordenado el Ejecutivo federal, llevarán al ‘coiteco’ en una ruta, en una dirección: El Centro de Readaptación Social número 14 “El Amate”, en Cintalapa, a pocos kilómetros de su lugar de origen.

De hecho, los pobladores de Lázaro Cárdenas, localidad que se encuentra a unos cuántos kilómetros de “El Amate”, externaron que le pedirán al próximo inquilino de “El Amate”, que les lleve unos contenedores que le hayan sobrado para almacenar sus cosechas de maíz.

No solo es que millones de pesos del erario se emplearon para favorecer a Veolia, pese a reiteradas muestras de que la capital, en efecto, requería de un sistema de recolección de basura moderno, pero sin aprovecharse de dinero que hizo falta para la seguridad pública, los servicios básicos y las demandas más apremiantes durante la pandemia del COVID-19.

En cambio, Carlos Morales convirtió a la capital del estado en el peor referente de gobierno para Morena, afectando no solo al presidente, sino también los esfuerzos del gobernador del estado, quienes una y otra vez recordaron que la corrupción no tiene cabida; mientras tanto, en Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales aprovechó para que sus cercanos tuvieran participación en obras, terminó con importantes licitaciones y pretendió callar a sus detractores, aunque tuvieran razón.

Si quería un gobierno de rejas hoy está más cerca de conseguirlo; ¿Hay memoria de otro presidente municipal que cobardemente haya descalificado a los habitantes? Sentó un precedente: se peleó con los comerciantes en los mercados públicos al pretender imponerles cuotas por el uso de los baños, cuando le reclamaron por la inseguridad en las colonias prefirió culpar a los periodistas por hacer evidente el problema.

Luego vinieron los asaltos, asesinatos, robos en las calles… y Carlos Morales prestó atención al negocio de su vida: Veolia y los millones de pesos que han recibido, aunque su servicio sea deficiente.

De momento tiene quien le cuide las espaldas en el Ayuntamiento, aunque su incondicional, Karla Burguete Torrestiana, deberá pensar también si es conveniente seguir a bordo de un barco tan desprestigiado, encallado en una gobernación fallida de la que más temprano de lo que piensan van a tener que dar explicaciones.

URGE QUE LA LXVII LEGISLATURA ASUMA SU PAPEL Y LO LLAME A CUENTAS

Derivado de la estira y afloja que ha generado el edil para que sea considerado el candidato de Morena para aspirar a seguir “gobernando” la capital, es sabido que ha buscado por todos los medios que lo palomeen, y aquí juega un papel importante su hermano Plácido Morales Vázquez por su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y justamente con base en ello, es de suma importancia que, de una vez por todas, los diputados integrantes de la LXVII Legislatura local llamen a cuentas al propio titular de la Auditoría Superior del Estado, José Uriel Estrada, pues ha omitido dar resultados a la denuncia interpuesta por la regidora Adriana Hernández Guillén en la compra de contenedores, donde no se respetaron los lineamientos de lo que marca la ley.

Además, si al alcalde con licencia no lo favorece el voto de Morena para la candidatura, el Congreso del estado está en su máxima oportunidad para exigirle que regrese, pero lo que se ha llevado y robado del Ayuntamiento tuxtleco.

TUXTLA, “ENTERRADO VIVO”

Una serie de cartones, presentados en video por el caricaturista Carlos Orantes, muestran la desgarradora situación en que está Tuxtla Gutiérrez, y cómo el ahora alcalde con licencia, Carlos Morales Vázquez, nos mantiene sumisos ante el embate de la delincuencia, además de que exhibe cómo el oriundo de Ocozocoautla llegó para robar y convenir negocios millonarios –por ejemplo, con Veolia antes Proactiva–.

Los cartones, magistralmente elaborados, “dibujan” el rostro real que viven los tuxtlecos día a día. Exhibe la inseguridad que rebasó a Morales Vázquez, a quien lo denomina Morrales, por aquello de que sólo se está llevando en un morral el dinero del pueblo.

Lo compara –estando él arriba de un barco que llama Tu$tlanic– como un personaje ambicioso y corrupto, y a quien con una frase magistral demuestra la desfachatez con la que se maneja: “Ni Dios puede hundir el barco, mucho menos una críticas y denuncias en redes sociales”. Esto último, en alusión a las descalificaciones groseras que los usuarios le reprueban por su actuar.

En otra parte de su video, el caricaturista califica a Tuxtla como un municipio sangriento, porque con tanta inseguridad “ya hasta no se puede tomar el pozol a gusto”.

Y, además, plasma una frase que registra su misión de alcalde: “La neta, yo no vine a trabajar, vine a saquear a Tuxtla”.

Como colofón, con una imagen que semeja un cementerio, resume el legado de Carlos para Tuxtla: tres lápidas con los epitafios Seguridad, Desarrollo y Ecología.

El video lo puede ver en la siguiente liga del Diario de Chiapas: https://bit.ly/2P6yTHn

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